Autora: Carmen Benavente (Traducción de D. López-Prieto)

Ediciones UC, 227 págs. Santiago, 2018.


La reciente traducción al español de este libro abre una ventana que remonta y retrata un momento y espacio particular de Chile.

Si no fuese una historia real, podría perfectamente leerse como una alegoría del encuentro de dos realidades que construyen una nueva visión,o del nacimiento del patrimonio. Si no fuese nuestra historia, podría ser una metáfora del miedo a lo desconocido y la unión en la adversidad, del surgimiento de un nuevo lenguaje.

Sin embargo, este libro de Carmen Benavente surge de un detallado relato autobiográfico que busca dar a conocer y poner en valor la existencia de las bordadoras de Ninhue, pueblo situado en el valle central de Chile en la VIII región, en el escenario del patrimonio artesanal chileno.


El texto mismo –haciendo uso del motivo central– es un gran tapiz bordado de muchísimas escenas. La intimidad de los recuerdos narrados y las descripciones de los lugares y personas involucradas en el nacimiento del concepto de las bordadoras de Ninhue, son puntadas de diverso espesor y factura que acaban por dar cuenta de lo que resulta cuando hay una motivación genuina y un vínculo trascendente con la propia historia.

El relato incluye un muy necesario viaje por los recuerdos de la infancia, lo vivido y aprendido en Estados Unidos tras su partida de Chile, y las impresiones que le causa su regreso en 1971, momento en el que se entera que tanto a ella como a su familia les habían expropiado casi la totalidad de sus tierras de cultivo. Son muchísimos los sentimientos que desencadena este hecho, y es realmente admirable la respuesta que acaba por surgir y plasmarse. Le resulta imperioso hacer algo para ayudar a reconstruir las confianzas y la comunidad, dejar un legado que ayude a ese pueblo donde tan arraigada tiene su propia historia. Escucha, recorre, invita, convoca, compromete a amistades, trabaja, y logra armar un taller de bordado en Ninhue. Las motiva, les enseña, las desafía, y aparecen los fantásticos resultados ilustrados y descritos en este libro.

Se las llamó en su minuto herederas de la expresión popular iniciada por Violeta Parra. A principios de los 70 trabajaron en paralelo a otras escuelas y talleres, y luego fueron contemporáneas de las arpilleristas que surgieron como voz al alero de la Vicaría de la Solidaridad, pero lo cierto es que su planteamiento apolítico, cotidiano, las diferencia y las estructura en torno a su tangible día a día: el paisaje que las rodea, los oficios que ejercen, la flora y fauna que las acompaña, la rutina rural personal y comunitaria de la que son protagonistas. “En Ninhue, el arte de bordar fue rápidamente adoptado y luego adaptado por personas que no estaban familiarizadas con las manifestaciones artísticas contemporáneas del bordado de otras tradiciones. Del mismo modo, las que lo practicaban no contaban con el legado de una arraigada tradición de bordado que pudiera ejercer una influencia en sus diseños” (p. 195).

La autora no escatima palabras para explicar de dónde surge la motivación y estilo de cada una de las mujeres que forman —o formaron— este particular grupo: “pronto se hizo evidente que las bordadoras, gracias a su trabajo, habían obtenido importantes bene-ficios materiales y experimentado una profunda transformación espiritual” (p. 145). Junto con adentrar al lector en sus propios dilemas personales y familiares frente a la idea que empieza a quitarle el sueño y en los pormenores que enfrenta para llevarla a cabo, dedica varias páginas a dar a conocer lo que descubrió y aquilató en cada una de las personas con las que se armó este proyecto. No duda al concluir que “la curiosidad desempeñó un papel fundamental en mi dedicación a las mujeres” (p. 194), pero tampoco se priva en ir señalando a lo largo del texto los signos ‘providenciales’ que se convirtieron en impulso, respuesta, solución o consuelo a lo largo del proceso de gestarlo.

La preciosa edición que presenta Ediciones UC basándose en la versión de hace 15 años publicada originalmente en inglés por Texas Tech University Press, es un lujo en cuanto a imágenes y contenido. Carmen Benavente tiene bien fundada su invitación inicial: “Albergo la esperanza de que el lector descubra en este libro el estímulo necesario para que pueda explorar su creatividad e imaginación con seguridad y devoción, ya sea en aras de una posible remuneración económica, la documentación sociohistórica de una tendencia artística, un mayor entendimiento del paisaje espiritual que yace en el interior de cada una de las bordadoras, o simplemente en honor al arte de bordar y su belleza.” (p. 19)


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