El deseo de reavivar el impulso de Aparecida ha unido a la Iglesia Latinoamericana en una inédita Asamblea Eclesial, vivida desde el 21 de noviembre en Ciudad de México y que lleva el lema “Todos somos discípulos misioneros en salida”. Esta fue una verdadera experiencia de sinodalidad, de escucha y de discernimiento que impulsa a la Iglesia de la región a abrir nuevos caminos misioneros. 

 Pre-asamblea: itinerario vivido y proceso de escucha

La Asamblea se inauguró el 24 de enero de 2021 y entre los meses de abril y agosto la Iglesia se insertó en un intenso proceso de escucha gracias a múltiples instancias eclesiales. “Hablar sin miedo” fue la invitación del Papa Francisco para este proceso, hablar con la verdad y sin exclusiones.

En este proceso se recibió la participación directa de cerca de 70.000 personas de toda nuestra región: 47.000 en espacios comunitarios diversos; 8.500 como aportes personales; y 14.000 participando en espacios de reflexión a modo de foros en toda América Latina, en los temas más amplios y diversos. Chile tuvo una importante participación en comparación con otros países, solo superado por Brasil, Perú y Argentina. En términos numéricos participaron cerca de 6.200 chilenos. Estos aportes fueron sistematizados en una “Síntesis Narrativa”, reflejo explícito del sentir en la fe del Pueblo de Dios. Luego esta síntesis sirvió de base para el “Documento para el discernimiento comunitario”, donde se explica el horizonte y propósito de la Asamblea Eclesial, su inserción en el espíritu de Aparecida y se desarrollan los signos de los tiempos y los signos eclesiales que más nos interpelan.

Entre los signos de los tiempos que más nos interpelan se destaca la pandemia, el cuidado de la Casa Común, la violencia, la democracia y promoción de los Derechos Humanos y la educación. Por su parte, los signos eclesiales que más se destacan es la sinodalidad y misión evangelizadora de la Iglesia, de todos y para todos, considerando la diversidad socio-cultural de la sociedad, a los pueblos originarios y afrodescendientes, a las personas con identidades y orientaciones sexuales diversas y a personas con habilidades diferentes, siempre a la luz de la Palabra de Dios y del Magisterio; el reto pastoral de anunciar el Evangelio a las familias hoy, las voces y caminos de la juventud, la pastoral urbana, el lugar de la mujer en la Iglesia y la sociedad, el clericalismo como principal obstáculo para una Iglesia sinodal, los casos de abusos en la Iglesia y el auge del movimiento evangélico-pentecostal.

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Estas son algunas de las voces escuchadas en el proceso:

Pandemia:

“La pandemia suscitó una conversión en nuestra forma de vivir y de pensar, revivió la Iglesia doméstica, mostrándonos la importancia de los lazos familiares”.

“Esta pandemia nos irrumpe y nos ha quitado todas nuestras seguridades, ha hecho tambalear nuestras estructuras, pero se ha convertido en una posibilidad del modo de vivir”. 

Cuidado de la Casa Común:

“La crisis ambiental es global, pero comienza en lo particular, en lo local y comunitario. Y se siente sobre todo en sitios vulnerables”.

“Una ecología integral, mediante el discernimiento, la contemplación y la conversión comunitaria, nos lleva a transmitir la mística del encuentro con Jesús que nos invita a las periferias geográficas y existenciales y a relacionarnos con todo lo creado del modo en que Dios mismo se relaciona”. 

Violencia:

“Nos duele la violencia contra las mujeres, la violencia doméstica, económica, los femicidios, los abusos, la falta de seguridad, la violencia en todas sus manifestaciones”.

Iglesia:

“Nos duele el silencio de algunos obispos y miembros de la Iglesia frente a la violencia, el atropello de derechos, la desigualdad y a los abusos”. 

“Necesitamos que, tomando partido por los pobres, la Iglesia acompañe y se nutra de sus sabidurías cotidianas”.

Educación:

“Somos concientes que la educación es posibilidad de transformación de la sociedad, por eso debemos formar líderes que se comprometan con la mejora del mundo, concientes de su compromiso con el cuidado de las personas, la tierra y las culturas”.

