San Alberto Hurtado (1901-1952) era de la opinión de que frente a la indefensión de los trabajadores y al sindicato marxista, era urgente la promoción de un asociacionismo cristiano, autónomo de los partidos políticos y fundamentado en la Doctrina Social de la Iglesia (DSI). Su proyecto de apostolado social se encarnaba en dos asociaciones: una dedicada a la formación de los trabajadores (la Acción Sindical y Económica Chilena, ASICH), y otra a la de los “patrones” o empresarios (la Unión Social de Empresarios Cristianos, USEC). En este ensayo estudiaremos el papel jugado por USEC en el proyecto social de san Alberto Hurtado, el cual buscaba combatir la pérdida de sentido en el mundo del trabajo –fenómeno que la sociología ha denominado alienación–, y su vigencia en nuestros días.
I.- Introducción: san Alberto Hurtado y el mundo del trabajo
Durante el siglo XIX el liberalismo prometía progreso económico y de las libertades esenciales de la persona. Sin embargo, la revolución industrial habría traído pobreza, alienación y sufrimiento a masas de trabajadores mientras los capitalistas se enriquecerían a costa de ellos. Aunque este panorama parezca reductivo, la cuestión social, es decir, el problema de la pobreza del proletariado industrial, fue tematizada por diversas tradiciones, gatilló el nacimiento de la sociología e inspiró el surgimiento de la Doctrina Social de la Iglesia (DSI) que, desde Rerum Novarum (1891), comienza una reflexión desde la cátedra de Pedro con miras a orientar a los cristianos y hombres de buena voluntad para promover un orden social más justo y caritativo, donde primen los principios de dignidad humana, bien común, subsidiariedad y solidaridad[1].
En Chile, un importante difusor de la DSI, recogida principalmente desde Quadragesimo Anno (1931), fue san Alberto Hurtado (1901-1952), sacerdote jesuita, abogado y doctor en pedagogía y psicología, asesor de la Acción Católica (AC), fundador de diversas organizaciones sociales y considerado el representante por excelencia de la solidaridad en nuestro país[2]. Él opinaba que frente a la indefensión de los trabajadores y al sindicato marxista, era urgente la promoción de un asociacionismo cristiano, autónomo de los partidos y fundamentado en la DSI. Como veremos, su proyecto de apostolado social se encarnaría en dos asociaciones, una dedicada a la formación de los trabajadores (la Acción Sindical y Económica Chilena, ASICH) y otra a la de los “patrones” –como él llamaba a los empresarios– (la Unión Social de Industriales Católicos, USIC; hoy Unión Social de Empresarios Cristianos, USEC).
Hurtado no planteó una teoría económica, ni una reflexión sociológica propiamente dichas[3]. A la luz de la teología –especialmente del Cuerpo Místico de Cristo– y la DSI, reflexionó sobre los problemas sociales y económicos, especialmente la pobreza material y el trabajo. Gran parte de ellas se encuentran en sus libros Humanismo Social; Sindicalismo. Historia, Teoría y Práctica; ¿Es Chile un País Católico?; El Orden Social Cristiano en los documentos de la jerarquía católica; y Moral Social. Sus fundamentos teológicos y antecedentes históricos han sido estudiados en las investigaciones de Samuel Fernández[4], Tony Mifsud[5], William Thayer[6], Mariana Clavero[7], Cristián Hodge[8] y Jorge Aros[9], entre otros.
En octubre de 1947 se reunió con el Papa Pío XII en Roma. El Memorial que le entregó y que sería la base de su conversación[10], sintetiza muy bien su visión sobre los distintos problemas sociales y económicos del país: 1) Existe una desigualdad económica muy profunda, con grandes niveles de pobreza frente a una élite con una “vida fácil”; 2) los trabajadores del país viven en situaciones donde decir indignidad es quedarse corto, tanto en la ciudad como en el campo; 3) esta situación es el caldo de cultivo ideal para el marxismo, y los partidos socialista y comunista controlan el 100% de los sindicatos del país, sin existir organizaciones católicas que participen del movimiento obrero, que tiene gran apoyo popular[11]; 4) articular un movimiento social católico que le haga frente al sindicalismo marxista haciéndose cargo de las necesidades espirituales y materiales de los trabajadores; 5) los católicos no han entendido bien la gravedad del problema, pensando que solo hay que “impedir el avance comunista” y no “desproletarizar a las masas”; 6) no hay esfuerzos para aplicar en la realidad social las enseñanzas de la DSI, suavizando su exposición “a fin de no alienarse las clases dirigentes”; 7) los intentos de los jóvenes de la Acción Católica (AC) –pensamos que animados por Hurtado– son criticados por la jerarquía y acusados de “simpatizar con los comunistas”.
En sus obras Humanismo Social y Moral Social[12] plasma su visión del trabajo, que considera “no solo un medio para ganar la vida, sino una colaboración social”, comprendido como “[el] esfuerzo que se pone al servicio de la humanidad; esfuerzo personal en su origen, fraternal en sus fines, santificador en sus efectos”[13]. Más adelante, estudia el “sentido social del trabajo” y lo va desglosando en los distintos oficios. Allí explica que el empleado se encuentra “mecanizado, desprovisto de ideales”: “El empleado lleva una vida bien dura por cierto y necesita como nadie una formación social. Más aún que el obrero necesita el empleado ser reincorporado en forma vital al trabajo que realiza. Ha de ser tomado más en cuenta; ha de ser más comprendido y respetado por sus superiores para que pueda hacer ‘un servicio social’”[14].
Esa pérdida de sentido de los trabajadores ha sido tematizada por diversas tradiciones, principalmente desde la sociología, y se le ha dado el nombre de alienación[15]. Adam Smith considera que el trabajo, cuando se vuelve rutinario y no fomenta el desarrollo del intelecto, puede producir embrutecimiento[16]. Para Karl Marx, la enajenación consistiría en un proceso por el cual el fruto del trabajo es confiscado por el capitalista, despojando al trabajador de una parte de sí[17]. Max Weber ve un fenómeno de pérdida de sentido del obrero en el proceso de trabajo, en torno a una “teoría de la burocratización como una jaula de hierro” donde las instituciones sociales modernas “constituyen una amenaza creciente para la libertad de los individuos”[18].
La DSI, por su parte, también ha abordado el problema, desde una perspectiva espiritual y trascendente. En Rerum Novarum, León XIII se refiere a la situación de los obreros, y confronta la “solución” socialista y sus problemas con la visión cristiana del orden social[19], la que es profundizada por Quadragesimo Anno. Juan Pablo II en Centesimus Annus (1991) dice que, si bien la comprensión marxista de la alienación es falsa, “la alienación, junto con la pérdida del sentido auténtico de la existencia, es una realidad incluso en las sociedades occidentales”. Explica que “es necesario iluminar, desde la concepción cristiana, el concepto de alienación”, en el que “el hombre, cuando no reconoce el valor y la grandeza de la persona en sí mismo y en el otro, se priva de hecho de la posibilidad de gozar de la propia humanidad y de establecer una relación de solidaridad y comunión con los demás hombres, para lo cual fue creado por Dios”[20].
Como hemos visto, si bien la palabra alienación no era de cuño hurtadiano, su preocupación por el sentido trascendente de la vida y del trabajo, dadas las circunstancias históricas que vivió, nos mueven a situar su pensamiento y obra en torno a este concepto propio de la sociología.
