Ha concluido el tiempo de consulta diocesano del Sínodo sobre la Sinodalidad, etapa de consulta al Pueblo de Dios en las diócesis de todo el mundo, que se extendió desde octubre de 2021 hasta este 15 de agosto. Revisamos a continuación cómo se desarrolló esta etapa en Latinoamérica y en Chile, algunas conclusiones obtenidas y los pasos que vienen por delante en este proceso que vive toda la Iglesia.

 Etapas del Sínodo sobre la Sinodalidad

En septiembre 2021, el Papa Francisco invitó a los católicos en todo el mundo a participar en el Sínodo sobre la Sinodalidad, un proceso de discusión y reflexión de dos años de preparación para la Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos que se llevará a cabo en octubre 2023, y que tiene como tema: "Por una Iglesia sinodal: comunión, participación y misión".

El recorrido para la celebración del Sínodo se realiza en tres fases, entre octubre del 2021 y octubre del 2023, pasando por una fase diocesana y otra continental, que darán vida a dos Instrumentum Laboris distintos, antes de la fase definitiva a nivel de Iglesia Universal.

El Sínodo fue inaugurado el 10 de octubre de 2021 por el Santo Padre, lo que dio inicio a la Fase diocesana, etapa de consulta al Pueblo de Dios con la finalidad de que el proceso sinodal se realice en la escucha de la totalidad de los bautizados. Esta fase debió haber concluido en agosto de este año 2022. Posterior a la fase diocesana, cada diócesis debería enviar sus contribuciones a la Conferencia Episcopal, lo que daría inicio a un período en que las distintas conferencias episcopales y Sínodos de las iglesias orientales se reunan en asamblea para discernir. En esta fase se debieran redactar las síntesis, las que se deben enviar a la Secretaría General del Sínodo.

Posteriormente, entre septiembre de este año 2022 y marzo de 2023 se debería llevar a cabo la Fase continental, cuya finalidad es dialogar a nivel continental sobre el texto del primer Instrumentum Laboris, realizando un ulterior acto de discernimiento a la luz de las particularidades culturales específicas de cada continente. La Secretaría General del Sínodo debería publicar el primer Instrumentum Laboris (fijado para septiembre de 2022). Cada Reunión internacional de Conferencias Episcopales nombrará, a su vez, un responsable que funja como contacto entre las Conferencias Episcopales y con la Secretaría General del Sínodo.  Las Asambleas terminarán con la redacción de un documento final, que será enviado a la Secretaría General del Sínodo. Contemporáneamente a las reuniones pre sinodales a nivel continental, se recomienda que también se desarrollen asambleas internacionales de especialistas, que puedan enviar sus contribuciones a la Secretaría General del Sínodo.

Finalmente, en octubre de 2023 la Secretaría General del Sínodo enviará el segundo Instrumentum Laboris a los participantes de la Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos, el que se celebrará en Roma según los procedimientos establecidos en la Constitución Apostólica Episcopalis Communio.

En América Latina

La fase diocesana ha concluido en Latinoamérica con experiencias significativas en los distintos países de la región, donde se llevó a cabo la escucha del Pueblo de Dios, la síntesis de parte de distintas figuras conformadas y el discernimiento de los pastores. 

No obstante cabe recordar que en Latinoamérica, entre el 21 y 28 de noviembre de 2021, se celebró la Asamblea Eclesial de América Latina y el Caribe en México. Esta fue una experiencia animada por el Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM) y articulada con diversas instancias regionales eclesiales. Esta experiencia si bien es significativa para la fase continental del Sínodo, tanto en lo organizativo como en términos de escucha, también ha implicado que la región viva en un período breve de tiempo dos procesos distintos aunque con un mismo sujeto, el Pueblo de Dios. Los procesos se entrecruzan puesto que la Asamble Eclesial aún no concluye y sus orientaciones están por publicarse.

