- Detalles
- Isabel Cruz Ovalle
Desde sus orígenes, la fiesta ha estado, pues, ligada indisolublemente a la sensibilidad de lo numinoso y, por ende a la religión, de la cual, a su vez, lo numinoso es la experiencia interior primera.
Desde sus orígenes, la fiesta ha estado, pues, ligada indisolublemente a la sensibilidad de lo numinoso y, por ende a la religión, de la cual, a su vez, lo numinoso es la experiencia interior primera.