Jóvenes economistas y empresarios, menores de 35 años de diferentes países del mundo son parte de un movimiento de renovación, tanto de la ciencia económica como de la manera misma de concebir los modelos de hacer empresa.
La “Economía de Francisco” tiene origen en la convocatoria que hizo el Papa Bergoglio cuando invitó a 3000 jóvenes el 26 de marzo de 2020 a la ciudad de Asís justamente para reflexionar sobra la realidad de la economía hoy. Esta cita no pudo realizarse por las razones que conocemos y está aún a la espera de tiempo mejores. La dirección científica del evento, sin embargo, ha seguido trabajando en estos dos años, llevando a cabo una serie de iniciativas sobre todo en los espacios virtuales de la red combinando también con números reducidos de participantes, momentos de encuentros que son parte de las denominadas “Escuelas de Economía de Francisco”.
El escenario de fondo de este ambiente sigue siendo la región de Umbría con la ciudad de Asís, tierra de San Francisco y centro de origen de la Obra Franciscana que con sus tres ramas juntas –Capuchinos, Menores y Conventuales– juntas es aún la más grande de la Iglesia Católica. Umbría merece ser conocida porque es siempre verde y con distintivas características geomorfológicas: montañas, ríos y valles se alternan frente a los ojos del visitante en el camino hacia Asís. Repetir el camino en las huellas de San Francisco invita a detenerse un momento y repensar como seguir en el viaje personal y colectivo.
Cuando nace la Obra de San Francisco a comienzo del Siglo XIII significó una renovación espiritual y del entorno de los conventos, que se multiplicaron rápidamente y acompañando el crecimiento da las ciudades que comienzan a organizarse en el siglo XII y XIII. Asís y el Movimiento Franciscano son realidades simples y complejas al mismo tiempo, por las múltiples iniciativas sociales, culturales, educativas y de renovación espiritual que han inspirado y aún siguen provocando. La encíclica Laudato si’ del actual Pontífice parte con el himno a la Creación de San Francisco, el Cántico de la Criaturas. “Hermano Sol y Hermana Luna” inspira al director Franco Zeffirelli (1975) a una Película con la música de Ennio Morriconi llegando a elevar el ánimo humano a momentos de contemplación de lo Absoluto.
“A ustedes, queridos jóvenes, vuelvo a confiarles la tarea de poner la fraternidad al centro de la economía. Sentimos la necesidad de jóvenes que, a través del estudio y la práctica, sepan demostrar que existe una economía diferente. ¡No se desanimen!” Papa Francisco
Para nuestros fines y para tener los pies sobre la tierra, solo queremos hacer el intento de una mirada a la riqueza Franciscana en función de la influencia y determinación para el comienzo de la economía de mercado como la conocemos hoy: libres intercambios, contratos y circulación del dinero.
Logo de la iniciativa lanzada en 2019. Toda la información disponible en https://francescoeconomy.org
Riqueza Franciscana: idea fuerza de la Economía de Mercado
El historiador Giacomo Todeschini en un texto del 2009 (editorial El molino) aborda y explica con amplitud y claridad como a partir del ejemplo del joven Francisco y su grupo inmediato de seguidores, que abrazan voluntariamente la pobreza bajo su ejemplo, se produce un efecto cultural en los primeros síntomas de la naciente economía de mercado en las ciudades de la Edad Media. El concepto de pobreza en el estilo Franciscano no es antagónico a la riqueza cuando esta es dinámica y no estática como se había convertido en la sociedad feudal y al interior de la misma Iglesia Católica en muchos de sus Monasterios.
El movimiento Franciscano, por la experiencia misma de Francisco que había sido mercante (el padre lo mandó varias veces a Paris para comprar y vender) no desprecia a este rubro; en su conversión personal de elegir para él la pobreza evangélica total reconoce el trabajo que realiza este grupo para dar dinamismo a la economía de su entorno. En vez de criticar, Francisco primero, y luego sus seguidores, unen a los mercantes a esta renovación y en ellos depositan la confianza para seguir produciendo riqueza y hacerla circular. El mismo manto que llevaba y que por catorce veces dona crea condiciones de trabajo en los talleres de los artesanos-sastres.
Resulta evidente que las premisas y los efectos son diferentes de la concepción de la riqueza en el mundo judío de la época y como lo será más tarde con la reforma protestantes y con Calvino más específicamente. La raíz de la experiencia Franciscana es profundamente bíblica y evangélica basada en la “Parábola de los talentos” (Mt. 25,14), razón que explica por qué los franciscanos tuvieron en los buenos mercantes los aliados para luchar en contra de la que fue una de las plagas más devastadora de la edad media: la usura.
A partir de siglo XIII con estas experiencias; al difundirse la Obra Franciscana se multiplica el estilo por el cual allí adonde hay un convento –convento viene de Convivir– y con el dinero que los frailes recogen en las colectas y que no puede entrar en la vida de la comunidad –la regla solo consideraba que allí entraba lo necesario para las necesidades cotidianas–, con el apoyo siempre de “estos laicos” de confianza que eran los mercantes, surgen los primeros “bancos de piedad” cuya misión era la lucha contra los usureros que mantenían pendientes del pago de cuotas con altos intereses a los artesanos y familias de época. Esta situación les impedía progresar y los condenaba a vivir en una pobreza forzada y sin poder soñar un fututo para sus hijos a pesar de que la expectativa de vida de la época no superaba los 40 años.
