Fue amigo personal de Juan Pablo II y del filósofo y teólogo uruguayo Alberto Methol Ferré, y es uno de los más fervientes defensores de la recta continuidad pastoral del pontificado del Papa Francisco.

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En su vida se han entramado docencia, política, filosofía y religión. Rocco Buttiglione (1948) -quien acaba de recibir en Chile el Premio Líderes Católicos- es un pensador de nuestro tiempo que sostiene que el resguardo de los valores católicos no es una opción parcial sino una confirmación de universalidad. Sostiene que vivimos en un cambio de época, claramente identificado por el Papa Francisco, quien llama a la Iglesia en su conjunto a entender culturas diferentes, a poner atención en la compleja modernidad y a volver a confiar en la misericordia.

En este camino, Buttiglione ha estudiado y conocido a los mayores filósofos y teólogos cristianos del siglo XX. Amigo cercano del Papa Juan Pablo II, hoy asegura que Jorge Mario Bergoglio sigue un camino marcado previamente por Juan Pablo II. "Por supuesto, hay diferencias, porque es necesario que existan, y no solo porque se trata de otro hombre; también porque es otra experiencia eclesial que entra con fuerza en la historia de la Iglesia", dice.

-A su juicio, ¿por qué el Papa Francisco ha sido tan discutido desde la misma Iglesia?

"Se debe a que es un Papa latinoamericano. Es eso. Es la expresión de una cultura importante que hasta ayer era una subordinada y que se hace y pide ser cultura de una Iglesia matriz, de una Iglesia que reflexiona a partir de su propia experiencia histórica sobre el acontecimiento de Cristo en la historia del hombre. Para los europeos esto es, naturalmente, difícil de entender. Tampoco fue fácil entender al Papa polaco... pero el Papa polaco al menos era europeo".

-¿Qué Iglesia es la del mundo hoy y la que conduce el Papa Francisco?

"Es una Iglesia que crece. Hay una gran expansión misionera de la Iglesia. Uno de los acontecimientos del pontificado de Juan Pablo II fue que el África subsahariana se hizo cristiana, mayoritariamente católica. Hoy, América Latina tiene poco menos de la mitad de los católicos del mundo. En cambio, Europa se hace más chica. La Iglesia no se hace más chica, pero la Iglesia europea sí se hace más chica dentro de una Iglesia mundial que se expande. Vivimos en un cambio de época. Lo que dice Francisco es que la Iglesia tiene que ampliar su corazón para entender culturas diferentes. Y esto no terminará aquí. Con esta gran expansión misionera, algún día será también el tiempo de un Papa africano".

-Los llamados "correctores'' del Papa han tomado una posición bien especial porque no debaten sino que condenan.

"No todos, pero algunos son así. Y escriben en latín, como si la lengua pudiera dar más fuerza a sus argumentos. Yo creo que hay que tomarlos en serio, pues hicieron preguntas serias. Yo intenté darles respuestas serias y espero poder mantener la discusión en un nivel de hermandad cristiana. No es fácil. Creo que la posición del Papa es clarísima, pero si alguien quiere que se explique más hay que intentar explicar más".

-El debate ha sido intenso y ha sido necesario defender al Papa Francisco como recta continuidad de Juan Pablo II y de Benedicto XVI.

"En cada paso se ve la continuidad entre Juan Pablo y Francisco. Pero con diferencias, y así debe ser. Además, un gran maestro no quiere ser repetido, quiere ser continuado. Yo fui amigo de Juan Pablo II y no puedo aceptar que se instrumentalice a Juan Pablo II contra el Papa Francisco. Yo me pregunté qué diría San Juan Pablo II si viviera hoy. Él diría: 'Seguid al Papa'. Los adversarios, no todos, pero gran parte de los adversarios del Papa Francisco, fueron también los adversarios de Juan Pablo II, de Benedicto XVI, de Paulo VI y del Concilio. Tienen el modelo de una Iglesia que tiene que regresar a la alianza del trono y del altar. La doctrina del Papa Francisco es una doctrina perfectamente tradicional de la Iglesia: en el pecado hay que considerar un lado objetivo, de materia grave, y un lado subjetivo, de falta de advertencia y deliberado consenso. Tenemos hoy a mucha gente que es bautizada, pero que tiene una evangelización superficial".

-Eso implica una noción del "hombre realidad" y no "del hombre que se quisiera".

"Yo soy el afortunado marido de una psicoanalista y sí le puedo creer a mi mujer, los hombres 'normales' son muy pocos. Vivimos en una sociedad en que hay una mayoría de vidas heridas y hay que trabajar con y por esas vidas heridas. Es la idea del Papa Francisco cuando habla del hospital de campo: 'Veo a la Iglesia como un hospital de campo después de una batalla'. Y ahí lo que hay que hacer es curar sus heridas, después podremos hablar de lo demás".

