Palabras del Rector de la Universidad Católica en la presentación del número 86 de revista HUMANITAS, el 8 de enero de 2018 en el Salón de Honor de la Casa Central UC.
Quisiera iniciar estas breves palabras con un saludo pleno de satisfacción por este número especial de la revista HUMANITAS dedicada a la visita del Papa Francisco a nuestro país y nuestra Universidad. Esta visita constituye un motivo de regocijo y una fuente de esperanza para todos nosotros.
Se trata de un viaje evangelizador del sucesor de Pedro que, sin duda, traerá un potente llamado al cambio y a la conversión personal.
Por otra parte, la venida de Francisco significará una invitación a reflexionar y poner en práctica una nueva forma de analizar la cultura y la convivencia nacional para los próximos años de nuestro desarrollo como sociedad, una nueva forma que nos permitirá avanzar hacia una relación más humana que esté centrada en los valores del respeto, de una mayor justicia y equidad y, de manera especial, con la mira puesta en la promoción de la dignidad humana.
Por ello, estamos seguros de que la visita papal traerá una gran alegría a todos los hombres y mujeres de buena voluntad que desean recibirlo con el corazón lleno de esperanza.
En las actividades preparatorias para esta visita hemos recordado que hace algo más de 30 años nuestra Universidad dio la bienvenida al Papa Juan Pablo II al encuentro que sostuvo en la Casa Central con los constructores de la sociedad.
En esa oportunidad se congregaron rectores de universidades, académicos, científicos, intelectuales, políticos, estudiantes, hombres y mujeres de servicio público, de las comunicaciones y de las distintas profesiones, en torno a una reflexión sobre la misión y las responsabilidades del mundo de la cultura respecto del futuro, del progreso y de un mayor bienestar integral de la nación y, en especial, del pueblo chileno.
La experiencia que vivimos en la UC en ese abril de 1987 se tradujo en un diálogo vivo y cercano entre la Iglesia y los constructores de la sociedad: entre hombres y mujeres abiertos al aliento y al llamado del Papa para una renovación de su quehacer con una orientación hacia el bien común.
En aquella ocasión, el Papa realizó una férrea defensa de los valores fundamentales y de los derechos del hombre y de la vida, del respeto a la dignidad y de la promoción de todo ser humano, y nos convocó a participar de una mayor y plena humanización de la sociedad, invitación a la que actualmente resulta imposible sustraerse.
Hoy se nos presenta esta nueva oportunidad de recibir la visita de un Santo Padre en la Universidad Católica. Estamos confiados en que esta experiencia conllevará la apertura a un nuevo espacio de diálogo, aliento y renovación en el encargo que él mismo nos ha hecho: prepararnos para ser una fuente de luz en este proceso de humanización de los pueblos y de evangelización de la cultura.
Por cierto que la presencia del Papa Francisco en la UC representará un nuevo impulso para que el mundo de la cultura no claudique en su responsabilidad de avanzar siempre hacia las fronteras del ser humano, del conocimiento, de la creatividad y del servicio al prójimo. Así podremos establecer relaciones centradas en el reconocimiento y la promoción del respeto y de la dignidad humana.
En el contexto presente, la visita del Papa Francisco nos lleva a mirar el Chile actual y a identificar algunos logros, pero más que nada a reconocer importantes desafíos para nuestra patria. Muchos de estos dicen relación con la convivencia nacional y con nuestra capacidad de avanzar en comunidad tras la búsqueda de aquello que consideramos en esencia justo, bueno, bello y verdadero.
En el área de las ciencias, las humanidades y las artes, la mirada humana, cercana y vigente del Papa Francisco expresada en sus cartas encíclicas: Laudato Si', sobre el cuidado de la casa común; y Amoris Laetitia sobre la importancia de la familia como el núcleo principal de nuestra sociedad, en sus escritos, actos y, en particular, en el ejemplo de sus gestos nos plantea la urgencia de atender con mayor profundidad y solidaridad a quienes se encuentran en situación vulnerable y a expresar nuestro amor al prójimo acogiendo e integrando a todos quienes necesitan de nuestro cuidado. Este ha sido un afán especial en nuestra tarea cotidiana como Universidad.
Finalmente, esta esperada visita del Papa Francisco da ocasión para señalar que la reflexión sobre la palabra que nuestros Pontífices nos entregan en respuesta a los grandes temas de la Iglesia y del hombre de hoy ha sido una constante en la historia de la Universidad Católica.
Esta es la manera como debemos plantearnos los grandes desafíos de esta época para poder avanzar en la ruta del desarrollo y del crecimiento como sociedad.
Por ello, es necesario pensar de manera global desde nuestra universidad y estar en permanente diálogo con todo lo que ocurre en el país y en nuestra sociedad, pero a la vez es fundamental hacerlo desde nuestra identidad de universidad católica y con nuestras convicciones, a fin de tener una sociedad más justa, integrada y equitativa que sitúe a la dignidad de la persona en el centro de nuestro quehacer.
Muchas gracias.
Ignacio Sánchez, Rector Pontificia Universidad Católica de Chile.