CONFERENCIA EPISCOPAL VENEZOLANA

Orientaciones sobre la Familia y la Sexualidad

“Sean fecundos y multiplíquense” (Gen 1, 28).

Introducción

1. Es muy vivo el interés de la Iglesia, “experta en humanidad”, en su misión evangelizadora, de cuidar y de velar por la familia y el matrimonio. Para ello, proclama el Evangelio de la Familia y de la Vida. La Sagrada Familia es un claro ejemplo de ello: María es esposa de José y madre de Jesús; José, esposo de María y padre de Jesús; el niño Jesús, a quienes adoran los pastores y los Magos, por ser Dios y hombre verdadero. Este modelo de la Sagrada Familia, ilumina a todas las familias y nos ofrece luces para la defensa de la vida.

2. Queremos exponer la situación cultural y ambiental fruto del alejamiento de Dios y de su maravillosa obra creadora y redentora que intenta construir una ideología que socava profundamente los presupuestos naturales y conductuales, que tiene toda persona humana. Sus consecuencias son impredecibles.

3. Reafirmamos nuestro más profundo respeto a la dignidad de toda persona humana y nuestro rechazo a cualquier discriminación contra las personas con orientación sexual distinta. Asimismo, rechazamos cualquier insulto, ataque, imposición legal o penal, contra quienes proponemos la sana doctrina sobre la vida, la persona sexuada, varón o mujer, como camino para el proyecto de Dios sobre el mundo, la familia y la convivencia social.

Complementareidad del hombre y la mujer

4. La realidad de la persona creada como varón o mujer, es una verdad indiscutible. Nunca se había pensado en otra realidad distinta a la enseñanza del Génesis en la creación: “Varón y mujer, los creó”. El sentido común, la ciencia y la investigación han confluido en la realidad de la complementariedad de los sexos. Los creyentes y muchos hombres y mujeres de buena voluntad, deben sentir la orientación de la Iglesia que “se une a ellos poniendo su propio servicio a la verdad, libertad y dignidad de todo hombre y mujer”.

5. “Creando al hombre varón y mujer, Dios da la dignidad personal de igual modo al hombre y a la mujer, enriqueciéndolos con los derechos inalienables y con las responsabilidades que son propias de la persona humana”. Los asocia a la realidad de la familia y el matrimonio. Y reciben una bendición especial de Dios al mandarlos a vivir en comunión y a crecer y multiplicarse5, y evita tanto una uniformidad indistinta y una igualdad estática y empobrecedora, como una diferencia abismal y conflictiva (cf. Juan Pablo II, Carta a las mujeres, 8)”.

6. La complementariedad del hombre y la mujer ex-puesta de modo explícito en el Génesis (“no es bueno que el hombre esté solo”) se puede leer también como la necesaria ayuda y compañía mutua que también ne-cesita la mujer. La complementariedad es una riqueza y su ausencia, una carencia. El cuidado del hombre por la familia le debe llevar a defenderla y orientarla por los caminos más nobles posibles. Esta complementariedad se da igualmente en otros órdenes. El mismo Jesús muestra el delicado respeto por las mujeres que llamó a su segui-miento y amistad (…) la misión confiada a las mujeres de llevar la Buena Nueva a los Apóstoles en la mañana de la Resurrección.

La Iglesia siempre ha enseñado que a esta tarea la debe realizar la mujer sin renunciar a la femineidad. Es una deformación intentar expresar el comportamiento femenino imitando a los hombres y una gran injusticia exigirlo. Sería por tanto una discriminación inaceptable pensar que la dignidad de la mujer se realiza en las actividades exteriores y públicas, despreciando el ámbito familiar y doméstico, tan necesarios para una adecuada y serena vida familiar. La igual dignidad del hombre y la mujer reclaman que la mujer además de sus tareas específicas y grandiosas relacionadas con la maternidad, puede y debe integrarse a las funciones públicas y a otras profesiones. Así la evolución social y cultural se realice de modo plenamente humano.

8. Las palabras del relato del pecado original “él te dominará” pudieran interpretarse como de inferioridad de la mujer. Sin embargo, Jesucristo defiende enérgicamente la igual dignidad del hombre y la mujer. Dios da estabilidad a la unión de mujer y hombre diciendo que son “una sola carne”. Rechaza el permiso que dio Dios a Moisés de repudiar a sus mujeres, y señala que “al principio no fue así”. Y san Pablo dignifica la unión de los esposos hablando de ella como un “misterio” que refleja la unión de Cristo con la Iglesia.

