Nadie imaginó ese 24 de febrero de 2022 que tres años después la guerra seguiría y la crisis se extendería por tanto tiempo. Han sido 1.095 días de incertidumbre y 1.095 noches de terror en que no se sabe si amanecerás vivo o algún familiar te llamará para darte una mala noticia.

Aun así, el país sigue en pie y todos trabajan para tratar de sacar sus vidas adelante.

Foto de portada: “En zonas como Járkov, Zaporiyia, Odessa, la gente carece de lo más esencial: pan, agua, calefacción, electricidad”, dice Viswaldas Kulbokas. Actualmente, las principales áreas de ayuda que imparte ACN incluyen el sostenimiento de sacerdotes y religiosas, la curación de traumas y la financiación de medios de transporte.

Estos últimos días han sido especialmente difíciles, al parecer la cercanía del tercer aniversario de la invasión ha intensificado los ataques. Ahora que el invierno y la nieve lo invaden todo, a principios de mes Rusia lanzó bombas contra objetivos energéticos que han obligado a cortes de electricidad de emergencia para reducir las consecuencias de posibles impactos en el sistema de generación y transmisión. Mientras los drones y misiles balísticos no dejan que nadie descanse en Ucrania. Las sirenas de alarma suenan día y noche de forma intermitente.

Las conversaciones por un alto al fuego duradero no cejan, pero los esfuerzos hasta el momento no logran dar fruto. El presidente de la Rada Suprema ucraniana (Parlamento), Ruslán Stefanchuk, pidió en el Parlamento Europeo más apoyo: “El mal continuará avanzando si no hacemos nada en contra”, afirmó el jefe de la Rada ante unos eurodiputados a los que también advirtió de que “la única posibilidad de atajar la sed de Rusia es lograr una paz justa y duradera” y “oponer una fuerza tal que permita luchar sobre el territorio ucraniano, pero también con sanciones”.

Rondas de conversaciones con los países europeos e incluso con el vicepresidente estadounidense, JD Vance, no han logrado lo que todos los ucranianos desean: la paz.

Por el contrario, autoridades rusas enfatizan que la paz se va a lograr cuando se cumpla el objetivo que los llevó a iniciar este conflicto: facilitar el deseo de una gran parte de Ucrania que “quiere ser rusa”. Mientras, Ucrania hace lo posible por infligir daño a Rusia. Al igual que su oponente, el interés por las fuentes de energía es el principal objetivo. Hace unos días Ucrania reivindicó un nuevo ataque a una refinería rusa, situada en la región de Sarátov. “Éste no es el primer ataque. La refinería de Sarátov es una de las instalaciones clave de la infraestructura de combustible rusa. Su capacidad de procesamiento alcanza los siete millones de toneladas al año”, escribió en su canal de Telegram el jefe del Centro contra la Desinformación del Consejo para la Seguridad Nacional ucraniano, Andrí Kovalenko.

Así las cosas, es difícil llegar a un verdadero acuerdo entre las partes. Y el número de víctimas no deja de aumentar. Oficialmente se reconocen 400.000 muertos y heridos ucranianos, pero es sólo la cifra oficial. Por su parte el Ministerio de Defensa ucraniano calcula que 867.180 combatientes rusos han muerto o resultado heridos en Ucrania desde el comienzo de la invasión el 24 de febrero de 2022, ellos aseguran que son 500 mil.

“La vida es ardua y oscura en tiempos como estos: no hay a dónde mirar, toda la vida parece congelarse. Y solo (…) el calor de los abrazos de apoyo y ayuda o la luz de una mirada llena de esperanza nos permiten creer que la vida aún tiene sentido” Mons. Ryabukha.

Ucrania oracion comunitaria bajo la lluvia
Oración comunitaria bajo la lluvia.

La Iglesia en Ucrania: “Gracias por ayudarnos a salvar vidas”

Quien no ceja en su preocupación es el Papa Francisco. Semana a semana nos pide rezar por la “martirizada Ucrania” y por el fin del conflicto, no sólo en Ucrania sino en tantos países que hoy viven crisis que los desangran.

Ahora mismo durante su recuperación de la neumonía que lo obligó a hospitalizarse repitió su ruego: “Sigamos rezando por la paz en la atormentada Ucrania, en Palestina, en Israel y en todo Oriente Medio, en Myanmar, en Kivu y en Sudán”.

