Como ha sido muchas veces recordado —y se registra así en la segunda portada de cada uno de nuestros ochenta y cinco números publicados— “la revista HUMANITAS nace de la conveniencia de que la Universidad disponga para el servicio de la comunidad universitaria y de la opinión pública en general, de un órgano de pensamiento y de estudio que busque reflejar las preocupaciones y enseñanzas del Magisterio Pontificio (Decreto Rectoría N°147/95, visto 2°)”.
Lo dicho en esas palabras puede haber sonado a los oídos de algunos como una norma axiomática que habría de regir estos 22 años de HUMANITAS. Muy a distancia de esa posible apreciación, hay que decir que dicha conveniencia ha sido, por sobre todo, la felicidad de HUMANITAS.
Una vez más, al encargarnos de presentar este número, nos confirmamos en ese juicio.
En efecto, HUMANITAS 85 viene a coincidir con el décimo aniversario de la Conferencia de Aparecida, temática que centralmente estaría en la conveniencia de las cosas, según el predicamento que inspira a la revista. La Conferencia y el Documento final de Aparecida —y así lo han apreciado voces muy autorizadas— constituyeron como un preanuncio profético del pontificado que la Providencia iba a regalar años después a la Iglesia. De hecho, es manifiesta la relación que se observa entre dicho documento y, por ejemplo, la exhortación apostólica Evangelii gaudium del Papa Francisco, como asimismo entre esta y su discurso en la Conferencia en cuanto presidente del episcopado argentino que aquí se reproduce (cfr. pág. 286).
Como observa el cardenal Francisco Javier Errázuriz en la entrevista que relata la historia de Aparecida, fue decisivo para el desarrollo de esa Conferencia episcopal Latinoamericana y para su conclusión el discurso que pronunció en su apertura el Papa Benedicto XVI (cfr. texto de ese discurso, sección Palabra del Papa, pág 395.)
He aquí cómo esta conveniencia, más que un axioma, ha sido para HUMANITAS un regalo y una felicidad. Sus páginas, en el correr de estas últimas décadas, son como una partitura en que se encuentra la consonancia que han dado a la vida de la Iglesia los sucesivos pontífices, Benedicto XVI y el Papa Francisco, en este preciso caso.
La secuencia de las fechas ha querido que este número coincidiera con el nonagésimo aniversario del Papa Benedicto XVI, a cuya persona revista HUMANITAS tanto debe. En homenaje a él, se publica en estas páginas el relato que hace quien fuera su secretario de prensa, el Padre Federico Lombardi S.J., que lo acompañó desde el año 2006 y que aquí resume los grandes hitos de su brillante y ejemplar pontificado. Corona esa relación, el texto del propio Papa Francisco que prologa la biografía de Benedicto XVI por Elio Guerriero, Servidor de Dios y de la humanidad: “Su fe y su cultura constituyeron un aporte fundamental al Magisterio de la Iglesia, capaz de responder a las expectativas de nuestro tiempo, sobre todo en el curso de las últimas tres décadas”, señala el actual pontífice sobre su antecesor.
La próxima visita del Papa a Chile
Apoyada en esos dos grandes temas —enriquecidos asimismo de otras colaboraciones que subrayan en estas páginas la via pulchritudinis (vía de la belleza)—, HUMANITAS agradece a su gran amigo, miembro del Consejo de la revista desde su fundación y secretario de la Pontificia Comisión para América Latina, Dr. Guzmán Carriquiry, su valiosa reflexión sobre la persona y el magisterio del Papa Francisco, que como feliz complemento de lo anterior, sitúa a editores y lectores de esta publicación en la expectativa del gran evento que significará para el país la visita del Pontífice en enero de 2018.
En el cuarto trimestre del presente año, HUMANITAS consagrará íntegramente su edición (octubre-diciembre 2017) al significado que reviste ese momento a la luz de quién es y cuál es la obra del Papa Francisco.
“Si alargamos la mirada para abarcar estos 50 años después del Concilio Vaticano II e incluso mucho antes de este gran evento eclesial —subraya el Dr. Guzmán Carriquiry—,no podemos menos que maravillarnos por la sucesión de pontífices de tan diversas biografías, cada uno de ellos al parecer diseñado y definido como la persona adecuada para responder a las exigencias y necesidades de la misión de la Iglesia en las variadas coyunturas históricas”.
En el caso presente, se pregunta el mismo autor, si la Iglesia y las naciones de América Latina están a la altura, en su comprensión del momento, de lo que implica en la historia el primer Papa del continente americano, territorio en el cual habita el 60 por ciento de los católicos del mundo.
Y acercándose al significado de ese momento, adentrándose en las vacilaciones de muchos que parecen perder sus seguridades, el Dr. Carriquiry explica con claridad y fuerza por qué muchas veces parece que al paso del Papa Francisco tiemblan los “andamios”. Es que Francisco quiere, especialmente con referencia a los cristianos, “desestabilizar nuestras tendencias a profesar un catolicismo formal” —no una verdadera tradición, sino un “fardo tradicional”— apegado primordialmente a algunos ritos y preceptos, que en el fondo, como ideología, suplantan a la fe.
Mucho más que el sesgo político que algunos anhelan u otros temen con ocasión de la visita del Papa Francisco, este viaje, como los otros que este pontífice ha venido realizando a su continente de origen, son una gran oportunidad para que la cristiandad americana palpe, con atención y en vivo, hasta qué punto representa él la lógica vía de la liberación en Cristo a que llamó el Concilio, senda dura, tortuosa y difícil, mas providencial. La del encuentro con las periferias, porque salida del mundo y purificación de las diversas formas de gnosis que han atrapado tantas veces al mundo católico en la modernidad (cfr. “La herejía intraeclesial”, pág. 303).
JAIME ANTÚNEZ ALDUNATE
Director de Humanitas