El Papa Francisco decidió abrir los ministerios permanentes de lectores y acólitos a las mujeres, que hasta ahora estaban reservados exclusivamente para los hombres. Es un desarrollo importante que fue codificado en la ley de la Iglesia el 11 de enero con la publicación del nuevo "motu proprio" del Papa (por su iniciativa personal) titulado "Spiritus Domini" (el Espíritu del Señor).
Ciertamente, en la mayor parte del mundo católico han existido desde hace años mujeres lectoras y acólitas. Pero, técnicamente, su servicio era considerado como algo "temporal" o a modo de excepción. Ahora el Papa modificó el derecho canónico para abrir estos dos ministerios a todos los laicos, tanto hombres como mujeres. Se llama a lectores y acólitos (monaguillos) para ayudar a la asamblea de adoración, incluso con la distribución de la Eucaristía.
"Ciertos ministerios instituidos por la Iglesia se basan en la condición común de ser bautizados y el sacerdocio real recibido en el sacramento del bautismo", señala Francisco en el nuevo "motu proprio".Y aunque ahora las mujeres realizan estas funciones en la mayoría de las parroquias del mundo, el Papa ha ofrecido a los obispos la posibilidad de conferirlas a las mujeres de forma permanente.
El motu proprio va acompañado de una carta dirigida al Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, el cardenal Luis Ladaria, en la que Francisco explica las razones teológicas de su elección. El Papa escribe que "en el horizonte de renovación trazado por el Concilio Vaticano II, hay un creciente sentido de urgencia hoy para redescubrir la corresponsabilidad de todos los bautizados en la Iglesia, y en particular la misión de los laicos". Y citando el documento final del Sínodo para el Amazonas, observa que "para toda la Iglesia, en la variedad de situaciones, es urgente que los ministerios sean promovidos y conferidos a hombres y mujeres... Es la Iglesia de los hombres y mujeres bautizados la que debemos consolidar promoviendo la ministerialidad y, sobre todo, la conciencia de la dignidad bautismal".
Francisco, en su carta al cardenal, después de recordar en las palabras de San Juan Pablo II que "con respecto a los ministerios ordenados la Iglesia no tiene en absoluto la facultad de conferir la ordenación sacerdotal a las mujeres", añade que "para los ministerios no ordenados es posible, y hoy parece oportuno, superar esta reserva". El Papa explica que "ofrecer a los laicos de ambos sexos la posibilidad de acceder a los ministerios de Acolitado y Lectorado, en virtud de su participación en el sacerdocio bautismal, aumentará el reconocimiento, también a través de un acto litúrgico (institución), de la preciosa contribución que desde hace tiempo muchísimos laicos, incluidas las mujeres, ofrecen a la vida y a la misión de la Iglesia". Y concluye que "la decisión de conferir estos cargos, que implican estabilidad, reconocimiento público y el mandato del obispo, también a las mujeres hace más efectiva la participación de todos en la labor de evangelización de la Iglesia".