El Papa recordó el “aniversario doloroso y vergonzoso para la humanidad” que se cumple en estos días en relación con la invasión de Rusia a Ucrania, en un texto que entregó desde su internación. Así lo informó la Oficina de Prensa del Vaticano, cuando aludió al texto con motivo del tercer año del inicio del conflicto. Francisco renovó su “cercanía con el martirizado pueblo ucraniano” e invocó oraciones por otros países en guerra.

Un ruego que tiene muchas voces en Ucrania. Mons. Maksym Ryabukha, obispo del Exarcado de Donetsk, pero residente en Zaporiyia debido a la ocupación de Donetsk, describe los extraordinarios retos que plantea una guerra, que dura ya muchos años en su diócesis. Desde 2014, esa zona se ha visto afectada por continuos combates, lo que hace que la vida de las personas y la pastoral de la Iglesia se desarrollen en condiciones especialmente difíciles. Afirma el salesiano que

La guerra ocasiona un gran dolor, una sensación de impotencia, duelos por la pérdida de seres queridos... La vida es ardua y oscura en tiempos como estos: no hay a dónde mirar, toda la vida parece congelarse. Y solo la atención de los amigos, el calor de los abrazos de apoyo y ayuda o la luz de una mirada llena de esperanza nos permiten creer que la vida aún tiene sentido, que detrás de la desesperanza se vislumbra un camino y que, en la desesperanza, el amor inspira los corazones.

En Navidad los líderes eclesiásticos ucranianos hicieron llegar a ACN mensajes agradeciendo su apoyo material y espiritual en el fortalecimiento de la fe durante estos tres años de guerra. “Gracias por todo lo que hacen. ¡Gracias!”, señaló el nuncio apostólico en Ucrania, Visvaldas Kulbokas. Y es que a medida que la guerra en Ucrania avanza, la Iglesia se enfrenta a desafíos cada vez más complejos.

No obstante, también señalan las nuevas realidades que están surgiendo con el paso del tiempo: el aumento del sufrimiento psicológico causado por la guerra prolongada y la escasez de recursos esenciales en muchas regiones, que siguen poniendo en jaque a las comunidades más afectadas. Su beatitud Sviatoslav Shvchuk, líder de la Iglesia greco-católica ucraniana (UGCC) y arzobispo mayor de Kiev-Halych, también expresó la gratitud de la Iglesia y de todo el pueblo de Ucrania, señalando que la cooperación de ACN ha sido fundamental: “Gracias por ayudarnos a salvar vidas humanas en Ucrania”, ha destacado.

Por su parte, el arzobispo de los católicos latinos en Ucrania, Mons. Mieczysław Mokrzycki, también agradeció a los benefactores de ACN por su ayuda humanitaria durante la guerra y pide que “continúen rezando y ayudando a nuestros sacerdotes y religiosos, que trabajan con la gente en este difícil periodo”, dijo Mons. Mokrzycki y añade: “también les pedimos que recen para que pronto termine esta guerra”.

Ucrania sacerdote visita soldado en recuperacion de sus heridas
Sacerdote visita soldado en recuperación de sus heridas.

Las necesidades que persisten

La ayuda sigue siendo, en palabras de los todos los representantes de la Iglesia católica en el país, muy necesaria: “En zonas como Járkov, Zaporiyia, Odessa, la gente carece de lo más esencial: pan, agua, calefacción, electricidad”, dice Viswaldas Kulbokas. “En otras regiones, el apoyo más importante es con la recepción de refugiados. Y, por supuesto, diría la asistencia psicológica para todos, no solo para los militares y sus familias, sino también para los sacerdotes, religiosos, voluntarios… porque tres años de guerra han causado muchos daños a nivel psicológico”, añade.

Sus palabras revelan las mismas necesidades que expone el nuncio. Monseñor ha destacado que, aunque la ayuda material sigue siendo crucial, la asistencia espiritual resulta esencial: “La gracia más importante que necesitamos es espiritual, para preservar nuestro espíritu de alegría y gratitud hacia nuestro Señor”, asegura. “Es importante insistir en el rol espiritual de la Iglesia: en la proclamación del Evangelio, no solo en nuestros programas espirituales sino también en nuestra energía espiritual para llevar el Evangelio, para llevar la alegría de Cristo a todos, incluidos a nosotros mismos y a los militares que defienden Ucrania”.

Mismos sentimientos son los de Mons. Ryabukha quien expresa:

Ucrania está agradecida a todos los que han estado a nuestro lado durante estos once difíciles años de guerra –tres de ellos con una invasión a gran escala–, agradecida a los que nos han apoyado, a los que nos han brindado la oportunidad de vivir y crecer, a los que han hecho todo lo posible para curar nuestras heridas, para devolver la paz a nuestros corazones, la esperanza a nuestros pensamientos y la fe a nuestra mirada... Sin vosotros, ya no existiríamos.