II.- Cristianizando el mundo del trabajo: ASICH y USIC
El Padre Hurtado no se quedó en la reflexión teórica, sino que buscó soluciones concretas. Como señaló en las Semanas Sociales de Cochabamba de 1950: “Ha llegado la hora en que nuestra acción económico social debe cesar de contentarse con repetir consignas generales sacadas de las encíclicas de los Pontífices y proponer soluciones bien estudiadas de aplicación inmediata en el campo económico-social”[21]. En particular, era de la opinión de que frente a la indefensión de los trabajadores y al sindicato marxista, era urgente la promoción de un sindicalismo cristiano, autónomo de los partidos políticos y fundamentado en el magisterio social de los últimos pontífices[22], sin el cual, dice san Alberto, “no habrá la fuerza de empuje suficiente para hacer realidad las aspiraciones de transformación social”[23].
En el capítulo XII de su libro Humanismo Social, titulado “Acción Social”, Hurtado resaltaba la importancia de la acción económico-social como solución a los “dolores humanos” de su tiempo, específicamente “en los sindicatos obreros y patronales, en las juntas de arbitraje, en la creación de cooperativas de créditos, producción y consumo, la preparación de técnicos y dirigentes que puedan hacer marchar estas instituciones; el ‘servicio social’ y la ‘educación familiar’, la carrera apenas iniciada entre nosotros de ‘jefe de bienestar’, el servicio de ‘orientación profesional’, y ‘relaciones industriales’”[24]. Allí destacó los “seminarios de estudios sociales” para investigar la realidad social, elaborar proyectos que se presenten en las cámaras por parlamentarios, y donde los católicos puedan “dar testimonio de su espíritu de justicia y caridad”[25].
Así, promovería la formación de grupos de reflexión de la DSI, primero en la Acción Católica (AC), luego en la Acción Sindical y Económica Chilena (ASICH), y más tarde en la Unión Social de Industriales Católicos (USIC). La ASICH fue creada el 13 de junio de 1947, por el Padre Hurtado y trece laicos con el objetivo de “hacer realidad en Chile la redención del proletariado de acuerdo con las normas de las encíclicas sociales de la Iglesia”. Nace con naturaleza “parasindical”, por iniciativa del futuro santo[26]. Él explica que sus objetivos eran
“despertar en los obreros cristianos la conciencia de sindicarse y agrupar a los cristianos ya sindicados para que con plena formación luchen en el interior de los sindicatos por la implantación del orden social cristiano. Por tanto, no sindicatos aparte, sino acción en el seno de los sindicatos organizados para influir al máximo en ellos por la presencia en su seno de hombres que levanten la masa como levadura”[27].
En su audiencia con Pío XII, el Padre Hurtado le explicó sus intenciones de promover un apostolado social entre obreros y “patrones” que fuese dirigido por laicos[28]. Su plan social se orientaría a la formación de ambos polos de la empresa, a través de dos asociaciones (la ASICH y la USIC) que debían investigar la realidad social y difundir la DSI, con el objetivo de “buscar el mejoramiento de la suerte de los trabajadores”, “con sumisión” a la jerarquía eclesiástica y con independencia de los partidos políticos[29].
Con la aprobación papal, ya de vuelta en Chile, se apresta a reenfocar su proyecto social y ocuparse de los “patrones” jóvenes[30]. Debía “escogerlos, organizarlos, formarlos en la doctrina social de la Iglesia y dotarlos de una institucionalidad que diera continuidad e identidad a la obra”, que sería, en definitiva, “una especie de ASICH para los patrones”[31], según relata William Thayer, estrecho colaborador de Hurtado y que participó directamente en la gestación de este proyecto.
En una carta al P. Álvaro Lavín, viceprovincial de la Compañía, el 12 de febrero de 1948, san Alberto le consulta sobre qué camino seguir: el de la formación en el Colegio San Ignacio o el de la Acción Social. En el segundo caso, promovería “Círculos de formación de futuros patrones”–que se traducirían en la USIC–, un “Curso de dirigentes obreros que serían futuros dirigentes de acción sindical, cooperativa, etc.” –la ASICH–, la “Promoción de servicios sociales por grupos de seglares a medida que puedan constituirse sólidamente”, una “Revista de formación económico-social” –Revista Mensaje–, y “Reuniones de vulgarización una vez consolidado el grupo”. Especifica que “la obra sería dirigida por seglares, bajo su responsabilidad económica e ideológica”, donde él “sería el animador espiritual y el propulsor”[32].
En definitiva, el proyecto social impulsado por san Alberto Hurtado buscaría trabajar el mundo empresarial desde el sindicato y los “patrones”[33]. Tanto la ASICH como la USIC nacerían desde la AC y tendrían como objetivo estudiar y difundir la DSI en dos mundos distintos pero complementarios[34]: el mundo sindical y obrero, por un lado, y el mundo de la dirigencia empresarial, por otro, y buscarían ofrecer a obreros y “patrones”, un sentido trascendente para su actividad.
III.- La Unión Social de Empresarios Cristianos (USEC)
1.- Antecedentes históricos de la fundación de USEC[35]
Es interesante rescatar el estudio del caso de USEC, desde la sociología, por varias razones. Primero, a diferencia de la ASICH, USEC permanece hasta nuestros días, “conservando su carácter de organismo especializado de la Iglesia hacia el mundo empresarial cristiano”[36]. Segundo, la ASICH, con posterioridad al fallecimiento del Padre Hurtado, se unió a la Confederación Internacional de Sindicatos Cristianos (CISC) como organismo de representación sindical y no como había sido fundada, como una organización para formar dirigentes obreros en la DSI[37]. Tercero, los estudios referidos al proyecto social de Alberto Hurtado –aunque escasos[38]– tratan casi en su totalidad de la ASICH[39]. Por último, parece difícil pensar que el proyecto social fundado por san Alberto Hurtado –cuya imagen siempre ha sido vincula con los más desvalidos– incluyera una organización formadora de dirigentes de empresa[40].
El 24 de mayo de 1948[41] –“en una tarde de invierno”, relata William Thayer–, san Alberto Hurtado convocó en las oficinas de la ASICH a un grupo de “jóvenes industriales”, con el objetivo de estudiar y difundir la DSI en el mundo empresarial, no por una razón académica, sino práctica: mejorar las condiciones de los trabajadores. Ese día nació la organización de “patrones” que completaba el proyecto social hurtadiano. Tres meses después, el 30 de agosto, se realizó la primera reunión formal que, según explica Thayer, fue de trabajo y no de fundación. En ella se establece que la naciente organización se llamará Unión Social de Industriales León Harmel, en honor del dirigente industrial católico francés, y se estableció la primera directiva, encabezada por Jorge Matetic Fernández, de Inchalam[42].
Si bien la participación de Hurtado en la gestación de la USIC fue menor que en la ASICH y el Hogar de Cristo, en los que trabajó directamente, esta jugaba un papel crucial para la construcción de su proyecto social[43]. Por ejemplo, en 1951 destaca en un artículo en la Revista Mensaje la difusión de la DSI que realizaba, explicando que “la Unión Social de los Industriales Católicos, bajo las firmas de su presidente y de su Secretario junto con rechazar las afirmaciones del señor Arrieta, dan a conocer los benéficos resultados de la aplicación de las doctrinas pontificias que los industriales católicos han podido constatar en sus empresas[44]”.