Migración:

“Como Iglesia estamos llamados a reconocer la realidad de la migración, a servirla haciéndonos prójimos de los migrantes, permitiendo que se sientan queridos, acogidos y aceptados”.

Pueblos originarios:

“Debemos trabajar en la evangelización de los pueblos originarios, considerando sus culturas, su lengua, su dignidad”.

“Que sus territorios no sean invadidos, que no les roben sus tierras, que se respeten sus derechos, que tengan autonomía y se respete su identidad cultural”. 

Personas afrodescendientes:

“La pastoral afro es una pastoral misionera, se desarrolla con comunidades vulnerables donde hay abandono, discriminación y otras cargas negativas, pero también se ha convertido en un rostro visible de los empobrecidos”.

“Una legión de mujeres negras consagradas y laicas ha permitido la creación de espacios de reflexión teológica dentro de la Iglesia.

Desarrollo de la Asamblea

La Asamblea tuvo lugar, en su fase presencial, entre los días 21 y 28 de noviembre en el santuario de Nuestra Señora de Guadalupe en México, y simultáneamente en varios otros lugares de toda la región.

Cada día llevó un lema especial y se desarrollaron una serie de actividades, exposiciones y foros acompañados de momento de oración y celebración eucarística. Un elemento decisivo en el desarrollo de la Asamblea fueron los pequeños grupos de discernimiento comunitario, donde todos los días en dos largos bloques, se encontraron virtualmente los miembros de la Asamblea, tanto los que estuvieron presencialmente en la sede de la Conferencia Episcopal Mexicana como quienes se conectaron desde diversos rincones del continente. Fueron espacios para compartir experiencias eclesiales que enriquecieron el trabajo de la Asamblea y a la Iglesia del continente. En paralelo, desde la secretaría general se realizó un trabajo de síntesis, lo que permitió llegar a conclusiones comunes al final de la Asamblea. 

También cada día se realizó una rueda de prensa, con la presencia de un Obispo, un sacerdote, una religiosa y una laica. Otro momento importante fueron los bloques de testimonios, donde se dio a conocer la realidad de la Iglesia Latinoamericana, tocando el corazón de sus sufrimientos y esperanzas y dando así sentido a la sinodalidad. Finalmente los paneles diarios fueron instancias para profundizar los temas del día con la ayuda de pastores y expertos.

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Día 1

“Mi madre y mis hermanos son aquellos que oyen la Palabra de Dios y la cumplen” (Lc 8,21)

Después de la inauguración oficial de la Primera Asamblea Eclesial de América Latina y El Caribe que se dio en la Basílica de Nuestra Señora de Guadalupe, en México, el lunes 22 de noviembre, se dio inicio a las reflexiones, trabajos en grupos, momentos de oración y testimonios de los participantes en este evento eclesial. Los saludos del Presidente del CELAM, el Presidente de la Comisión para América Latina y el Presidente del Episcopado Mexicano dieron la bienvenida a los participantes.

1ra Reflexión: “La centralidad de Jesucristo y su Palabra en nuestra acción pastoral”, P. Fidel Oñoro, CJM

La primera reflexión fue conducida por el Padre Fidel Oñoro. En sus palabras afirmó que la Asamblea Eclesial se comprende en el horizonte de un proyecto que nos antecede: la voluntad divina, primera realidad. El biblista colombiano se refirió a la pastoral como el “ejercicio del pastoreo de Dios”, del cual Dios fue el primer sujeto, es hacer el camino, la travesía histórica, que es siempre salida, como la primera gran travesía: la del éxodo. A su vez envió un mensaje de esperanza señalando que los tiempos de crisis son tiempos de belleza y de creatividad, siempre es posible algo nuevo en cada momento.

