Francisco Insa
Con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente: formar la afectividad en clave cristiana
335 págs.
Palabra Madrid, 2021
Este libro tiene un título tan atractivo porque el amor a Dios con todo el corazón, con toda el alma, con toda la mente y con todo el ser es el primer y principal mandamiento tanto para un judío como para un cristiano.
El autor tiene experiencia como médico especializado en psiquiatría, teólogo moral y sacerdote católico. De hecho, las aportaciones de esta obra me recuerdan a otras por su gran contenido pedagógico en el ámbito de la medicina, la teología moral, la psicología y la bioética. Algunos de ellos son Así Murió Jesús (Constancio Cabezón Martín, 2004, Edicel-Centro Bíblico Católico), Bioética. Historia. Principios. Cuestiones (Lino Ciccone, 2006, Palabra), Amar y Enseñar a Amar (Francisco Insa, 2019, Palabra), ¿Quién Eres? De la Personalidad a la Autoestima (Enrique Rojas, 2005, Temas de Hoy), Consejos para Dejar de Fumar (Mariano Ruiz Espejo, 2021, Bubok), y Madurez Psicológica y Espiritual (Wenceslao Vial, 2019, Palabra).
El libro trata de modo accesible aspectos como la personalidad y la afectividad, y su desarrollo desde las virtudes teologales (fe, esperanza y caridad), crecer por dentro a lo largo del ciclo vital, la virtud cristiana de la castidad, el celibato, la afectividad enferma, y un estilo formativo sano que vale la pena.
Un ejemplo de lo valioso del texto es que da esperanza ante algunas enfermedades tratadas en él porque, por ejemplo, bien dirigida, una enfermedad mental puede llegar a ser curada en muchos casos.
Otro ejemplo que da el autor del libro es la cualidad del formador sano que se preocupa por la persona en su integridad y respeta a la persona y a sus tiempos; también una cualidad apreciable en el formador es mostrarse vulnerable, humano, agradable, empático. La autoridad moral no se pierde por tener defectos, sino cuando se trata de ocultarlos o negarlos.
Por otro lado, plantea también que la fascinación por lo bello es un modo de intuir la grandeza de Dios, de abrirse a la fe. El autor pone el ejemplo de las palabras de Benedicto XVI en la Audiencia general de 31 de agosto de 2011, en la que expresa la emoción y la sensación de alegría al percibir que ante nosotros alguna obra artística es mucho más que un conjunto de materiales, letras o sonidos, sino algo más grande que abre los ojos de la mente y el corazón, que abre una puerta al cielo, que nos “habla” un mensaje, que eleva el alma y hace visible la necesidad del hombre de ir más allá de lo que ve, manifiesta la sed y la búsqueda de infinito. Hay obras artísticas que son auténticos caminos hacia Dios, la Belleza suprema, una ayuda para crecer en la relación con él, en la oración.
Para aprender a querer bien, Insa plantea que hay que ser desinteresado, sin buscar una gratificación inmediata, dando cosas materiales, afecto, compañía, tiempo, interés por sus gustos o sus problemas, pues de lo contrario no estamos hablando de una amistad verdadera, sino de una relación comercial o una relación de usar y tirar. Hay que respetar la forma de ser del otro, quererle con sus defectos, rechazando la queja, la crítica y la murmuración cuando nos encontramos con ellos. No quedar encerrados en un círculo de amiguitos, pues la caridad es inclusiva, respeta y acepta a todos, incluso a los que no caen tan bien. Elegir los amigos, ser empáticos, valorizar reconociendo a los demás, querer a gusto del consumidor, apreciar las manifestaciones del otro, dejarse querer, mostrarse vulnerables, perder el tiempo con los demás, perdonar siendo capaces de amar a la manera divina, ayudarles a ser mejores, mirar a la cara.
El hecho de que Dios es más íntimo a nosotros que nosotros mismos, y que sabe perfectamente nuestra responsabilidad en cada acción debe hacernos comprender lo importante que es tener una conciencia limpia y agradecida por los bienes que nos ha dado y que debemos administrar con prudencia.
Con este libro, el autor ha evidenciado la necesidad de ofrecer una buena formación de la afectividad para un desarrollo sano y armónico de la persona en su dimensión somática, psicológica y espiritual. Está dirigido a padres, profesores, sacerdotes y directores espirituales, a los que da conocimientos de psicología moderna que pueden ayudarles en su tarea.
Mariano Ruiz Espejo