9. Así, ser mujer no es una construcción masculina. Querer la mujer parecerse al hombre puede ser una acción “libre” pero está reñida con el sentido común y la revelación originaria de Dios. Querer un hombre parecerse a una mujer es igualmente extraño, ajeno a la fe y al sentido común. Eliminar las diferencias entre hombre y mujer va en contra del sentido común y de la revelación de Dios.

¿Qué sucede hoy? Ideología del género

10. Se está queriendo imponer una ideología que dice que el feminismo no cumplió sus resultados y hay que liberar a la mujer de la carga de la maternidad y del hogar, eliminando las diferencias entre el hombre y la mujer. La mujer, y sus roles, serían una construcción del varón y por tanto eso debe cambiar. El Papa Francisco indica que esta ideología “niega la diferencia y la reciprocidad natural del hombre y la mujer. Esta presenta una sociedad sin diferencias de sexo, y vacía el fundamento antropológico de la familia. Esta ideología se lleva a proyectos educativos, directrices legislativas que promueven una identidad personal y una intimidad afectiva radicalmente desvinculadas de la diversidad biológica entre hombre y mujer. La identidad humana viene determinada por una opción individualista, que también cambia con el tiempo”.

11. No se puede “aceptar ideologías que pretenden partir en dos los aspectos inseparables de la realidad. No caigamos en el pecado de pretender sustituir al Creador. Somos creaturas, no somos omnipotentes. Lo creado nos precede y debe ser recibido como don. Al mismo tiempo, somos llamados a custodiar nuestra humanidad, y eso significa ante todo aceptarla y respetarla como ha sido creada”.

12. Es necesario, ver con perspectiva, los principales elementos de la así llamada ideología del género:

A. Se desconoce el plan creador de Dios y se desconoce que somos criaturas creadas, que nos precede y nos orienta: “macho y hembra los crea” y los bendijo Dios. “Sed fecundos y poblad la tierra”.

B. El hombre se ha liberado en su cuerpo y en su alma de su ser natural o creado. No hay naturaleza humana, por tanto, el hombre se vuelve “creador”, capaz de descontrol y construir el género humano, su desarrollo. Vale todo, sin ningún respeto por el otro.

C. Niega la diferencia sexual entre hombre y mujer, por tanto, su complementariedad sexual y su reci-procidad en el amor.

D. La identidad sexual es fruto de una decisión libre y puede cambiar con el tiempo.

E. Si la familia no se funda en la diferencia sexual (varón y mujer), cualquier iniciativa de tipo afectivo sexual puede constituir “una familia". Por eso se está hablando de diversos tipos de familia.

F. Con motivo de la "inclusión” y de la libertad que tiene cada persona, se impone como “pensamiento único posible” aceptar cualquier decisión legal sobre esta materia. De tal manera que es atacado y perseguido el que habla o defiende que la familia la constituyen un hombre y una mujer. Esto hoy sucede en muchos países: persecución, penas y multas, expulsión de tareas docentes, etc.

G. El acto generativo se manipula y se desvincula del papel procreador del hombre y la mujer: paternidad y maternidad son realidades componibles y descomponibles.

H. Los proyectos educativos están inmersos de esta visión. Basta ver los ejemplos de familia en los libros de Educación sexual.

L. Los Tribunales expresamente legislan sobre los aconteceres en materia afectivo sexual porque ellos deben regular las libres iniciativas de vinculación afectiva de los seres humanos. Hay agenda legislativa mundial y en cada nación.

J. Los medios de comunicación muestran una apertura a estos planteamientos: por ejemplo, la publicidad de algunas publicaciones que colocan en portada una niña transexual y dedicar la edición a esta temática.

Cómo rescatar una sana visión de la familia y la sexualidad

13. Una primera idea es obvia. Dios quiere al hombre y la mujer según su designio original. La naturaleza humana es la que Dios creó. El hombre es, no se construye. Lamentablemente se puede corromper, a veces sin culpa, pero siempre hay un anhelo de normalidad, de familia, de amor, inscrito en el hombre y la mujer.

