La medida fue aprobada en consenso por los 193 miembros de la ONU.

▶ Ver también: 2019: Uno de los años más violentos contra los cristianos


La Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) aprobó la resolución por la que se establece el 22 de agosto como el Día Internacional de la Conmemoración de las Víctimas de Actos de Violencia Basados en la Religión y las Creencias.

Según informa la Fundación Pontificia Ayuda a la Iglesia que Sufre (ACN por sus siglas en inglés), esta proposición de conmemoración fue presentada por Polonia, a quien apoyaron Estados Unidos, Canadá, Brasil, Egipto, Irak, Jordania, Nigeria y Pakistán, y fue aprobada por consenso por los 193 miembros del organismo mundial. El ministro de Relaciones Exteriores de Polonia, Jacek Czaputowicz, al presentar la resolución el 28 de mayo, señaló que "Esperamos que ayude a combatir los delitos de odio y los actos de violencia relacionados con la religión o las creencias, y que fortalezca aún más el diálogo interreligioso".

El Director de Relaciones Institucionales de ACN Internacional, Mark Riedemann, valoró esta decisión de la ONU como “un paso útil y también crucial” ya que según precisó la respuesta hasta el momento de la comunidad internacional sobre la violencia por motivos religiosos y la persecución religiosa en general era “demasiado escasa y tardía”.

Por esto, gracias a esta resolución, cada 22 de agosto se recordará que los actos de violencia por motivos religiosos no pueden y no serán tolerados por Naciones Unidas, los estados miembros y la sociedad.

Según informan desde ACN, la iniciativa de establecer un día mundial de las Víctimas de violencia contra la religión la inició Ewelina Ochab, abogada, autora y coautora de varios libros y artículos sobre la libertad religiosa, tras la conferencia internacional organizada por ACN en Roma en septiembre de 2017 sobre el proyecto de reconstrucción de las aldeas cristianas de las llanuras de Nínive, en Irak.

Ochab y ACN realizaron un trabajo coordinado de sensibilización para llamar la atención mundial sobre las violaciones de la libertad religiosa y, más concretamente, sobre la persecución de los cristianos, que culminó con el apoyo del Ministerio de Asuntos Exteriores del gobierno de Polonia.

Posteriormente Estados Unidos se adhirió a esta iniciativa y la incluyeron en su declaración y plan de acción Potomac, centrado en el apoyo a la libertad religiosa por parte de la comunidad internacional.

En la nota publicada por ACN recordaron que durante los últimos cinco años han tenido lugar varios acontecimientos que han sido calificados como “genocidio”, como es el caso del ataque sistemático de los terroristas del Estado Islámico en Siria e Irak contra las minorías religiosas, sobre todo los cristianos y yazidíes, así como el de la minoría musulmana rohingya en Myanmar y la violencia organizada contra la comunidad cristiana en el norte de Nigeria, República Centroafricana y otras zonas de África.

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Además, según destacan algunas investigaciones de informes internacionales sobre la libertad religiosa, como los publicados por la Comisión de Estados Unidos para la Libertad Religiosa Internacional (USCIRF), el Centro de Investigación Pew y el Informe Libertad Religiosa en el Mundo de Ayuda a la Iglesia Necesitada, confirman el aumento sin precedentes de la violencia contra grupos religiosos, de prácticamente todas las religiones en todos los continentes.

Ante esta situación, Mark Riedemann aseguró que “nuestro silencio es una vergüenza” y precisó que “los cristianos son los que sufren mayor persecución”.

Para evitar que la conmemoración de 22 de agosto quede en un hecho aislado, Riedemann aseguró que “corresponde a los Estados y a la sociedad civil garantizar que esta acción simbólica se convierta en una acción significativa. El objetivo final es prevenir actos de persecución religiosa en el futuro”.

Por eso el director de Relaciones institucionales de ACN propone que se establezca en la ONU una plataforma para que los representantes de los grupos perseguidos o de las ONG que trabajan con ellos, puedan participar y proporcionar información de primera mano sobre su situación y los retos a los que se enfrentan.

De esta manera, según declaró Riedemann “estos estudios de casos servirían de base para reconocer las tendencias de las persecuciones, los autores de tales atrocidades, cómo operan, cómo se financian y, al hacerlo, ayudar a desarrollar un plan de acción acorde para prevenir tales actos en el futuro”.

“Las Naciones Unidas –agregó– deberían trabajar para establecer un tribunal internacional que aborde la cuestión de la impunidad de los actos de violencia por motivos religiosos cometidos por grupos que van desde Boko Haram hasta Al-Shabaab y Daesh (Estado Islámico)”.


Fuentes: La Croix y ACI Prensa

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