Luca Valera, Juan Carlos Castilla (eds.)
Springer
2020
194 págs.
Los recientes desarrollos tecnológicos han cambiado vastamente el paisaje del hombre contemporáneo [1]. El avance inusitado de la tecnociencia se ha adelantado con creces a la reflexión sobre las consecuencias que tiene sobre nuestra vida. La humanidad se ha convertido en un factor sin precedentes en la biósfera, inaugurando el Antropoceno [2]. Este nuevo poder, además, revela la posibilidad de la destrucción del mundo, haciéndonos conscientes de la vulnerabilidad de la naturaleza [3]. También pone en juego la posibilidad de nosotros mismos de habitar el planeta [4], mostrando la vulnerabilidad de la civilización.
Esta situación indudablemente plantea la necesidad de ponernos al día en la reflexión sobre estos cambios, desde una mirada interdisciplinaria. Necesitamos, por un lado, ser provistos de los datos objetivos de las ciencias empíricas y, por otro, completar su sentido desde la perspectiva que ofrecen las humanidades: la sociología, la política, la antropología, la filosofía y la teología.
Las ciencias nos proveen un escenario objetivo a analizar y las humanidades replantean nuestra relación con esa constelación de factores: el ambiente.
La pregunta por qué es nuestro ambiente podría responderse diciendo: la naturaleza, la cual solía mostrarse como un vasto paisaje de recursos inagotables a nuestra disposición [5]. Sin embargo, de la crisis ecológica sabemos que la naturaleza sí se afecta por nuestras acciones y que no es el único eslabón de lo que nos rodea.
El segundo eslabón es aquello que nosotros mismos producimos: la cultura. Los edificios, construcciones, instituciones, organizaciones [6]. La cultura es antropogénica, pro-viene y depende de lo humano y su actividad.
El último eslabón es la tecnología que, a pesar de ser antropogénica, escapa al control del hombre. Sus aparatos, una vez creados, adquieren cierta independencia en su funcionamiento. Por ello la conocidísima distopia de ya no poder controlar la tecnología: una tiranía de las máquinas.
El libro Global Changes se propone, precisamente, avanzar en la tarea descrita, usando como hilo conductor la distinción naturaleza-cultura-ambiente. Estas distinciones cruzan el libro y ponen en evidencia que las categorías que usábamos para comprender el ambiente están caducas: este es más que el conjunto de objetos físicos que nos rodean, es un contexto socio-ecológico [7].
El libro revela lúcidamente que, a nivel teórico, necesitamos una nueva ontología, ética y antropología para comprender las ramificaciones de sentido que trae esta nueva era [8]. A nivel práctico necesitamos nuevas políticas, marcos legales y educación que hagan factible y lleven a lo concreto estas reflexiones. Esta tarea es elaborada a nivel interdisciplinario, con autores destacados de distintas disciplinas científicas y de las humanidades. Cada capítulo muestra un enfoque único y aborda problemas específicos de la cuestión, entre los que se encuentran problemas éticos, sociológicos, políticos, judiciales, teológicos, e incluso asuntos de ingeniería. Ahí donde la posibilidad de seguir habitando el mundo se encuentra en juego, este libro se muestra como una contribución fundamental en la tarea de hacer frente a los cambios globales.