Alberto Hurtado expuso en la Asamblea General de Socios de la USIC realizada en diciembre de 1950, donde confrontó la situación social de su época con el orden social cristiano al que aspiraban, explicando que existía un
“gran desorden e injusticia, que debe remediarse. El patronato católico tiene que emprender esta labor: acercar el ‘orden’ social actual a la concepción cristiana del orden social. El sacerdote solo puede recordar los principios a la feligresía; son los laicos los llamados a proporcionar las soluciones prácticas; es el técnico, el patrón católico, quien puede efectuar las realizaciones; frente a los industriales, cabe considerar también la reforma de la empresa, en su concepción actual, individualista”[45].
Rápidamente, la organización tomará el nombre de Unión Social de Industriales Católicos (USIC), y más tarde de Empresarios Católicos (USEC). Luego del fallecimiento de san Alberto Hurtado, pasará a llamarse Unión Social de Empresarios Cristianos (USEC) –nombre que mantiene hasta hoy, agregando los sustantivos de Ejecutivos y Emprendedores–. Pese a los cambios de nombre, USEC ha perseverado en el objetivo fundacional de difundir la DSI en el mundo empresarial[46], ofreciendo un sentido trascendente a quienes ejercen posiciones de liderazgo en el mundo del trabajo. William Thayer era de la opinión de que USEC, al igual que la ASICH, pertenecía a la Iglesia y que de ella dependía su supervivencia en el tiempo[47]. Hoy, sin embargo, manteniendo su inspiración cristiana y su objetivo de difundir la DSI, USEC se declara independiente de la jerarquía de la Iglesia. USEC será la primera asociación latinoamericana en ingresar a UNIAPAC (hoy Unión Cristiana Internacional de Dirigentes de Empresas), red internacional de empresarios cristianos que comparte el objetivo de difundir una visión cristiana de la empresa[48].
2.- El trabajo de USEC hoy [49]
Como la difusión de la DSI debe ser más que una reflexión teórica, USEC ha buscado promover soluciones concretas a los problemas sociales desde el mundo de la empresa y con fidelidad a su naturaleza fundacional de órgano formativo de los dirigentes de empresa. Ha debido, en definitiva, cristianizar la empresa y, desde la empresa, la sociedad. Como corporación sin fines de lucro, está integrada por socios, que pueden ser personas naturales, llamados “socios persona”, u organizaciones de todos los tamaños, con o sin fines de lucro, llamados “socios empresa”. Naturalmente, la participación de ambos tipos de socios y los efectos de la formación recibida no pueden ser idénticos.
La organización tiene el objetivo de “aportar al desarrollo humano de la sociedad motivando a empresarios, ejecutivos y emprendedores para que, guiados por los principios de la Doctrina Social de la Iglesia, se comprometan a su mejoramiento personal, el de sus organizaciones y el medio empresarial”, al mismo tiempo que se propone “iluminar la conciencia empresarial para que sus líderes promuevan una sociedad más humana, justa, libre y solidaria”[50]. Ambas motivaciones van en la línea de combatir la alienación –entendida como pérdida de sentido–, ya que buscan dotar a los dirigentes de empresa cristianos de un sentido trascendente, otorgado por una visión cristiana de la empresa –inspirada en la DSI–, para que ellos contribuyan al bien común –tanto el de sus empresas como el bien común general– a través de la actividad empresarial. Y siguiendo al Padre Hurtado, propender así al “mejoramiento de la suerte de los trabajadores”, y aún más, a la “redención del proletariado” y la salvación de sus almas.
La cristianización de la empresa y la sociedad se busca a través de instancias formativas para los distintos estamentos de la empresa, como a las personas de forma particular. Como señalaba San Alberto, “la riqueza de nuestra doctrina social reside entera en el principio de la dignidad de la persona humana en el orden natural, y mucho más en su elevación al orden sobrenatural. […] Urge, pues, una intensa formación sobrenatural sólida y una intensa formación social”[51].
Así, USEC ofrece charlas formativas abiertas; encuentros cerrados para directivos y gerentes generales, gerentes de recursos humanos y ejecutivos en general; talleres de reflexión corporativa para la alta dirección; mentorías para profesionales; encuentros para estudiantes y jóvenes profesionales; y difusión de buenas prácticas empresariales. A través de todas estas instancias, USEC busca propagar una mirada cristiana del trabajo y la empresa, y ofrecer una formación aplicada de esta doctrina. Finalmente, el objetivo de estos programas es “iluminar la conciencia empresarial”[52] para motivar a empresarios y ejecutivos a que vivan una transformación personal que los impulse a orientar su empresa en torno a los principios de la dignidad humana y el bien común, contribuyendo así a combatir la alienación en la empresa, ofreciendo un sentido cristiano a la actividad empresarial[53].
Siguiendo las enseñanzas del Papa Francisco[54], que han sido desarrolladas por UNIAPAC[55], USEC promueve que la actividad empresarial puede ser convertida en una noble vocación a través de la cual los dirigentes empresariales contribuyan con su trabajo al bien común[56]. Para ello, primero, es necesario sentirse desafiados por un sentido más profundo de la vida, que los transforme personalmente. Segundo, construir una cultura organizacional más humana dentro de la empresa, en torno al principio de subsidiariedad. Por último, orientar la empresa al bien común, distribuyendo con justicia la riqueza entre todos los stakeholders que contribuyen a generarla[57].
Por supuesto, el “sentido” del que estamos hablando es otorgado por la fe cristiana. Por eso, en el marco de la Misión Continental, en los años 90 y con posterioridad al Bicentenario, USEC desarrolló la Misión Empresarial, que buscaba que los hombres y mujeres de empresa tuvieran una transformación personal[58]. Simultáneamente, con motivo de los 60 años de USEC se redactó la oración del empresario y ejecutivo cristiano, que después fue acogida por UNIAPAC. Y, en el contexto de las visitas apostólicas a nuestro país de los Papas Juan Pablo II (1987) y Francisco (2018)[59], presentó a los hombres y mujeres de empresa unos compromisos personales para aportar a la construcción de una empresa y una sociedad acordes con los principios de la DSI: Un decálogo para Juan Pablo II firmado por unos mil empresarios, y 7 compromisos para Francisco que superaron los dos mil firmantes.
Nuestra experiencia en el equipo de USEC nos ha mostrado que los programas ofrecidos impactan profundamente en los socios[60], quienes valoran la formación doctrinal aplicada que reciben de USEC, porque los dota de un sentido trascendente para su trabajo en empresas: “La experiencia [de la mentoría] fue increíble. [...] [Me ayudó a reimaginar la empresa y la manera en que estábamos resolviendo las cosas. Creo sinceramente que su testimonio [del mentor] marcó profundamente la manera en que me relacionaba en las negociaciones y con la competencia”, señala Gonzalo Rosende, socio persona de USEC[61]. Al buscar la transformación personal a través del trabajo, el cumplimiento de la misión de USEC por medio del mejoramiento de las personas en las empresas, hace que la medición de su impacto sea eminentemente cualitativa[62]. Esto exigiría diseñar más herramientas creativas para conocer cómo se traduce el cambio personal del socio en su entorno laboral, como el seguimiento de buenas prácticas de nuestras empresas socias[63]. La influencia de USEC en la mejora estructural de las empresas está fuera de su esfera de acción, porque su enfoque está orientado a que sean las personas las que impacten positivamente en sus organizaciones. La misión fundacional de USEC, amparada en los principios de la DSI y en el espíritu de su impulsor, el Padre Hurtado –quien buscó formar personas para cristianizar estructuras–, nos han impulsado a promover la reforma de los corazones por sobre la de las estructuras, no porque esta no sea necesaria, sino porque solo es posible y fructífera si contribuye a mejorar a las personas con el concurso de su libertad[64].