-¿Qué importancia la atribuye usted al pensamiento de Alberto Methol Ferré (1929-2009) en el Papa Francisco?

"¡Uhhh! Yo fui un gran amigo de Alberto. Creo que él es el pensador más interesante del Latinoamérica de la segunda mitad del siglo XX. Él está en el Papa Wojtyla y en Francisco".

 

Methol Ferré y la rectificación teologal en América Latina

"La idea de Alberto", explica Buttiglione, "es que la Teología de Liberación era buena en cuanto teología latinoamericana. La fe es un acontecimiento originario en Palestina, pero se repite en la historia, y la Teología de la Liberación lo que hizo fue pensar la fe a partir de la experiencia del pueblo latinoamericano. Pero se equivocó al tomar el marxismo como instrumento. Había que rectificar eso, y Alberto y la teología argentina lo rectificaron. Teólogos como Lucio Gera y el mismo Jorge Mario Bergoglio. Y es de lo que trata Puebla. Alberto tuvo un papel muy importante en la preparación de Puebla y en la tentativa de continuar Puebla en el proceso que va hasta Aparecida. La idea era que la Iglesia tiene que constituir un pueblo latinoamericano para crear una autoconciencia comunitaria que es la base de la cual brota una nación latinoamericana. Así, de 'Patria Pequeña' se va a una 'Patria Grande' latinoamericana. Y en eso estaba también su oposición a las corrientes contrarrevolucionarias, que en Latinoamérica llevaron a las doctrinas de seguridad nacional".

-Esa idea de "Patria Grande" latinoamericana significa, luego, ocupar con un rostro propio un lugar en el mundo globalizado, lo que implica una preocupación fuerte por la modernidad.

"Claro. Y la modernidad no es anticristiana, esta nace católica: el Barroco. Pues el Barroco es la primera forma de la modernidad, nace del descubrimiento de América. Cuando se descubre América, los españoles se preguntan si los indios son hombres. Y sí, son hombres. Pero si son hombres entonces la idea que tenemos de hombres tiene que ampliarse para que quepan ellos y nosotros también. Borges dijo algo parecido. Para que el otro pueda ser lo mismo, lo mismo debe hacerse otro de lo que era antes. Esta dimensión más grande es la comprensión de la complejidad, que está en el pensamiento de Francisco. Si entras en una iglesia paleocristiana o románica todo va hacia el altar, es unidireccional: el pueblo camina hacia el cumplimiento de la historia que es Cristo. Si entras en una iglesia gótica, tienes dos direcciones: la dirección horizontal y también una dirección vertical; cada hombre está en una relación directa con Dios aunque sea parte del pueblo que camina. Si entras en una iglesia barroca, hay tantos caminos diferentes que confluyen en el altar, verticales y horizontales, el camino de los indios y el camino de los españoles que se hicieron cosas tremendas los unos a los otros, y la Madre de los Dolores, que acompaña a todos hacia Cristo. Eso es la modernidad: la complejidad, que no es negación de la unidad. La unidad nace de esa complejidad; el otro se hace lo mismo".

-Desde ahí podemos ir al ecumenismo.

"Es que el problema de la modernidad es el problema de la guerra de religión, y el ecumenismo es parte del 'Nuevo Barroco'. Vivimos en un momento católico en Estados Unidos donde los hispanoparlantes son la minoría más importante; así, la oposición entre modernidad protestante y modernidad católica no es más posible. Hay que pensar ecuménicamente cómo salvar la modernidad de la crisis de racionalismo y por eso hablamos de la iglesia del 'Nuevo Barroco'. Yo fui muy amigo también de Augusto Del Noce, quien fue mi maestro y que hablaba del cristiano 'en' la modernidad y no del cristiano que se rinde a la modernidad y tampoco el cristiano contra la modernidad. La idea de una modernidad cristiana, compleja".

 

Mirar de otra manera la parábola de los talentos

-Creo que esto nos lleva a otro punto: la religiosidad popular. Latinoamérica es un continente mariano y Aparecida, entre otras cosas, confirmó el valor de la expresión masiva de piedad y devoción. El Papa Francisco también ha puesto interés en esto.

