Hace dos años fallece Eugenio Ionesco, universalmente considerado, con Samuel Beckett y otros, creador del "teatro del absurdo". En lo que a él respecta, prefería, sin embargo, hablar de "teatro de la Ausencia", pues dicha definición especifica el verdadero sentido de su obra: ser testigo de la ausencia de Dios y de su consecuencia en el significado de la realidad y de la palabra. Analizando el último volumen de su diario, "La búsqueda intermitente", el artículo describe el lento y sufrido camino a la fe en Jesucristo del escritor rumano-francés. En realidad, acercarse a Ionesco para reír de sus salidas hilarantes y de su fantasía surrealista significa traicionarlo. Pues él es, sobre todo, un buscador del absoluto y un testigo de aquella Ausencia que paraliza la mente y enfría el alma. 

En las estrechas calles del centro de Roma, caminando por los antiguos barrios populares, en cada calle, en cada plaza, casi en cada rincón encontramos imágenes sagradas a menudo circundadas de baldaquinos y candelas. Los romanos las llaman "madonelle". 

El disparo a repetición del aparato fotográfico y la fabricación, en 1889, por Eastman y Edison, del film, una película fotográfica elástica que se podía enrollar en bobinas, hicieron posible el invento del cinematográfico.

Últimas Publicaciones

El cardenal Giovanni Battista Re, Decano del Colegio Cardenalicio, presidió la misa exequial por el difunto Santo Padre el sábado 26 de abril en la Plaza de San Pedro, destacando su cercanía al pueblo y su legado de misericordia. “Recorrió el camino del servicio hasta el último día de su vida”.
Poder reflexionar sobre las inquietudes que ocupan a la Iglesia y a sus pontífices es una vocación fundacional de la revista Humanitas , la que ha acompañado a lo largo de su historia a tres Papas. Acompañar a Francisco fue una tarea especial debido a la relevancia que fue adquiriendo la fuerza e identidad católica del continente latinoamericano. Compartimos a continuación algunos escritos que profundizaron, a lo largo de estos doce años, en diferentes aspectos de su pontificado.
Durante doce años Francisco fue el pastor de la Iglesia, un Papa argentino que llevó hasta el Vaticano lo mejor de la Iglesia de Latinoamérica: su sencillez, su espiritualidad, su actitud en permanente salida y su opción por estar junto a los últimos. Un Papa con voz firme y fuerte, pero que supo comunicar con ternura y sin enfrentamientos, humilde y franco, lleno de gestos y de sorpresas, que se fue haciendo anciano, pero que condujo la barca de Pedro con la fuerza de quien se deja mover por el Espíritu Santo.
Revistas
Cuadernos
Reseñas
Suscripción
Palabra del Papa
Diario Financiero