IV.- Conclusiones: el proyecto de san Alberto Hurtado para la empresa
En este ensayo hemos estudiado el proyecto de san Alberto Hurtado para el mundo del trabajo, encarnado en la ASICH y la USIC. Hemos visto que este proyecto no buscaba enfrentar al trabajador con el empresario, sino que ponerlos a trabajar coordinadamente en pos de un mismo objetivo: “la desproletarización de las masas” y la cristianización de las empresas y sus integrantes, a saber, el “obrero” y el “patrón”. Y lo hace a través de instancias formativas como los círculos de estudio –siguiendo el método de la AC, de la cual provienen– que doten tanto a obreros y patrones de un sentido trascendente para su trabajo, entregado por la DSI, que los aleje de la alienación.
El Padre Hurtado impulsa estas asociaciones para enfrentar la falta de sentido trascendente –el cristiano– y de organización de los trabajadores. Por eso, piensa en una asociación de “patrones” (USIC) que trabaje en conjunto con la ASICH. El que sean organizaciones que apoyan en subsidio a los sindicatos y a los empresarios y ejecutivos ofreciendo formación doctrinal[65], y no representar los intereses de sus integrantes, permite combatir adecuadamente la alienación entendida como la pérdida de sentido, particularmente el sentido trascendente que otorga el Cristianismo a sus vidas.
Hemos estudiado más profundamente el caso de USEC, que permanece hasta hoy. Desgraciadamente, como la ASICH desapareció al poco andar, el proyecto social de Hurtado, pudiendo tener las herramientas para resolver los problemas que enfrentaba, no pudo hacerlo en la práctica de forma completa. Con todo, a sus 73 años, USEC sigue siendo necesaria[66]. Evidentemente, la alienación adquiere formas más complejas que en 1948. Un trabajo rutinario, poco desafiante, centrado en los resultados, con pocas oportunidades de proyección, y con largos y apretados traslados desde y hacia el lugar de trabajo en el transporte público, manifiesta formas contemporáneas de alienación de los colaboradores de la empresa. Además, se podría decir que los empresarios y ejecutivos vivirían una falta de sentido producto de una cultura materialista y del consumo que los desorienta de las cosas importantes y los desvincula de la sociedad de la que forman parte. Por eso, y con mayor razón en la crisis social que vive el país, USEC tiene la responsabilidad de ofrecer –desde sus instancias formativas– un sentido trascendente a los empresarios cristianos, para que ellos –luego de su transformación personal– lo transmitan a sus colaboradores. Así, el trabajo ya no es alienante sino que adquiere sentido, para servir a través de la empresa a la mejora espiritual y material de la sociedad.
Notas
[1] Pontificio Consejo Justicia y Paz, “Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia”, 2004, N°160. Cfr., Gonzalo Letelier, “¿Qué son los principios de la doctrina social de la Iglesia?”, Theologica Xaveriana, Vol.67 N°183 (enero-julio 2017): 85-111; Varios autores, Doctrina Social, Colección Carisma, volumen 31 (Santiago: Editorial Patris, 1992); Gonzalo Larios, “Sociedad civil y acción política en la DSI”. Artículo publicado originalmente en Álvaro Pezoa (ed.), Principios para la Acción Social y Económica a la luz de la Doctrina Social de la Iglesia (Santiago: ESE Business School, 2012): 69-87; y más tarde en Gonzalo Larios, Historia, arte y cristianismo (Santiago: Editorial ARCUS, 2018): 237-53.
[2] “El impacto de la vida de San Alberto Hurtado en la sociedad chilena, lejos de disminuir, aumenta, y se extiende más allá de las fronteras de su Nación. Su profunda espiritualidad, su hondura intelectual en temas sociales y pedagógicos, su sensibilidad cristiana por el problema de la pobreza, sus iniciativas de caridad organizada, su preocupación por proponer cambios estructurales en favor de la justicia social, y finalmente lo principal, su santidad vivida en medio de un mundo agitado y cambiante, hacen de él un hombre que merece ser estudiado como modelo para la santidad y el apostolado social”. En Samuel Fernández, “Bases documentales para el Estudio de San Alberto Hurtado. Estado de la cuestión”, Anuario de Historia de la Iglesia Nº17 (abril 2008): 313. El destacado es del original.
[3] Él mismo se lo comenta al provincial en Chile en defensa de una futura dedicación a su proyecto social en vez de la formación en el Colegio San Ignacio. Vd. José Correa, SJ, “Vocación Social”. En José Correa, SJ, El Padre Hurtado. Su palabra – su obra, (Santiago: Centro de Espiritualidad Ignaciana, 1992).
[4] Samuel Fernández, “Bases documentales para el Estudio de San Alberto Hurtado. Estado de la cuestión”, Anuario de Historia de la Iglesia Nº17 (abril 2008): 313-19; Samuel Fernández, “El fundamento teológico del compromiso social de san Alberto Hurtado”, Gregorianum Vol.91 N°2 (2010): 272-99; Samuel Fernández, “¿Reformar al individuo o reformar la sociedad? Un punto central en el desarrollo cronológico del pensamiento social de san Alberto Hurtado”, Teología y Vida Vol.49 N°3 (2008): 515-44; Samuel Fernández, “Circunstancias de la fundación del Hogar de Cristo. Estudio histórico en los documentos contemporáneos”, Teología y Vida Vol.49 N°4, (2008): 875-91.
[5] Tony Mifsud, SJ, El sentido social: El legado ético del Padre Hurtado (Santiago: Centro de Espiritualidad Ignaciana – Universidad Alberto Hurtado, 2005).
[6] William Thayer escribió varios libros y artículos sobre san Alberto Hurtado, a quien conoció personalmente. En este ensayo citaremos dos más adelante.
[7] Mariana Clavero, “Un punto de inflexión en la vida del padre Alberto Hurtado. Itinerario y balance de su viaje a Europa, de 1947”, Teología y Vida Vol.46 N°3 (2005): 291-320.
[8] Cristián Hodge, “Teología del Cuerpo Místico, antropología y moral social en san Alberto Hurtado. La influencia de Columba Marmión”, Teología y Vida Vol.51 N°4 (2010): 585-608.
[9] Jorge Aros, “El Padre Hurtado, prisma para una nueva comprensión de la Responsabilidad Social”, Teología y Vida Vol.59 N°1 (marzo 2018): 85-110.
[10] Memorial del Padre Hurtado a Pío XII. Disponible en Fundación Padre Hurtado, www.padrealbertohurtado.cl/memorial-del-padre-hurtado-a-pio-xii/
[11] Cfr., Pío XI, Carta Encíclica Divini Redemptoris, 1937, N°16.
[12] Para Humanismo Social hemos consultado la edición de la Biblioteca Jesuita de Chile: Alberto Hurtado, Humanismo Social (Santiago: Ediciones Universidad Alberto Hurtado – Instituto de Historia, Pontificia Universidad Católica de Chile, 2017). Para Moral Social consultamos la edición digitalizada por el Centro de Estudios San Alberto Hurtado de la Pontificia Universidad Católica de Chile: Moral Social. Obra póstuma del Padre Hurtado, S.J., Escritos inéditos del Padre Hurtado, S.J. Vol. 3. Edición, presentación y notas de Patricio Miranda Rebeco, con la colaboración del P. Cristián Hodge, Gabriela Jorquera, Sandra Arenas y Sergio Henríquez. (Santiago: Ediciones Universidad Católica de Chile, 2004).