14. Una tarea importante es profundizar y relanzar por todos los medios el Evangelio de la Vida y de la Familia. Urge presentar la verdadera doctrina de la sexualidad, de la dignidad de la persona, de la vida y de la familia. Es el gran reto de relanzar una vigorosa acción en favor de la familia. En esto juega un papel muy importante la Iglesia en la línea de impulsar una pastoral familiar organiza-da. En esto hay que trabajar: por ejemplo, en los Cursos de Preparación para el Matrimonio, en los Cursos para novios. En el apoyo a los padres para ayudarlos en esa noble tarea. La Exhortación Apostólica “Amoris laetitia” del Papa Francisco nos abre un sinfín de posibilidades, en continuidad con las enseñanzas de san Juan Pablo II y Benedicto XVI.

15. Por otra parte, los movimientos apostólicos de carisma familiar deben tratar de fundamentar bien sus conceptos antropológicos y pedagógicos para extender con naturalidad esta enseñanza básica que pertenece al “Evangelio de la Familia”. Hay que salir a las periferias.

16. Ambos, Pastoral Familiar e iniciativas de carisma familiar, así como la catequesis deben enfrentar directamente el problema. Esto requiere convicción, coraje y de-terminación. Igualmente, hay que perder el miedo a hablar de lo obvio: la libertad para exigir respeto a la inmensa mayoría de personas que tiene muy clara y arraigada su identidad de varón o mujer.

17. Hablar de la sexualidad. El sexo forma parte de la persona. Los propagadores de la ideología de género no hablan de sexo sino de género. Lo que la experiencia y la ciencia confirman es que el sexo es algo dado, que afecta lo genético, la psicología, el cuerpo, los afectos y el modo de relacionarse los seres humanos. Del sexo hay que hablar porque él está implicado junto con toda la persona en la educación y en la realización del amor.

18. Urge proclamar el Evangelio de la Vida. La vida siempre es un don de Dios y “una sorpresa” en cierta manera. Hoy hay una mentalidad anticonceptiva generalizada, y los hijos, según esa mentalidad, son una “carga” que hay que sacar adelante. Ver a los hijos como un “don” forma parte de una recta concepción de la vida. Y finalmente, hay que dar testimonio de la felicidad del matrimonio. Con realidad, hay que hablar de cómo la complementariedad es una bendición de Dios.

19. Los hijos les pertenecen a los padres, y no al Estado ni a ninguna institución. Hay que alentar a que la sociedad se despierte: dos familias pueden hacer mucho, y muchas juntas pueden hacer mucho. Hay que promover asociaciones familiares, desde la Iglesia hay que bendecir muchas veces la vida, la familia y el matrimonio. En este sentido, las familias pueden y deben jugar un papel muy importante tanto como divulgadores de la bondad del matrimonio y de la familia constituidos como ser testimonio de la belleza de la vida.

20. A la vez que se proclama el Evangelio de la Vida, se deben manifestar los desacuerdos frente a las propuestas que se quieren imponer y hasta protestar, respetuosa y pacíficamente, con firmeza, contra las decisiones que están minando la institución familiar y desvalorizando el sentido de la vida y la persona humana.

La educación de los hijos

21. Reafirmamos la importancia de la educación de los hijos por parte de sus padres. Francisco lo introduce así: “Los padres siempre inciden en el desarrollo moral de sus hijos, para bien o para mal. Por consiguiente, lo más adecuado es que acepten esta función inevitable y la realicen de un modo consciente, entusiasta, razonable y apropiado. Ya que esta función educativa de las familias es tan importante y se ha vuelto muy compleja, quiero detenerme especialmente en este punto”.

22. Francisco se pregunta: “¿Dónde están los hijos? La familia no puede renunciar a ser lugar de sostén, de acompañamiento, de guía, aunque deba reinventar sus métodos y encontrar nuevos recursos. Necesita plantearse a qué quiere exponer a sus hijos. Para ello, no se debe dejar de preguntarse quiénes se ocupan de darles diversión y entretenimiento, quiénes entran en sus habitaciones a través de las pantallas, a quiénes los entregan para que los guíen en su tiempo libre. Sólo los momentos que pasamos con ellos, hablando con sencillez y cariño de las cosas importantes, y las posibilidades sanas que creamos para que ellos ocupen su tiempo, permitirán evitar una nociva invasión. Siempre hace falta una vigilancia. El abandono nunca es sano. Los padres deben orientar y prevenir a los niños y adolescentes para que sepan enfrentar situaciones donde pueda haber riesgos, por ejemplo, de agresiones, de abuso o de drogadicción”.