Primer Panel: El camino de la Asamblea Eclesial

El día lunes el panel reflexionó sobre el camino de la Asamblea Eclesial. En él el Cardenal Oscar Andrés Rodríguez Maradiaga puso de manifiesto las raíces de la Asamblea, llamando a los asambleístas a que procuren escuchar los clamores de los hermanos más pobres y olvidados, a que hagan una pedagogía sobre la sinodalidad, desconocida y temida por quienes prefieren hacerse a un lado. Por su parte, la Hermana Birgit Weiler destacó que, “en todo el proceso se notó la gran importancia que tiene la actitud y práctica de la escucha como elemento central en un discernimiento comunitario y la vivencia de la sinodalidad”. La religiosa hizo hincapié en la necesidad de “reconocer a las mujeres como protagonistas en nuestras sociedades y sobre todo en nuestra Iglesia”, algo presente en el proceso de escucha. También la necesidad de superar el clericalismo, la auto referencialidad. Finalmente, Mauricio López destacó la riqueza del proceso de escucha, que llegó a los lugares más remotos.

Día 2

“El tiempo se ha cumplido y el Reino de Dios está cerca: conviértanse y crean en la Buena Nueva” (Mc 1,15)

2da Reflexión: “La conversión pastoral integral y los cuatro sueños proféticos”, P. Agenor Brighenti

La reflexión del segundo día estuvo a cargo del padre Agenor Brighenti, miembro del equipo teológico del CELAM. En ella se refirió a la conversión pastoral, propuesta por Santo Domingo, rescatada por Aparecida y asumida por Evangelii gaudium. La conversión pastoral aparece como ideario de renovación de la Iglesia y camino para reavivar los cuatro sueños del Papa Francisco en Querida Amazonía: el sueño social, cultural, económico y eclesial. “Como se puede percibir, la conversión pastoral y los cuatro sueños proféticos del Papa Francisco son para esta Asamblea un gran reto, que desafía nuestra generosidad a un desborde en el Espíritu del Resucitado”, señaló.

De acuerdo con el documento para el discernimiento comunitario, “la Asamblea Eclesial quiere impulsar con fuerza esta conversión pastoral desde la vida discipular y misionera, movilizando a la Iglesia en América Latina y el Caribe hacia un renovado protagonismo de los bautizados —los discípulos misioneros— en la nueva evangelización, en especial de las mujeres; y movilizando a la estructura eclesial para que se convierta en un cauce adecuado para la evangelización del mundo actual más que para su auto preservación”.

Segundo Panel: Raíces culturales de América Latina y el Caribe

El panel del segundo día estuvo dedicado a las raíces culturales de América Latina y el Caribe, donde participaron tres voces de esta Iglesia Latinoamericana y culturalemente diversa. La primera panelista fue la hermana María Suyapa, religiosa hondureña y activa en la pastoral afrocaribeña. La hermana rescató la riqueza del mundo afrocaribeño para la Iglesia y la humanidad, la que aún no es reconocida. “Necesitamos diálogo, trabajo conjunto sin manipulación y respetando el derecho a la diferencia”, afirmó.

Continuó el padre Venanzio Mwangi, sacerdote de origen keniano, misionero de la Consolata, que realiza su trabajo con la pastoral afro en Colombia. El padre Mwangi situó el trabajo con la pastoral afro en el horizonte de la evangelización de las culturas propuesto por Juan Pablo II, donde el mensaje de Cristo penetra en las conciencias de las personas y se manifiesta en un ethos específico. “Como un árbol, nuestra belleza no está en el tronco sino en las raíces”, afirmó. Celebra la nueva apertura, signo de un nuevo Pentecostés, donde se comienza a profundizar en nuestras raíces como un verdadero kairos.

 

Finalmente, la hermana franciscana Laura Vicuña, a través de un video mensaje, se refirió a su trabajo en la Amazonía, entre pueblos en situación de abandono. Rescató el cuidado de la naturaleza como un regalo que entregan los pueblos originarios a la Iglesia y al mundo.

Día 3

“Vayan, pues, y hagan discípulos a todas las gentes” (Mt 28,19)

3ra Reflexión: “La Iglesia en salida misionera”, P. Carlos Galli

La reflexión del tercer día estuvo a cargo del padre Carlos Galli, sacerdote argentino y coordinador del equipo teológico del CELAM. En él se refirió a la Iglesia en salida misionera por el desborde del espíritu. Su reflexió se desarrolló en cinco puntos: El envío misionero del resucitado en San Mateo, su actualización en una Iglesia en reforma permanente, la forma en que lo vivimos aprendiendo de la pastoralidad con el Papa Francisco, lo que significa para el hoy de la Iglesia de Latinoamérica y el Caribe y grandes líneas del desborde creativo del Espíritu Santo. En su mensaje señala que “la forma más plena de ser cristiano es la fraternidad universal”.