[13] Alberto Hurtado, Humanismo Social (Santiago: Ediciones Universidad Alberto Hurtado – Instituto de Historia, Pontificia Universidad Católica de Chile, 2017): 97.
[14] Alberto Hurtado, Humanismo Social (Santiago: Ediciones Universidad Alberto Hurtado – Instituto de Historia, Pontificia Universidad Católica de Chile, 2017): 101-2.
[15] La alienación en tres importantes autores es estudiada en Javier Pinto y Gonzalo Letelier, “El camino de la alienación. Trabajo y ética en Smith, Marx y Wojtyla”, Revista Empresa y Humanismo, Vol. XIX N°2 (agosto 2016): 119-52.
[16] “Como Smith explica en el primer libro de La Riqueza de las Naciones, la división de la labor tiene un efecto en la productividad, precisamente porque afecta positivamente al desarrollo de la tecnología necesaria para producir y, además, promueve la especialización de los trabajadores, lo que finalmente redunda en la posibilidad que tienen los mismos trabajadores de incorporar mejoras en el sistema productivo. Sin embargo, es precisamente en este aspecto en donde Smith también considera que hay una conexión entre productividad y degradación personal, haciendo del trabajo una tarea más mecánica y, por lo tanto, embrutecedora. Si consideramos esta doble posibilidad, la conclusión no es necesariamente una contradicción en la teoría del escocés, sino una descripción de la relación entre producción y moral que no es determinante, ni positiva ni negativamente”. En Javier Pinto y Gonzalo Letelier, “El camino de la alienación. Trabajo y ética en Smith, Marx y Wojtyla”, Revista Empresa y Humanismo, Vol. XIX N°2 (agosto 2016): 126.
[17] Marx sostiene en “El trabajo enajenado” que “el trabajador desciende al nivel de mercancía y de una mercancía miserable; que la miseria del trabajador aumenta con la fuerza y el volumen de su producción […]”. Explica el pensador alemán que el producto del trabajo es visto por el trabajador como algo “ajeno” e “independiente”, una “objetivación del trabajo”, lo que produce que el trabajo sea “una invalidación del trabajador, la objetivación como una pérdida y como servidumbre al objeto y la apropiación como enajenación”. En Karl Marx, “El Trabajo Enajenado”. En Erich Fromm, Marx y su concepto del hombre. Karl Marx: Manuscritos económico-filosóficos (Ciudad de México: Fondo de Cultura Económica (FCE)), varias ediciones: 105. El destacado es del original.
[18] “Idea […] que expresa de manera contundente el diagnóstico que hizo Weber de su época: un mundo desencantado, sin sentido, burocratizado hasta el extremo mismo de poner en seria amenaza la libertad de los hombres”. Y explica que este fenómeno produce “una burocratización del mundo empresarial que es, en verdad, una racionalización llevada al extremo de determinar hasta los movimientos del cuerpo humano, el cual está, según diría Marx, adosado como una especie de apéndice de una máquina. Ese es el mundo de la burocracia, un mundo no solo de reglamentos, sino un mundo que racionaliza hasta los propios movimientos del cuerpo del hombre”. En Carlos Cousiño, “La Jaula de Hierro (Acerca de Max Weber)”, Estudios Públicos 71 (invierno 1998): 52.
[19] Cfr., León XIII, Carta Encíclica Rerum Novarum, 1891, Nos1, 14-16, 19-22, 24-25, 34-38, 40-41.
[20] Juan Pablo II, Carta Encíclica Centesimus Annus, 1991, N°41. Cfr., Varios autores, Doctrina Social, Colección Carisma, volumen 31 (Santiago: Editorial Patris, 1992): 218; Javier Pinto y Gonzalo Letelier, “El camino de la alienación. Trabajo y ética en Smith, Marx y Wojtyla”, Revista Empresa y Humanismo, Vol. XIX N°2 (agosto 2016): 140-48.
[21] Alberto Hurtado, “Cuerpo Místico: distribución y uso de la riqueza”, En Alberto Hurtado, La búsqueda de Dios. Conferencias, artículos y discursos pastorales del Padre Alberto Hurtado, S.J., (Santiago: Ediciones Universidad Católica de Chile, 2005): 150-59. Cfr., Guillermo Sandoval V., “Vigencia de un mensaje: El P. Hurtado y el sindicalismo”, Mensaje 41 (411), (agosto 1992): 343.
[22] El padre José Aldunate, SJ, explica que “el pensamiento de San Alberto Hurtado se mueve entre dos polos”: “El primero es que la ASICH sea fundamentalmente una organización para-sindical, y no un sindicato, semejante a la ACLI italiana, donde recibirán formación cristiana y social los miembros del sindicato oficial o de otros sindicatos no confesionales. Y el otro polo de su pensamiento es el de un Centro de reflexión y acción social que rebasa el ámbito de lo sindical”. En José Aldunate, SJ, “El proyecto social del Padre Hurtado”, Mensaje 54 (539) (junio 2005): 33. Aldunate explica en el artículo que Hurtado concibió la ASICH como parasindical solo como una solución temporal debido a la ausencia de libertad sindical. William Thayer, estudioso de la libertad sindical y colaborador del Padre Hurtado, como veremos más adelante, rechaza que haya sido una medida temporal y que estaba dentro del proyecto a largo plazo.
[23] Alberto Hurtado, “Cuerpo Místico: distribución y uso de la riqueza”, En Alberto Hurtado, La búsqueda de Dios. Conferencias, artículos y discursos pastorales del Padre Alberto Hurtado, S.J., (Santiago: Ediciones Universidad Católica de Chile, 2005): 150-59. Citado en Guillermo Sandoval V., “Vigencia de un mensaje: El P. Hurtado y el sindicalismo”, Mensaje 41 (411), (agosto 1992): 344.
[24] Alberto Hurtado, Humanismo Social (Santiago: Ediciones Universidad Alberto Hurtado – Instituto de Historia, Pontificia Universidad Católica de Chile, 2017): 229, 236-37.
[25] Alberto Hurtado, Humanismo Social (Santiago: Ediciones Universidad Alberto Hurtado – Instituto de Historia, Pontificia Universidad Católica de Chile, 2017): 229, 236-37.
[26] Esto quiere decir que es una formadora de dirigentes obreros y sindicales y no un sindicato. Cfr., William Thayer Arteaga, Ni político, ni comunista. Sacerdote, Sabio y Santo. (Santiago: Olmué Ediciones, 2004): 23-4.
[27] “El P. Hurtado frente a lo sindical (ASICH)”, Mensaje 41 (411) (agosto 1992): 348. El destacado es del original.