También Mons. Stanislav Szyrokoradyuk, obispo de Odesa, región del sur de Ucrania muy afectada por la guerra, describe los retos diarios a los que se enfrentan allí: “Llevamos tres años en guerra, y la muerte y la destrucción son nuestra realidad cotidiana. La tarea más difícil y dolorosa de la Iglesia es oficiar los funerales. Es muy difícil responder a las preguntas acerca del por qué y el para qué. Todos los días mueren hombres y mujeres jóvenes, incluso niños. ¡Qué precio tan alto por la independencia de Ucrania!” Pese a todo este sufrimiento, la fe sigue siendo un apoyo para muchos en estos tiempos difíciles, como señala a ACN el obispo Stanislav, “A pesar de lo que nos rodea, sentimos la Providencia Divina. No debemos perder la confianza en Dios. Y nunca dejamos de dar las gracias a todos aquellos que se aseguran de que no nos sintamos solos. Muchas gracias por vuestras oraciones y vuestra solidaridad con nosotros”.

Ucrania campamento de verano en Programa de actividades pastorales para los jovenes de la Archieparquia de Ivano Frankovsk
Campamento de verano en Programa de actividades pastorales para los jóvenes de la Archieparquía de Ivano-Frankovsk.

La ayuda de ACN ha salvado vidas

Tres años después de la invasión a gran escala de Ucrania, iniciada el 24 de febrero de 2022, la fundación pontificia Ayuda a la Iglesia que Sufre (ACN) ha aprobado y financiado 977 proyectos por casi 25,2 millones de euros.

El tipo de ayuda ha ido cambiando con el desarrollo del conflicto: al principio, la atención se centró en la ayuda a los desplazados internos, pero, en respuesta a las reacciones de los socios de proyectos de ACN sobre el terreno, el foco se trasladó al acompañamiento pastoral. Actualmente, las principales áreas de ayuda incluyen el sostenimiento de sacerdotes y religiosas, la curación de traumas y la financiación de medios de transporte.

En el año 2024, ACN brindó apoyo a 1.472 sacerdotes diocesanos, 1.380 religiosas, 60 religiosos y 19 diáconos. Además, la fundación gracias a sus benefactores pudo apoyar la formación de 768 seminaristas. Un total de 7.200 niños y jóvenes se beneficiaron de los campamentos de formación durante las vacaciones de verano e invierno, llamados “Vacaciones con Dios”. Finalmente, ACN impulsó en 2024 cuatro centros de apoyo psicológico y espiritual y la adquisición de 58 vehículos. Dichos vehículos se utilizan tanto para la atención pastoral como para la distribución de ayuda humanitaria. Más información sobre la ayuda de ACN a Ucrania y cómo colaborar en www.acn-chile.org.


Un vehículo como capilla móvil para el este de Ucrania

Ucrania capilla movil

Capilla móvil.

Un novedoso proyecto hizo posible que los ucranianos pudiesen participar de los sacramentos a pesar de estar en lugares muy remotos y en el frente de batalla.

El P. Vitylyi Nowak es un lazarista, nacido en Transcarpatia, que sirve como capellán militar. Él proporciona su atención pastoral directamente en primera línea. Su obispo en Odesa no tiene más que elogios para el P. Vitalyi. Él organiza servicios religiosos para pequeños grupos de soldados, y brinda consuelo a través de conversaciones, que son muy importantes para estos hombres que a menudo viven solos durante mucho tiempo sin sus familias e hijos. Pone todo su corazón en ello. Vive en la camioneta, celebra las Santas Misas y brinda un espacio privado para las conversaciones.

También transporta ayuda, guía a personas enfermas o heridas, y ya ha tenido que recuperar el cuerpo de un soldado caído.

El P. Vitalyi explica el papel que desempeña proporcionando a los soldados apoyo psicológico y espiritual...

“Son muy fuertes físicamente, pero muy débiles psicológicamente, y lo siento por estos hombres. Muchos de ellos tienen síndrome de PTSD (trastorno de estrés postraumático), apenas pueden comer porque el estrés se los está comiendo por dentro. Quieren hablar con un sacerdote para entender el significado de lo que están pasando, lo que están haciendo y lo que están experimentando”.

El P. Vitalyi celebra la Santa Misa todos los días y es increíble ver lo importante que es para estos hombres.

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