Con los intereses bajos de los bancos de piedad, los artesanos se liberan de esta dependencia y son candidatos para respirar el clima de esperanza y renovación con el comercio que florece y sale del mundo rural, abriéndose a las ciudades y con la navegación más segura (con el invento de la brújula) se expande hacia el lejano oriente. Este es el ambiente en que nace el mercado libre como encuentro e intercambio entre personas y libre de toda interferencia, fundado primero sobre el contrato de palabra y luego con el escrito.
En el intento por entender la riqueza Franciscana desde un puno de vista cultural y no solo espiritual, vale el ejemplo de dos grandes Franciscanos que mucho antes de Weber (1864-1920) hablaron de una ética de las religiones, y con mayor énfasis los protestantes sobre el uso del dinero. Fue el Fraile Franciscano Peccioli, un matemático que en el siglo XV inventa la partida doble como método contable para mantener un doble control sobre el dinero: económico y administrativo financiero. Gran aporte a la riqueza Franciscana es también Bernardino de Siena, hombre de gran cultura y reconocido como un gran economista del siglo XIV. En sus prédicas y sermones y más aún en su obra Contractibus et usuris habla del dinero destinado a las transacciones públicas considerando que estos deben combinar el interés público con el del capitalista privado (el mercante de la época). Cuando al comparar la circulación del dinero en el cuerpo social, lo relaciona con la sangre que circula en el cuerpo humano, o la linfa que circula en la planta, ofrece dos alegorías que valen también hoy como paradigmas para recuperar el sentido de la economía como la ciencia de la “Pública Felicidad” y corregir aquellos excesos de individualismos que son los responsables de producir el crecimiento sin la suficiente mirada al desarrollo integral.
Según el Papa Francisco, la economía que produce las zonas de descarte es la que mata, y a la vez la responsabiliza de los desequilibrios medioambientales. Esta es la economía que hay que cambiar En esta línea y mirada la “Economía de Francisco”, más que ser un nuevo sistema económico, está aportando las ideas de fondo para crear, repensar y experimentar nuevos paradigmas para que la ciencia económica recupere en sus categorías de pensamiento la dimensión del bien común, del medio ambiente y de la felicidad pública.
Los bienes comunes: un paradigma de consensos
En los últimos años se abre camino el concepto de los bienes comunes. La crisis medioambiental ha puesto bajo la mira la necesidad de cuidar del planeta tierra y los peligros de su deterioro cuando los limites rompen los equilibrios ecosistémicos, siendo una de las consecuencias más evidentes el cambio climático, que ha provocado innumerables imprevistos y desavenencias.
La preocupación por el medioambiente es común: después de la cita de Glaslow (noviembre 2021) hay una mayor conciencia de la necesidad de escuchar a la ciencia; la política debe tener un rol más activo; la economía ser más generosa y las religiones salir de sí mismas y empeñarse más en programas de justicia y de paz. Entre los logros alcanzado en 2020 se ha destacado el aumento de subsidios llegando a US 375 millones para las energías renovables.
La pandemia ha abierto el surco para crear conciencia acerca de que el medio ambiente es el primer y más importante de los bienes comunes, aun cuando grandes países como China e India no se hayan comprometido por unos decenios más a reorientar sus producciones energéticas reduciendo el empleo de carbón fósil por razones de costos. Efectivamente hoy el precio de no haber previsto las consecuencias en temas de contaminación ambientales es alto porque esto afecta la salud material y espiritual de grandes áreas del planeta. Con el Covid-19, la interdependencia entre la salud individual y la colectiva de la población ha hecho evidente la interrelación del tema a todo nivel y por eso la salud personal, de la familia y de la comunidad se une al listado de los bienes comunes que hay que cuidar con intervenciones más contundentes.
Capitalismo vegetal: un paradigma para la sobrevivencia
La inclusión económica y financiera pasa por recuperar el sentido de una cultura que no podrá tener como punto de partida solo las motivaciones y habilidades personales sobre las cuales se ha construido un modelo jerárquico de la gestión de las empresas en el siglo XX. A partir del comienzo de este siglo con internet y la red todo se ha vuelto más horizontal y ha comenzado un lento desmarcarse de aquellos rigidísimos de verticalismo que se han construido sobre el paradigma del modelo animal de referencia en términos de la división y organización del trabajo. La aceleración que el capitalismo había dado a la economía en los últimos dos siglos en la actualidad se enfrenta con nuevas vulnerabilidades y volatilidades no estrictamente ligadas a factores económicos solamente.
En las dos primeras escuelas de la Economía de Francisco se ha abordado el tema de la sustentabilidad futura de la Economía con el título: “A la escucha de las plantas para un nuevo paradigma económico”. El neuro biólogo vegetal Stefan Mancuso y el economista Luigino Bruni han sometido a la reflexión de los participantes el pensar un nuevo paradigma que se inspira en el mundo vegetal, y aprender de su dinamismo y capacidad de resistir, reproducirse y dar frutos también en condiciones adversas. Sin duda que la teoría de la evolución de Charles Darwin puede seguir abriendo espacios de inspiración a partir de cuando él constata las especies que sobreviven no son las más inteligentes o resistentes sino las que son capaces de adaptarse a los cambios.
En esta línea se deberán confrontar los diferentes modelos de Economía sometidos a cambios que la historia por si sola siempre impone. Al momento de innovar, es necesario inspirar cambios. ¿Podría ser el capitalismo vegetal el paradigma para la innovación y el comienzo de una nueva revolución industrial?
Esta vez todo indica que serán los jóvenes quienes tendrán una palabra decisiva y los adultos podrán guiarlos solo después de realizar una autocrítica cerca de lo que se hubiera podido hacer diferente y mejor.
* Secretario ejecutivo Fundación cardenal Raúl Silva Henríquez e integrante Dirección Vinculación con el medio de la UCSH.