[28] “Los llamados de S.S. han movido a un grupo de católicos laicos que me han pedido que les ayude, para realizar la acción social con plena sumisión a la jerarquía y fuera de la política de partidos. Su fin concreto sería preparar dirigentes obreros, para que ellos lleven el pensamiento de la Iglesia al seno de los sindicatos, con los métodos de la ACCLI (Acción Católica Italiana); preparar a los patrones jóvenes en la doctrina social; hacer investigaciones serias sobre la realidad nacional, como medio de formación personal y a fin de conseguir un mejoramiento en la suerte de los trabajadores, y prolongar estas ideas por medio de círculos de estudios, Semana Social, Revista [sic]. Esta tarea va a ser difícil, pero con la bendición de V.S., se luchará con la confianza de trabajar por el advenimiento del Reino de Dios en esta América que hay que conservar para Cristo”. En Memorial del Padre Hurtado a Pío XII. Disponible en Fundación Padre Hurtado, www.padrealbertohurtado.cl/memorial-del-padre-hurtado-a-pio-xii/
[29] William Thayer Arteaga, Ni político, ni comunista. Sacerdote, Sabio y Santo. (Santiago: Olmué Ediciones, 2004): 128.
[30] William Thayer Arteaga, Ni político, ni comunista. Sacerdote, Sabio y Santo. (Santiago: Olmué Ediciones, 2004): 137. Cfr., Samuel Fernández y M. Ester Roblero, eds., Lo dijo el Padre Hurtado. (Santiago: Ediciones El Mercurio, 2018): 179-80.
[31] William Thayer Arteaga, Ni político, ni comunista. Sacerdote, Sabio y Santo. (Santiago: Olmué Ediciones, 2004): 137.
[32] Alberto Hurtado, “Informe al P. Álvaro Lavín s.j.” (Calera de Tango: 12 de febrero de 1948). En Cartas e Informes, Centro de Estudios San Alberto Hurtado de la Pontificia Universidad Católica de Chile: 205-12.
[33] “La respuesta favorable de Su Santidad Pío XII habilitó al entonces padre Hurtado para impulsar la ASICh y la USEC, dos centros de formación, asesoría y servicios para dirigentes, militantes y organizaciones de trabajadores y empresarios, respectivamente, inspirados en la doctrina social de la Iglesia y sujetos a sus exigencias morales, que tutelaba un capellán”. Ambas debían ser “organismos de educación, formación y servicios, como partes del apostolado de la Iglesia en los medios sindicales y empresariales”. En William Thayer Arteaga, San Alberto Hurtado y la libertad sindical en el Chile republicano. Homenaje a San Alberto Hurtado en el Aniversario de su canonización (2005-2015) (Santiago: Ediciones UC, 2015): 64.
[34] Entre otras, que “[s]i en el mundo obrero era necesario remover la muralla impuesta por el control comunista de los sindicatos únicos, en el sector patronal se requería penetrar la inercia de una gran proporción de empleadores que estaban explicablemente felices con que la ley 8987 liquidara al mismo tiempo los dos grandes enemigos de la empresa: el comunismo y el sindicato único, controlado por los comunistas”. En William Thayer Arteaga, Ni político, ni comunista. Sacerdote, Sabio y Santo. (Santiago: Olmué Ediciones, 2004): 133-34.
[35] Sobre el origen, fines e ideario originales de USEC, vd. Unión Social de Empresarios Católicos (USEC), “¿Qué es U. S. E. C.? Origen, situación actual, porvenir. Asamblea y foro Santiago, 17 y 18 de diciembre de 1954. Posibilidades de una acción nueva coordinada y eficaz para las empresas” (Santiago: s/f).
[36] William Thayer Arteaga, San Alberto Hurtado y la libertad sindical en el Chile republicano. Homenaje a San Alberto Hurtado en el Aniversario de su canonización (2005-2015) (Santiago: Ediciones UC, 2015): 64. Cfr., William Thayer Arteaga, Ni político, ni comunista. Sacerdote, Sabio y Santo. (Santiago: Olmué Ediciones, 2004): 150-52.
[37] Luego de un conflicto interno entre quienes defendían la postura “parasindical” y quienes optaron por promover un sindicato cristiano, la ASICH terminó por disolverse. Vd. William Thayer Arteaga, San Alberto Hurtado y la libertad sindical en el Chile republicano. Homenaje a San Alberto Hurtado en el Aniversario de su canonización (2005-2015) (Santiago: Ediciones UC, 2015): 64; William Thayer Arteaga, Ni político, ni comunista. Sacerdote, Sabio y Santo. (Santiago: Olmué Ediciones, 2004): 150-52; Tomás Sebastián Ramírez, “La Acción Sindical y Económica Chilena ASICH: Una alternativa para la Libertad Sindical en Chile. 1947-1955” (Tesina para optar al grado de Licenciatura en Historia, Universidad Alberto Hurtado, octubre de 2013), especialmente 124-25.
[38] Cfr., Tomás Sebastián Ramírez, “La Acción Sindical y Económica Chilena ASICH: Una alternativa para la Libertad Sindical en Chile. 1947-1955” (Tesina para optar al grado de Licenciatura en Historia, Universidad Alberto Hurtado, octubre de 2013), 14-15.
[39] Para ser más exactos, uno de los pocos estudiosos del papel jugado por USEC en el proyecto hurtadiano es William Thayer. Un artículo de 2019 intenta llenar ese vacío. Vd. Jaime Caiceo, “La responsabilidad social empresarial: aportes del padre Alberto Hurtado en Chile”, El Futuro del Pasado N°10 (septiembre 2019): 551-67.
[40] Vd., fragmento de la homilía del P. Samuel Fernández en la misa por los 70 años de USEC: “Él venía llegando de Europa, donde fue a conocer experiencias de organizaciones sindicales y empresariales. Y uno puede ver una evolución en el pensamiento del padre Hurtado tras esos viajes: comienza a convencerse de que el modo como se organiza la sociedad influye en la superación de la pobreza, que ya no basta con buenas actitudes personales. Y fue pionero en Chile en ver la vocación particular de los empresarios en ese contexto. El lugar que ustedes los empresarios ocupan en la sociedad les permite provocar cambios que no pueden hacer ni los políticos ni los sacerdotes”. Disponible en los sitios web de USEC y la Fundación Padre Hurtado.
[41] Cfr., Unión Social de Empresarios Católicos (USEC), “¿Qué es U. S. E. C.? Origen, situación actual, porvenir. Asamblea y foro Santiago, 17 y 18 de diciembre de 1954. Posibilidades de una acción nueva coordinada y eficaz para las empresas” (Santiago: s/f): 1; Joseph Gremillion, The Catholic Movement of Employers and Managers (Roma: Gregorian University Press, 1961): 47; “USEC: Servicio a la Iglesia en el mundo empresarial”, Mensaje 47 (475) (diciembre 1998): 23-24.
[42] Además de Jorge Matetic, William Thayer recuerda que en dicha primera reunión convocada por Hurtado, estarían él mismo, José Luis Claro, Patricio Bañados, el P. Ramón Coo, que sería el primer capellán, y alguien que no recuerda. Cfr., William Thayer Arteaga, Ni político, ni comunista. Sacerdote, Sabio y Santo. (Santiago: Olmué Ediciones, 2004): 137-42. Sobre el papel de Jorge Matetic Fernández en la consolidación de USEC en sus primeros años, vd., S/A, “El despertar de la clase dirigente: Jorge Matetic Fernández”, en Unión Social de Empresarios y Ejecutivos Cristianos (USEC), “50 años”, Revista Desafío, (Santiago: 1998): 19-20.