"Durante los siglos del dominio masónico en Latinoamérica, la Iglesia perdió la capacidad de articular la vida de las parroquias. El cristianismo se salvó en los peregrinajes; hay dos chilenos que han dicho esto y escrito cosas muy buenas: el padre Joaquín Alliende y Pedro Morandé. Este punto ofrece otro paralelo entre Francisco y Wojty {lstrok} a, pues ambos no pensaron en un cristianismo burgués que se alejara de la religiosidad popular. Esta necesita ser purificada, por supuesto, pero tiene una raíz que es una raíz cristiana fuerte. Una religiosidad que forma parte de la cultura del pueblo latinoamericano. Una cultura analfabeta, sí, pero también una cultura donde está muy claro el sentido de la vida, el sentido de la muerte, el sentido de enamorarse, de tener hijos, del trabajo. Es lo fundamental. El marxismo piensa en el proletario como un hombre que está alienado de toda cultura, y el hombre latinoamericano, el pobre latinoamericano, no es un proletario en ese sentido".

-Una de las ideas de la exhortación apostólica "Amoris Laetitia" del Papa Francisco es que, como usted ya dijo, en el pecado hay factores objetivos y factores subjetivos. ¿Puede esto poner en riesgo la labor pastoral?

"El catolicismo es realista. El subjetivismo es una herejía, pero también lo es el objetivismo. Porque la realidad está hecha de sujetos y de objetos, y hay que evaluar ambos. Hay riesgo, claro, pero es el riesgo de la vida. Hay que tomar responsabilidades y jugarse. El cura no puede ser un funcionario que administre sacramentos sino que debe jugarse por un camino en la esperanza de salvar un alma. Este elemento de riesgo falta en el catolicismo y es fundamental. Francisco lo tiene. ¿Conoce la parábola de los talentos? La lectura tradicional es que debes estudiar y trabajar para aprovechar los talentos que Dios te ha dado. Nunca me convenció. Yo me acuerdo que una vez Juan Pablo II la explicó de manera diferente. ¿Qué le pasa al primer siervo si pierde todo? ¿Si juega todo y pierde? Yo pienso que el Amo lo habría perdonado. Frente a eso, el pecado del siervo que guarda todo es que no tiene confianza en la misericordia y no acepta el riesgo de la vida".

-La compasión, entonces, que parece estarse disolviendo en nuestro mundo. Todo lo que escribe el Papa Francisco tiene que ver con la compasión.

"Sí, y tiene que ver con el riesgo, fundamentalmente. Si usted lee 'Centesimus Annus' de Juan Pablo II verá que es la primera encíclica que entiende la idea del ineliminable factor de riesgo. ¿En 'Amoris Laetitia', cuál es el trasfondo...? Es la Magdalena: hay que tomar el riesgo de amar. Si uno ama puede cometer errores, pero si no ama, el error es mucho peor. Y los errores son errores, no cabe duda. Pero hay que tomar el riesgo de errar esperando en la misericordia. Hay una teología moral católica que piensa que el sentido de la vida es no cometer pecados. Eso significa no vivir. Podemos vivir intentando no cometer pecados, pero aceptando el riesgo de amar y de vivir. Si no, seremos como un empresario que no hace nada y no pierde nada y no gana nada".

-¿Incluso a costa de la condenación?

"Claro. Y es así. En la literatura polaca hay un poema llamado 'Los antepasados', donde hay una chica que no puede ir al Paraíso pues está ligada a la tierra porque siempre rechazó amar, no aceptó el acto de amar, no quiso amar. Esta idea está en Wojty {lstrok} a, pero antes en Dante: en el Antiinfierno de Dante, donde están los que no tomaron el riesgo de la vida".

-¿Cómo debemos entender el mensaje del Papa Francisco en "Laudato Si"? ¿Es una advertencia ecologista? ¿Implica un cambio en la visión que tenemos respecto de la naturaleza y cómo nos insertamos en ella?

"El asunto es entender al ser como don. Dios creó el mundo y lo dio a los hombres. Lo dio como un don. Un don es una cosa que es mía pero que contiene un significado que tengo que descifrar. Tengo que entender el sentido del don y utilizarlo según su naturaleza y según la intención de quien me lo dio. Imagínese que mi hija tiene un perro y ese perro tiene perritos y yo le regalo un perrito. El perrito es suyo y usted puede hacer lo que quiera con él; hacerlo un perro de guardia, de caza... Pero si usted me invita a un almuerzo y me presenta el perrito cocinado a la chinese , ya no somos amigos. Porque no entendió el sentido del don, el sentido del regalo. Utilizar respetando el sentido, es decir la belleza. San Agustín tiene una distinción muy preciosa; dice que uti es utilizar destruyendo y frui es utilizar respetando. El amor de uso y el amor de gozo. Es lo que dice el Papa Francisco. El hombre tiene que utilizar la naturaleza tal como el esposo hace el amor a su esposa; es decir, respetándola y no brutalizándola ni destruyéndola. Si no lo hace así, al final el hombre se destruye a sí mismo; primero destruye su dimensión moral y luego también, su dimensión física".


Juan Antonio Muñoz H, Artes y Letras, El Mercurio

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