23. Hoy en la educación formal se habla del aborto y de la anticoncepción como algo culturalmente normal. Ya empieza a ser normal hablar de diversos tipos de familia. Desde primer grado se dan clases de “sexualidad” señalando que hay más opciones además de ser niño o niña. Con juegos y cuentos banalizan o eliminan la palabra matrimonio. Encontramos en las redes sociales videos y mensajes verdaderamente incitantes a una exploración sexual temprana. Se ha constituido el Estado docente, y para poder impartir clases hay que realizar una serie de cursos imbuidos de esta ideología. La ciudadanía está por encima de los padres en la educación. Esto va en contra de la Declaración Universal de los derechos humanos que dice claramente “los padres tendrán derecho preferente a escoger el tipo de educación que habrá de darse a sus hijos”.

24. Existe un fuerte financiamiento para imponer la agenda sobre del género, el recurso que le queda a la gente es la protesta, el reclamo. Estamos ante un escenario ya instalado en la agenda neo liberal, educativa, social, política y legal que busca invadir todo.

Conclusión

25. “El discernimiento hecho por la Iglesia se convierte en ofrecimiento de una orientación. A fin de que se salve y se realice la verdad y la dignidad plena del matrimonio y de la familia”. “La Iglesia siguiendo a Cristo busca la verdad que no siempre coincide con la opinión de la mayoría”. “Escucha a la conciencia y no al poder, en lo cual defiende a los más pobres y necesitados”. Y así se explica que se trate de este tema tan importante relacio-nado con la familia.

26. La oración por las familias y la oración de cada familia es algo muy importante porque en ellas tenemos el más valioso patrimonio de la humanidad y de la Iglesia. Familias sólidas, consorcios de vida y amor fecundo, responden al anhelo de la mayoría de los seres humanos y es a la vez garantía de un buen nacer y crecer de un modo digno y natural. La oración por la familia se convierte en este momento en una urgente necesidad porque la soberbia humana de querer construir un mundo sin familias afecta hondamente a muchos niños y jóvenes y, a la vez, reclama una acción constante y creativa de los padres y de las familias. Es una urgente tarea misionera.

27. Se debe fomentar una gran comprensión con las personas que han sido captadas por la ideología del género. Han vivido pensando que toda inclinación sexual es auténtica y posible. Así se desorientan muchas personas y pierden el norte de la sexualidad que está orientada al servicio, al amor y a la donación.

28. Es, a veces, una obligación de conciencia decir NO. Toda familia, todo hombre o mujer, cada grupo de personas que vean oportuno actuar, deben rebelarse ante la imposición educativa, legal y avasalladora de la ideología de género. El derecho a decir NO y organizar-se para manifestarlo es perfectamente válido y muchas veces indispensable.

29. Por último y es lo más importante. “Ante las familias, y en medio de ellas, debe volver a resonar siempre el primer anuncio que “es lo más bello, lo más grande, lo más atractivo, y al mismo tiempo lo más necesario” (EG 35). (…) Porque “nada hay más sólido, más profundo, más seguro, más denso y más sabio que ese anuncio” y “toda formación cristiana es ante todo la profundización del kerigma” (EG 165)”. Es decir, el encuentro con la persona de Jesucristo es determinante para que este mensaje se extienda y profundice. Jesucristo y la fe cris-tiana han cambiado el mundo, y pueden hoy revitalizar la familia cristiana.

30. Que el ejemplo de la sagrada Familia de Nazaret, de José, de María y de Jesús, el Evangelio de la familia, sea el norte de los creyentes y de los hombres de buena voluntad.

Caracas, 10 de enero de 2017

COMISIÓN EPISCOPAL DE FAMILIA E INFANCIA

COMISIÓN DE DOCTRINA Y ECUMENISMO

  • Mons. Fernando Castro Aguayo, Obispo de Margarita, Presidente, Comisión de Familia e Infancia
  • Mons. Raúl Biord Castillo, Obispo de la Guaira. Presidente Comisión de Doctrina y Ecumenismo
  • Mons. Rafael Conde Alfonzo, Obispo de Maracay
  • Mons. José de la Trinidad Valera Angulo, Obispo de Guanare Mons. Benito Méndez Bracamonte, Obispo del Ordinariato Militar de Venezuela
  • Mons. Ramón Linares Sandoval, Obispo Emérito de Barinas Mons. Jaime Villarroel, Obispo de Carúpano

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