[43] Explica William Thayer que USEC estuvo vinculada, desde su nacimiento, “a la iniciativa y compromiso que tomó el P.Alberto Hurtado con S.S. Pío XII, como consta en el párrafo 28 del memorándum. Por lo demás, no puede caber duda a nadie, que si el Padre pidió como gracia especialísima al propio Sumo Pontífice, su bendición para consagrar sus esfuerzos a la formación en la doctrina social de la Iglesia de líderes obreros y jóvenes patrones, no iba a dejar incumplido el 50% de este compromiso, que él mismo fue a solicitar y que, por razones evidentes, consustanciales a la eficacia del plan social emprendido, no asumió ambas capellanías”. En William Thayer Arteaga, Ni político, ni comunista. Sacerdote, Sabio y Santo. (Santiago: Olmué Ediciones, 2004): 142. Al mismo tiempo, como explica Rolando Medeiros, “USEC está estrechamente vinculada a la figura de San Alberto Hurtado y a su pensamiento en relación al mundo de la empresa y del trabajo. Mucho antes del surgimiento de las corrientes que propugnaran la responsabilidad social empresarial, supo dimensionar el impacto social que tiene el quehacer empresarial que va mucho más allá de un rol puramente económico al incidir significativamente en el desarrollo social, cultural y moral de los pueblos. Por ello, apostó por la humanización de la sociedad desde la empresa, y se abocó a la formación tanto de dirigentes tanto sindicales como de empresa sustentada en la doctrina social de la Iglesia”. En Rolando Medeiros, Discurso para la presentación del libro San Alberto Hurtado y la libertad sindical en el Chile Republicano. (Santiago: 22 de octubre de 2015).
[44] Alberto Hurtado, “Signos del tiempo”, Mensaje 1 (1) (octubre 1951): 34-46.
[45] Intervención de Alberto Hurtado en la Asamblea General de Socios de USIC, 20 de diciembre de 1950, citada en William Thayer Arteaga, Ni político, ni comunista. Sacerdote, Sabio y Santo. (Santiago: Olmué Ediciones, 2004): 145-46.
[46] Cfr., William Thayer Arteaga, Ni político, ni comunista. Sacerdote, Sabio y Santo. (Santiago: Olmué Ediciones, 2004): 145; “USEC y la reforma de la empresa”, Mensaje 13 (131) (agosto 1964): 373-75; Marcial Sánchez (dir.), Historia de la Iglesia en Chile. Tomo IV Una sociedad en cambio (Santiago: Editorial Universitaria, 2014): 222.
[47] Cfr., William Thayer Arteaga, Ni político, ni comunista. Sacerdote, Sabio y Santo. (Santiago: Olmué Ediciones, 2004): 152. Esto también puede deducirse de Unión Social de Empresarios Católicos (USEC), “¿Qué es U. S. E. C.? Origen, situación actual, porvenir. Asamblea y foro Santiago, 17 y 18 de diciembre de 1954. Posibilidades de una acción nueva coordinada y eficaz para las empresas” (Santiago: s/f): 1.
[48] Con todo, no es claro el año de la incorporación de USEC a UNIAPAC. Tradicionalmente se señala que sería 1957, según consta en Joseph Gremillion, The Catholic Movement of Employers and Managers (Roma: Gregorian University Press, 1961): 47-48. Sin embargo, en un folleto institucional de USEC de 1954, se deja constancia en que ya se participaba en UNIAPAC en esos años. Eduardo Devés-Valdés, por su parte, indica que fue en 1949 el año en que iniciaron las relaciones con UNIAPAC, lo que se puede comprobar consultando un Acta de la Corporación de ese año, con lo cual se puede concluir que su incorporación como asociación local habría sido en algún momento entre 1949 y 1954. Vd. Unión Social de Empresarios Católicos (USEC), “¿Qué es U. S. E. C.? Origen, situación actual, porvenir. Asamblea y foro Santiago, 17 y 18 de diciembre de 1954. Posibilidades de una acción nueva coordinada y eficaz para las empresas” (Santiago: s/f): 7; Eduardo Devés-Valdés, “La expresión pública y la sociedad civil en Nuestramérica: esquema y unidad de análisis para una historia común y una inserción internacional”, Estudios de Filosofía Práctica e Historia de las Ideas, Vol. 18 (2016): 9; Unión Social de Industriales Católicos (USIC), “Acta N°8”, (Santiago: lunes 6 de junio de 1949): 1.
[49] Un aspecto que no hemos abordado en este artículo se refiere a la contribución de USEC al desarrollo de la Responsabilidad Social Empresarial en nuestro país, para lo cual se pueden consultar los siguientes libros: Gonzalo Arroyo y Andrés Suárez, Responsabilidad Social Corporativa. Una Mirada Global (Santiago: Ediciones Universidad Alberto Hurtado (UAH), 2006): 112-13; Eugenio Yáñez, Economía Social de Mercado en Chile. ¿Mito o Realidad? (Santiago: Ediciones Altazor, segunda edición, 2013): 209-14; además del artículo: Jaime Caiceo, “La responsabilidad social empresarial: aportes del padre Alberto Hurtado en Chile”, El Futuro del Pasado N°10 (septiembre 2019): 551-67; y del discurso Rolando Medeiros, Discurso para la presentación del libro San Alberto Hurtado y la libertad sindical en el Chile Republicano (Santiago: 22 de octubre de 2015).
[51] Alberto Hurtado, “Cuerpo Místico: distribución y uso de la riqueza”, En Alberto Hurtado, La búsqueda de Dios. Conferencias, artículos y discursos pastorales del Padre Alberto Hurtado, S.J., (Santiago: Ediciones Universidad Católica de Chile, 2005): 150-59.
[53] En ese sentido, por su misión y sus medios para alcanzarla, no parece razonable comparar a USEC con organizaciones que ofrezcan servicios de consultoría, asesoría o capacitación para empresas, sino como una organización que ofrece formación cristiana para contribuir a que la empresa sea una institución más humana. Como asegura María Cristina Marcet, “En estos 70 años de vida, en USEC hemos aprendido que no existen fórmulas, pero sí vemos principios y guías de actuación. Las empresas a las que les va mejor en el largo plazo son las que tienen claridad en su propósito y valores que van más allá del retorno económico. El pago de un sueldo a fin de mes le permite a una empresa contar con buenos colaboradores, pero si a esa promesa le agregamos la oportunidad de participar de una iniciativa de bien común, de alinear los valores propios con los de una comunidad de personas que trabaja movida por un propósito de servicio a la comunidad, entonces se forman equipos de trabajo motivados, liderazgos positivos que ejercen la autoridad como un servicio, con justicia, la creatividad y la innovación se da de modo más natural y se traduce en bienes de mayor calidad y en una experiencia de servicio superior para los clientes”. En María Cristina Marcet, “¿Empresas o personas? Falsa disyuntiva”, Diario Financiero (Santiago), 6 de septiembre de 2018.
[54] Vd., v.gr., Francisco, Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium, 2013, N°203; Francisco. Carta Encíclica Laudato Si’, 2015, N°129. Un análisis de las opiniones del Papa Francisco sobre la economía y la empresa en Álvaro Pezoa y Cristian Mendoza, eds., Francisco y la Empresa. Repensando la Economía y los Negocios (Santiago: ESE Business School (Universidad de los Andes) – Pontificia Universidad de la Santa Cruz, 2018).
