El Santuario es expresión de la libertad de Dios y de la libertad del hombre. Dios se manifiesta más generoso por su donación más visible, más constante de sus gracias y poder.
En noviembre del año recién pasado se realizó en Chile, el III Encuentro de Rectores de Santuarios de América, el que convocó a más de cien rectores desde Canadá a Puerto Montt. El Santuario es expresión de la libertad de Dios y de la libertad del hombre. Dios se manifiesta más generoso por su donación más visible, más constante de sus gracias y poder. Continuando con la serie de reportajes iniciados en el Nº26 de HUMANITAS, iniciamos nuestro recorrido en el pueblo de Casablanca a 32 kilómetros de Valparaíso, con el Santuario mariano Lo Vásquez, al cual peregrinaron el año recién pasado, en la fiesta de la Inmaculada Concepción, el 8 de diciembre, 600 mil personas. Continuamos en Paraguay, en el Santuario de Nuestra Señora de Caacupé, y terminamos en Canadá, donde nos encontramos con el Santuario de San José, el más grande de América del Norte. El próximo Encuentro Americano de Rectores de Santuarios, se realizará en Brasil en el año 2007.
Chile: Santuario de Lo Vásquez
Don José Ulloa, con dinero reunido de donativos, construyó una Ermita en el jardín de la entrada de su casa; allí colocó la imagen de la virgen. Con el tiempo comenzó a aumentar el número de visitantes, por lo que el señor Ulloa consideró necesario habilitar como capilla un galpón de adobe que estaba desde el tiempo de don Vicente Vásquez, su anterior dueño, y que orillaba el jardín de su casa. Movido por el entusiasmo de la creciente devoción popular que veía alrededor de la imagen de la Purísima, buscó también un sacerdote que oficiara en la capilla y que orientara la devoción.
En el año 1850 el devoto Fray José Manuel Troncoso O. de M., tomó la decisión sorpresiva de trasladar la imagen, quizás porque la capilla no presentaba buen aspecto a raíz de los temblores acaecidos o por lo estrecho del lugar. El hecho es que la mudó a un galpón que estaba a unos 100 metros al norte por el camino a Valparaíso y que quedaba ubicado frente a lo que hoy es el Templo de la Virgen. Este galpón con el tiempo sirvió como escuela fiscal y después parroquial.
El capellán Troncoso pidió a los vecinos y a los viajeros que pasaban por el lugar la ayuda necesaria para la construcción de una nueva capilla. La familia Leiva Vásquez fue la principal colaboradora, donando un pedazo de terreno que corresponde al actual templo. Este hecho produjo antagonismo con la familia Ulloa, la que siempre deseó tener a la Purísima Virgen en la capilla de su jardín, como había sido al comienzo de la devoción.
Con el fin de resolver este conflicto, el capellán Troncoso hizo intervenir a la autoridad eclesiástica y que finalmente dio su aprobación.
El 2 de abril de 1851 un fuerte temblor destruyó las paredes que estaban levantadas. Sin embargo, fray Troncoso, hombre de fe, prosiguió en su campaña de recolectar fondos para recomenzar la construcción. Con la ayuda de un ingeniero se inició así la construcción de la tercera capilla para la Santísima Virgen de Lo Vásquez con unos cimientos de 33 x 7 metros, que corresponde a la actual dimensión y posición de la nave central.
En 1854 la inauguración de la nueva capilla fue acompañada con la entrega de los títulos de donación de los terrenos de una superficie de 100 x 150 varas. El padre Troncoso hizo llegar una nueva imagen de la Santísima Virgen desde España y es ésta la que se encuentra en el actual templo. El 16 de noviembre de 1854 obtuvo de la autoridad eclesiástica, para la capilla, el decreto de constitución como templo público.
El 16 de agosto de 1906, a las 19:00 horas, el violento terremoto que azotó Valparaíso, derribó la tercera capilla del Santuario de Lo Vásquez. Cuentan las crónicas que, después del sismo, la gente al pasar por el lugar, llenos de asombro, se conmovían al ver que, a pesar de que todo el resto de la Capilla estaba destruida, el muro del altar con la imagen de la Virgen había quedado en pie.