Día 4

“Para que todos sean uno, como tú, Padre, en mí y yo en ti” (Jn 17,21)

Tercer Panel: “De la Asamblea Eclesial de América Latina y el Caribe hacia el Sínodo de la sinodalidad”

El panel del cuarto día fue realizado por cuatro grandes rostros de la Iglesia: el cardenal Mario Grech, secretario del Sínodo de los Obispos; el cardenal Marc Ouellet, Prefecto de la Congregación para los Obispos y presidente de la Pontificia Comisión para América Latina; la hermana Liliana Franco, presidenta de la Confederación Latinoamericana de Religiosos y Religiosas (CLAR), y Mauricio López, director del Centro de programas y redes de acción pastoral del CELAM (CEPRAP).

El cardenal Grech reflexionó sobre “la estrecha relación entre sinodalidad y misión”, presente en la Evangelii gaudium, “un documento sobre la dimensión misionera de la Iglesia”. En su reflexión invita a pensar en el escenario de la misión de una Iglesia sinodal. Para el cardenal Grech, “un proyecto misionero solo puede surgir del proceso sinodal de escucha-discernimiento, que es, además, un ejercicio de discipulado”. También destacó el aporte de la Iglesia de América Latina y el Caribe en el método de escucha, esperando “una contribución que abra perspectivas sobre el modo de hacer operativas las instancias intermedias de la sinodalidad”.

En su discurso el cardenal Marc Ouellet profundizó sobre el sentido del sueño propuesto por el Papa Francisco, de una Iglesia sinodal, que está delineado por tres dimensiones o claves fundamentales: la participación, la comunión y la misión. Para Ouellet el punto central está en escuchar lo que el Espíritu Santo está diciendo a todos y cada uno con atención, “sin precipitación, sin ideas preconcebidas o prejuicios, sin inducir en el momento de la consulta lo que quisiéramos promover como modelo de Iglesia”.

En nombre de la Vida Religiosa del Continente, la Hna. Liliana Franco, comenzó afirmando que estamos “ante un proceso, un itinerario de encuentro y conversión”, en el que es necesario “ubicarnos en el lugar de la humildad, reconocer nuestro pecado”, y cambiar los modos de relación. Estamos ante “una nueva mirada contemplativa, más teologal y encarnada”, que debe llevarnos a “afinar la mirada para contemplar la realidad y agudizar el oído para escuchar al Espíritu que no cesa de gemir”. Desde ahí se va tejiendo la comunión, desde el claro-oscuro de lo humano, entre fragilidad y gracia.

Finalmente, teniendo como base las intervenciones anteriores y todo el proceso vivido en la Asamblea Eclesial de América Latina y el Caribe a lo largo de los últimos meses, Mauricio López comenzó afirmando que “la sinodalidad es inherente al ser de la Iglesia”, citando uno de los documentos fundamentales para entender lo que es una Iglesia sinodal, la Episcopalis communio, que tanto insiste en escuchar a Dios para escuchar al pueblo y escuchar al Pueblo para entender aquello a lo que Dios nos llama.

Día 5

“Uno solo es su Maestro, y ustedes son todos hermanos” (Mt 23,8)

4ta Reflexión: “Sinodalidad del Pueblo de Dios: testimonios”, Rafael Luciani y Hna. Dolores Palencia

La reflexión del viernes estuvo a cargo de Rafael Luciani, del equipo teológico del CELAM junto con la hermana Dolores Palencia, del Consejo CEPRAP. 

La sinodalidad no es algo nuevo, señaló Luciani, ya Pablo VI pedía en una de las sesiones del Concilio “una más completa definición de la Iglesia”. Para una Iglesia sinodal se deben “superar relaciones desiguales, de superioridad y subordinación propias del clericalismo, y apostar por la recíproca necesidad y trabajo en conjunto”. Por ello, afirmó, este ejercicio debiese traducirse efectivamente en cambios concretos que ayuden a superar el actual modelo institucional clerical. Luciani hizo un llamado, teniendo como base la Episcopialis communio, a que “esta Asamblea Eclesial dé paso a una auténtica sinodalización de toda la Iglesia del Continente y América Latina continúe siendo una Iglesia fuente para la Iglesia universal”. Para ello abogaba por “la creación de mediaciones y procedimientos para el involucramiento de todos los fieles y el establecimiento de las modalidades de participación permanentes, que consideren al laicado como sujeto pleno en la Iglesia”.