[55] Cfr., Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral (ed.); UNIAPAC – John A. Ryan Institute for Catholic Social Thought of the Center for Catholic Studies (University St. Thomas), coeds., La Vocación del Líder Empresarial. Una reflexión, Quinta edición, (Roma – Saint Paul, noviembre 2018); Rolando Medeiros, “La Vocación Noble del Líder Empresarial. Economía de empresa y Evangelii Gaudium”. En Hacia un desarrollo humano integral y sostenible. Volumen 2. Programa de Teología, Ética y Economía. Coloquio Interdisciplinar de profesores 2017, eds. Cristián Hodge y Claudia Leal (Santiago: Pontificia Universidad Católica de Chile, 2019): 149-72; Rolando Medeiros, “Presentación”, En Ignacio Arteaga, El sentido de la actividad empresarial. Columnas y discursos USEC 2017-2018 (Santiago: Editorial ARCUS, 2019): 11-13; Rolando Medeiros, “Solidaridad y Noble Vocación Empresarial”. Charla REC en el Santuario Padre Hurtado (Santiago, agosto de 2019).
[56] Ignacio Arteaga, “El Papa Francisco, la Economía y los Empresarios”, Humanitas 86 (primavera 2017): 610-13; Ignacio Arteaga, El sentido de la actividad empresarial. Columnas y discursos USEC 2017-2018 (Santiago: Editorial ARCUS, 2019).
[57] Rolando Medeiros, “Presentación”, En Ignacio Arteaga, El sentido de la actividad empresarial. Columnas y discursos USEC 2017-2018 (Santiago: Editorial ARCUS, 2019): 11-13; Rolando Medeiros, “Solidaridad y Noble Vocación Empresarial”. Charla REC en el Santuario Padre Hurtado (Santiago, agosto de 2019).
[58] Sobre la primera etapa de la Misión Empresarial, un buen resumen puede consultarse en S/A, “¿Qué es USEC hoy?”, en Unión Social de Empresarios y Ejecutivos Cristianos (USEC), “50 años”, Revista Desafío, (Santiago: 1998): 21-2. Para un balance de ambas ediciones, vd., “Consejero USEC expone sobre experiencia misionera en el mundo de la empresa”. Disponible en https://www.usec.cl/consejero-usec-expone-sobre-experiencia-de-mision-en-el-mundo-de-la-empresa%EF%BB%BF/
[59] En ese sentido, es interesante destacar, como hace Eugenio Yáñez, que la economía y la empresa fueron un “tema ausente” de la visita de Francisco respecto de la de Juan Pablo II, a pesar de que para el Papa argentino ha sido un tema importante de su magisterio. Cfr., Eugenio Yáñez, De la espera a la esperanza. El Papa Francisco en Chile (Santiago: Ediciones Universidad San Sebastián, 2018): 28-32.
[60] Dentro de los estudios cuantitativos que ha realizado la Corporación, destaca una encuesta realizada a los “socios persona” a fines del año 2019, que contó con el 28% de participación, es decir, un total de 56 respuestas. Los resultados muestran que las dos principales razones (83%) para formar parte de USEC son su misión institucional (difundir valores cristianos en la empresa) y la oportunidad de integrar una red de hombres y mujeres de empresa que comparten esa visión cristiana del trabajo. Además, un 56% de los socios señala que quiere participar más en USEC, principalmente en mentorías, capacitaciones, escribiendo columnas o participando en foros. Las iniciativas que despiertan mayor interés son invitaciones a charlas o seminarios (84%), reuniones cerradas con invitados a exponer temas específicos (80%), talleres de conversación y discusión de casos prácticos (64%). El 93% de los socios recomienda USEC, valorándolo como un lugar de encuentro y comunidad, que difunde valores cristianos en la empresa, y puede contribuir al cambio que la sociedad necesita. Unión Social de Empresarios Cristianos (USEC), “Encuesta Socios Persona USEC 2019” (diciembre de 2019).
[61] Gonzalo Rosende participó el año 2018 del Programa de Mentorías que ofrece la Corporación. Vd. Unión Social de Empresarios Cristianos (USEC), “Informe Anual 2018” (2019): 31. Disponible en https://www.usec.cl/wp-content/uploads/2019/04/memoria2018.pdf. Sobre la mentoría, vd. nota al pie N°62.
[62] En ese sentido, uno de los programas más importantes es la mentoría. A diferencia de las mentorías y coachings tradicionales, la mentoría de USEC no tiene un enfoque estrictamente profesional, sino que espiritual y humano del trabajo que se realiza al interior de las empresas, motivando a los ejecutivos que la realizan a vivir su trabajo como una noble vocación, donde el trabajo sea un camino de realización personal, y que la formación en los principios de la DSI permita decidir en conciencia. En ese sentido, se desafía a los ejecutivos a ordenar su trabajo con un sentido trascendente, que los impulse a adquirir las virtudes necesarias para humanizar sus ambientes de trabajo. Ese impacto, para que tenga la profundidad que requiere, debe ser medido de un punto de vista estrictamente cualitativo, ya que se mide el impacto en la persona que participa del programa.
[63] El sello del Ciclo Café Con de los últimos años ha sido el promover y difundir buenas prácticas de nuestras empresas socias, como una forma concreta de contribuir al bien común desde la empresa. Asimismo, con motivo de la pandemia del COVID-19, invitamos a nuestros socios a aplicar y difundir buenas prácticas que dieran cuenta de su servicio a los stakeholders en este tiempo de crisis. Estas buenas prácticas debían ser simples y replicables, de manera que motiven a empresas de todos los tamaños a seguirlas. Un desafío que tenemos por delante es el seguimiento del modo en que dichas buenas prácticas difundidas por la Corporación son puestas en práctica por los socios.
[64] Samuel Fernández aborda el cambio en el pensamiento de san Alberto Hurtado respecto de la conveniencia de la reforma de los individuos o las estructuras, señalando que “una vez abandonado un modelo de conquista del mundo (cercano a los movimientos totalitarios), el padre Hurtado cree en el valor del testimonio, pero a la vez reconoce que la acción eclesial no puede reducirse al silencioso testimonio, y debe valerse de la predicación y debe mantener el ideal de la transformación del mundo”. Al mismo tiempo, agrega que “entre la reforma estructural y la individual, Alberto Hurtado declara la insuficiencia de ambas reformas consideradas independientemente y, por consiguiente, afirma la necesidad de ambas, otorgando la prioridad a la reforma del hombre, pero advirtiendo que esta prioridad no es cronológica”. En Samuel Fernández, “¿Reformar al individuo o reformar la sociedad? Un punto central en el desarrollo cronológico del pensamiento social de san Alberto Hurtado”, Teología y Vida Vol.49 N°3 (2008): 543.
[65] Cfr., Santiago Brurón, “La Participación, verdadera reforma de la empresa”. En Unión Social de Empresarios Cristianos (USEC). Santiago Brurón. El Hombre, el Empresario, el Sacerdote. Homenaje de la Unión Social de Empresarios y Ejecutivos Cristianos U.S.E.C. Tercera Parte, (Santiago, 1990/1991): 52.
[66] Chomali, Fernando, “Carta a la Unión Social de Empresarios y Ejecutivos Cristianos USEC y personas de buena voluntad” (Concepción, 29 de diciembre de 2020): 13. Disponible en https://www.usec.cl/wp-content/uploads/2020/12/carta-usec-fernando-chomali-g-.pdf. Sobre la vigencia de USEC también consultamos S/A, “La vigencia de USEC en el Chile que nace”, entrevista al P. Fernando Montes, SJ, en Unión Social de Empresarios y Ejecutivos Cristianos (USEC), “50 años”, Revista Desafío, (Santiago: 1998): 10-11.