Momentos de tensión y violencia se han generado en Iquique. Manifestantes anti inmigrantes ilegales, quemaron las pertenencias a migrantes venezolanos acampados en la ciudad. Ante los hechos ocurridos, la Iglesia ha hecho un llamado a mantener un espíritu de acogida y comunión.
Momentos de tensión y violencia se han generado en la ciudad de Iquique, en la Región de Tarapacá. El sábado 25 de septiembre se convocó a una marcha en la Plaza Prat la que tenía como objetivo principal manifestarse en contra de la migración irregular.
La situación se da luego de que durante la jornada del viernes 24 se registrara un desalojo masivo de inmigrantes, los cuales pernoctaban en la Plaza Brasil de Iquique. El operativo se desarrolló debido al ingreso de personas extranjeras por pasos no habilitados, los que se habrían mantenido en aquel sector de la ciudad durante meses.
Los asistentes a la marcha criticaron la política migratoria y apuntaron a una falta de medidas por parte del gobierno central. Además, solicitaron el cierre de fronteras. La manifestación avanzó por el borde costero de manera pacífica. Sin embargo, al término de la marcha, un grupo de asistentes incendiaron carpas y otras pertenencias de ciudadanos extranjeros que se habían instalado en un campamento improvisado entre las calles Las Rosas y Avenida Aeropuerto.
Los hechos de violencia fueron condenados por las autoridades locales y centrales. Ante los mismos, la Iglesia hizo un llamamiento a mantener un espíritu de acogida y comunión.
El padre Guillermo Fajardo Rojas, administrador diocesano de la Diócesis de Iquique, publicó un video llamando al pueblo de Iquique a tener un espíritu de fraternidad, de comunión y de acogida para con los migrantes.
En el expresa que “La Iglesia no puede cerrar el corazón, como cristianos, como creyentes, no podemos traicionar el Evangelio de Cristo. Es verdad que es desafiante, es verdad que es complejo, es verdad que nos sobrepasa, pero el amor todo lo puede”, enfatizó el administrador diocesano de Iquique”.
Por su parte, este lunes 27 de septiembre el Comité Permanente de la Conferencia Episcopal de Chile dio a conocer una declaración expresando el dolor y rechazo a los actos de violencia cometidos contra hermanos inmigrantes en la ciudad de Iquique.
En el documento, además de hacer un llamado a las autoridades a asumir la problemática, invitan a los católicos a “no asumir ni promover actitudes hostiles al inmigrante. Una mentalidad xenófoba y replegada sobre sí misma, sea por la consideración que sea, no puede prevalecer por encima de las más hondas convicciones de fe, que nos hacen sostener el valor de cada persona humana y la ley suprema del amor fraterno”.
Los hechos ocurren precisamente en los días en que la Iglesia celebra la Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado. Esta Jornada se celebra cada año el último domingo de septiembre. En esta ocasión el Papa Francisco, a través de un Mensaje, nos ha vuelto a invitar a toda la humanidad -no solo a los creyentes- a tender la mano a estas personas que sufren: "Migrantes, refugiados, desplazados, víctimas de la trata y abandonados". El camino a seguir es "hacia un Nosotros cada vez más grande".
“Estamos llamados a soñar juntos. No debemos tener miedo de soñar y de hacerlo juntos como una sola humanidad, como compañeros del mismo viaje, como hijos e hijas de esta misma tierra que es nuestra casa común, todos hermanos y hermanas (cf. Fratelli tutti, 8)”.