El 8 de diciembre de 1908 el párroco de Casablanca, don José Miguel Galaz bendijo y colocó la primera piedra, ya no de una capilla sino de un verdadero templo para la Purísima Virgen. Con entusiasmo renovado y con el esfuerzo de muchos vecinos se comenzó nuevamente la reconstrucción de la iglesia, destacándose en forma ejemplar el devoto don José Ulloa, ya un anciano venerable. La vecindad también siguió su ejemplo ayudando en lo posible de sus recursos. Así dio origen una nueva estructura en fierro y cemento de 33x7 mts. de superficie por 9mts. de alto, con techo de fierro galvanizado, vigas de pino y roble, cielo de latón estampado y una torre en el pórtico.
Ésta es la actual nave central.
En 1913, con alegría desbordante, por fin se inaugura el templo, aún faltando el estuco, la ornamentación y la pintura. Se pensó en colocar la imagen de la Purísima Virgen en un templete a la orilla del camino para facilidad de la gente viajera, con premura de tiempo. Para el templo se adquirió en Santiago una nueva imagen grande de 1.60 mts. de alto, que se colocaría en el nicho central de la iglesia. Así, el 6 de diciembre de 1913 con grandes festividades fue bendecido el templete de la Purísima a la orilla del camino, con una plancha de reconocimiento a su benefactor, Don José Ulloa.
Al día siguiente, 7 de diciembre la santa imagen fue llevada en procesión hasta Casablanca para la bendición del templo parroquial, ceremonia presidida por don Miguel Rücker, Vicario General de la Diócesis.
El día 8 de diciembre de 1913 fue bendecido solemnemente el templo reconstruido, con gran alegría de los devotos por dar a la Purísima un Santuario digno.
En 1918 se hace cargo de la Parroquia de Casablanca y también del Santuario, el Pbro. Eladio Lazcano, quien dio comienzo a los trabajos de ampliación del templo con dos naves laterales y una amplia sacristía. Al mismo tiempo, dio comienzo a un retén de Carabineros, a dos cuadras del Santuario.
En 1938, el párroco administrador tuvo que adquirir un pedazo de terreno hacia el cerro detrás de la iglesia para dar solución al recorrido de las procesiones y dar comienzo a la construcción del monumental calvario de 7 mts. de altura que hoy se puede allí contemplar. Terminado el templo se iniciaron dos obras promovidas por Monseñor Lazcano con la finalidad de servir a la comunidad: un asilo de ancianos y una hostería para los peregrinos.
El asilo de ancianos cambió su finalidad sirviendo como Instituto de Capacitación Rural, Casa de Ejercicios Espirituales y hoy día como Seminario de la Diócesis. En 1951 se llevó a efecto con gran solemnidad el X Congreso Eucarístico Nacional de Valparaíso y, para realizar la preparación espiritual del pueblo cristiano, se promovió a la imagen de la Purísima Virgen de Lo Vásquez como Virgen Misionera. Desde el 31 de julio del mismo año, la venerable imagen visitó todas las parroquias de la Diócesis hasta llegar el día 6 de octubre a la Catedral, dándose inicio a las ceremonias del Congreso Eucarístico. El sábado 13 de octubre de 1951 a las 10:30 horas en una solemne Misa Pontifical, el señor Obispo de Valparaíso, Monseñor Rafael Lira Infante, coronó la imagen de la Purísima Virgen de Lo Vásquez ante la clamorosa alegría de miles de devotos hijos y del numeroso pueblo católico porteño. En la tarde de ese mismo día, la imagen de la Virgen presidió la gran procesión marítima por la bahía de Valparaíso.
Es el tercer Obispo de Valparaíso, Monseñor Raúl Silva, quien erige Lo Vásquez como Santuario de la Diócesis. Su sucesor, Monseñor Emilio Tagle, trasladó el Seminario Mayor, recién creado, junto al Santuario, y con la ayuda de muchos, construyó un hermoso edificio donde se han formado ya más de 40 sacerdotes para la Diócesis de Valparaíso y otras diócesis de Chile. El Santo Padre le dio al Seminario el título de Pontificio Seminario Mayor San Rafael. El Santuario es entonces atendido por una Comunidad de Religiosas Catequistas. Además, en 1958, se construye la Escuela Lo Vásquez, dependiente del Santuario.
Siendo Obispo de Valparaíso Monseñor Francisco de Borja, se rehízo totalmente el Santuario de Lo Vásquez, que quedó muy dañado por el sismo de 1985, y se arregló la Casa de Ejercicios. El Templo y la Torre se hicieron de nuevo. Fue un tiempo de gran concurrencia de fieles al Santuario. Se iniciaron las obras del Campus Eucarístico.