Por su parte la hermana se refirió a la realidad de la Iglesia en Latinoamérica que tiene “signos emergentes de un nuevo modelo eclesial en clave sinodal”, destacando la reestructuración del CELAM, la creación de la CEAMA, la celebración de Sínodos diocesanos y Concilios Plenarios, y también esta nueva Asamblea Eclesial. El camino de la sinodalidad nos compromete a revisar “cómo escucho y a quiénes escucho”. En su intervención hizo un llamado a “recrear las redes de comunicación y participación para que este reto de un laicado reconocido plenamente llegue realmente a todos”. 

Día 6

“Yo te bendigo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has ocultado estas cosas a sabios e inteligentes y se las has revelado a pequeños” (Mt 11,25)

Los grupos de discernimiento terminaron sus trabajos este sábado, de los que surgieron doce desafíos pastorales en el marco de la primera Asamblea Eclesial de América Latina y el Caribe.

Mensaje final: Mons. Miguel Cabrejos, OFM

En el mensaje final, leído por Mons. Miguel Cabrejos, se expresa la alegría con la que se ha vivido esta Asamblea como una verdadera experiencia de sinodalidad, en la escucha mutua y en el discernimiento comunitario de lo que el Espíritu quiere decir a su Iglesia. Todos han caminado juntos reconociendo la poliédrica diversidad, “pero sobre todo aquello que nos une, y en el diálogo nuestro corazón de discípulos se ha vuelto hacia las realidades que vive el continente, en sus dolores y esperanzas”.

Luego, el presidente del CELAM dirigió un mensaje de saludo y cierre, donde agradeció a asambleístas virtuales y presenciales, al Episcopado Mexicano y a las diversas comisiones que trabajaron por hacer posible esta Asamblea.

Los 12 desafíos pastorales

Los trabajos realizados por los grupos de discernimiento terminaron con un documento que desglosa doce desafíos pastorales surgidos en el marco de la primera Asamblea Eclesial de América Latina y el Caribe. Se anunció que, a partir de febrero de 2022 se realizarán Asambleas Eclesiales por países –conectadas con el proceso sinodal que ha iniciado en octubre de este año– y además el Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM) celebrará en mayo una Asamblea extraordinaria de obispos para incorporar a su renovación estos desafíos.

Desafíos pastorales:

  1. Reconocer y valorar el protagonismo de los jóvenes en la comunidad eclesial y en la sociedad como agentes de transformación.
  2. Acompañar a las víctimas de las injusticias sociales y eclesiales con procesos de reconocimiento y reparación.
  3. Impulsar la participación activa de las mujeres en los ministerios, las instancias de gobierno, de discernimiento y decisión eclesial.
  4. Promover y defender la dignidad de la vida y de la persona humana desde su concepción hasta la muerte natural.
  5. Incrementar la formación en la sinodalidad para erradicar el clericalismo.
  6. Promover la participación de los laicos en espacios de transformación cultural, político, social y eclesial.
  7. Escuchar el clamor de los pobres, excluidos y descartados.
  8. Reformar los itinerarios formativos de los seminarios incluyendo temáticas como ecología integral, pueblos originarios, inculturación e interculturalidad y pensamiento social de la Iglesia.
  9. Renovar, a la luz de la Palabra de Dios y el Vaticano II, nuestro concepto y experiencia de Iglesia Pueblo de Dios, en comunión con la riqueza de su ministerialidad, que evite el clericalismo y favorezca la conversión pastoral.
  10. Reafirmar y dar prioridad a una ecología integral en nuestras comunidades, a partir de los cuatro sueños de Querida Amazonia.
  11. Propiciar el encuentro personal con Jesucristo encarnado en la realidad del continente.
  12. Acompañar a los pueblos originarios y afrodescendientes en la defensa de la vida, la tierra y las culturas.

 

 

 

 

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