Sucediéndole el Cardenal Jorge Medina, se remodeló el presbiterio del Santuario. En el breve tiempo que fue Obispo de Valparaíso, Monseñor Francisco Javier Errázuriz, se adquirió un terreno de mayor extensión, junto al Santuario. Posteriormente, Monseñor Gonzalo Duarte G., lleva a feliz término el hermoso Campus Eucarístico y una capilla para las confesiones. A la vez, se hacen las gestiones para acoger a la comunidad monástica de Belén de la Asunción de la Virgen y de San Bruno, cerca del Santuario.
En la actualidad, las cifras de feligreses que se congregan el día de la Purísima en Lo Vásquez (8 de Diciembre) superan los 600.000 personas, llegando a ser la peregrinación mariana más importante del país.
Paraguay: Santuario Nuestra Señora de los Milagros de Caacupé
Probablemente, por los alrededores del año 1600, fue esculpida la imagen de la Virgen de los Milagros de Caacupé. Según la tradición, un indígena escultor talló dos imágenes: una, la más grande, para el templo de Tobatí y la otra, más pequeña, para su devoción personal, que es la que actualmente se venera en el Santuario de Caacupé.
Desde muy antiguo la imagen tenía fama de milagrosa; pero sólo desde la guerra de la Triple Alianza se expresa y se acrecienta la devoción masiva, popular y sobre todo, las multitudinarias peregrinaciones que hoy conocemos. En el año 1765, doña Juana Curtido de Gracia donó dos manzanas de su propiedad, en donde se edificó el primer Templo en el año 1770. Este templo fue sufriendo modificaciones, la última de las cuales se realizó en el año 1885. En 1945, se concreta una vehemente ambición del pueblo y del clero: poseer un Santuario, que sea un testimonio claro de la fe y la gratitud de todo el pueblo paraguayo, a la Virgen Santísima. En el año 1979 fue demolido totalmente este templo para dar paso al Santuario actual que fue bendecido por el Papa Juan Pablo II el 18 de mayo de 1988.
La fiesta pastoral se celebra el 8 de diciembre, día de la Inmaculada Concepción.
Canadá: Santuario San José de Mont-Royal
Fundado en el año 1904, por el beato hermano Andrés (Alfred Bessette) de la Congregación Santa Cruz, el Oratorio San José de Mont-Royal se distingue como uno de los Santuarios más grandes en el medio urbano y como el Santuario más importante del mundo dedicado a San José. El hermano Andrés nació en agosto de 1845 en Mont-Saint George, al sur de Montreal. Murió a los 91 años en Ville Sain-Laurent, el 6 de enero de 1937, fecha que se escogió para celebrar su fiesta litúrgica. Un millón de personas asistieron a su funeral, rindiéndole así un público agradecimiento. Fue declarado beato por S.S. Juan Pablo II, el 23 de mayo de 1982.
El hermano Andrés construye este Oratorio con el fin de promover la devoción a San José, patrono de la iglesia universal, así como de la Sagrada Familia. Mucho antes, en 1904, el hermano Andrés comienza su apostolado de atender a personas enfermas o que sufrían, devolviendo la confianza a aquellos que se dirigían a él. Se registran numerosas curaciones y se atribuyen milagros a San José gracias a la intercesión del hermano Andrés. Rápidamente, las personas comienzan a acudir en gran número a este lugar.
Entre los años 1904 y 1912, se inician las obras de la primera capilla, para luego agrandarla progresivamente. Ante la afluencia creciente de personas, se inaugura en 1917 una iglesia -la cripta- con capacidad para mil personas. La construcción de la futura Basílica se pone en marcha en 1924. El 19 de noviembre de 1954, con ocasión del 50 aniversario del Santuario, se hará público el decreto de erección de la Iglesia San José de Mont-Royal en Basílica menor. El altar mayor de la misma fue consagrado por el Cardenal Paul-Emile Léger, el 30 de julio de 1955. La Basílica tiene hoy día capacidad para 2.200 personas sentadas. En el siglo XXI, el Oratorio San José de Mont.Royal acoge dos millones de peregrinos y visitantes.
El Oratorio San José desea ser un lugar de paz, de belleza, de recogimiento y fraternidad, abierto a los peregrinos y visitantes de todos los orígenes culturales y particularmente abierto a los jóvenes. La oración, las celebraciones litúrgicas, el acompañamiento personalizado, el recorrido profundizando la fe, el arte religioso y la meditación, son todos medios para acercarse al misterio del encuentro con Dios, maneras escogidas por la Congregación religiosa que atiende el Santuario y sus colaboradores laicos con el fin de continuar la misión del Oratorio.