Respecto al proceso sinodal, este se está llevando a cabo desde el Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM), a través de la Comisión “CELAM camino al Sínodo” y en coordinación con la Secretaría General del Sínodo. La Comisión “Celam, camino al Sínodo” tiene tres ámbitos de trabajo: Acompañamiento de las Conferencias Episcopales en la animación y ejecución de la fase diocesana y nacional; organización de la fase continental y la Asamblea Continental del Sínodo, e implementación de un Seminario Permanente sobre la Identidad y el Horizonte Pastoral del CELAM.

En este tiempo se han ido realizando encuentros regionales con los equipos animadores de las Conferencias Episcopales, divididos en cuatro bloques: Centro América y México, Cono Sur, Bolivarianos y Caribe. Los primeros encuentros regionales con los equipos animadores al Sínodo de las Conferencias Episcopales se realizaron los días 9 de mayo (Centro América y México), 11 de mayo (Cono Sur), 12 de mayo (Bolivarianos) y 13 de mayo de 2022 (Caribe). Participaron 16 equipos de las Conferencias Episcopales de Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Cuba, Ecuador, El Salvador, Haití, Honduras, México, Nicaragua, Panamá, Perú y Puerto Rico. Se conversó sobre cómo se estaría llevando a cabo el proceso en los respectivos países, a la vez que se dio cuenta de las dificultades y requerimientos para el CELAM.

La Comisión ha destacado los siguientes avances de la fase diocesana:

  1. Se ha constatado que en todos los países se ha establecido un equipo nacional, en algunos ha sido el mismo de la Asamblea Eclesial o reforzado con más integrantes.
  2. Todas las diócesis han nombrado un delegado con un equipo que anima esta fase. El nivel de participación de las parroquias es muy alto, en algunas total.
  3. Se destaca que la experiencia de la Asamblea Eclesial ha sido de gran significación tanto en lo organizativo como en la animación de la escucha.
  4. La mayoría de los participantes son miembros activos de las comunidades.
  5. Se han realizado diversos esfuerzos por llegar a otros ámbitos y a las periferias: etnias, zonas rurales, universidades, niños y jóvenes, encarcelados, LGTB.
  6. Los delegados de la palabra y catequistas son los que le están dando impulso en comunidades más pequeñas.
  7. Ha habido experiencia de lectios divinas, retiros, misas sinodales, asambleas parroquiales
  8. Se han elaborado subsidios, adaptado las preguntas, materiales audiovisuales, himnos, uso de la tecnología para llegar a los más alejados.

En Chile: Diócesis presentan sus informes

Luego del tiempo de consulta diocesano del Sínodo que se extendió desde el 16 de octubre del año pasado hasta el 15 de agosto, las diversas diócesis del país fueron dando a conocer sus respetivas síntesis, propuestas que permitirán elaborar un informe nacional que será enviado a Roma junto a cada informe diocesano.

Este camino de escucha y diálogo no solo está siendo un aporte en la profundización de las búsquedas de renovación de las propias Iglesias locales, sino también para el proceso nacional de discernimiento iniciado en 2018, que tendrá un importante hito en octubre próximo: la Tercera Asamblea Eclesial Nacional.

Como lo ha señalado el Documento Preparatorio del Sínodo, el objetivo de la síntesis no es presentar una cronología de las etapas del proceso sinodal efectivamente seguidas, ni elaborar un informe que enumere indistintamente todos los puntos surgidos en los trabajos. Más bien, la síntesis pretende recoger y expresar los frutos del proceso sinodal de forma comprensible incluso para quienes no han participado, indicando cómo se ha entendido la llamada del Espíritu Santo a la Iglesia en el contexto local.

Durante el encuentro con equipos de animadores del Sínodo de las Conferencias Episcopales de la Región Cono Sur, Mons. Sergio Pérez de Arce partió señalando que en Chile son 27 diócesis, y que el proceso a nivel nacional parte de más atrás, cuando a fines del 2018 se comenzó un proceso de discernimiento eclesial. “Ese proceso ha buscado la renovación de la Iglesia en dos ámbitos: renovación de estructuras y revisar nuestras relaciones personales. Se trabajó en 2019 a través de instancias de participación que involucraron a las diócesis. Con la pandemia quedó un poco aletargado. En 2020 fue la Asamblea Eclesial en la que participaron la mayoría de las diócesis y luego el Sínodo”. En el fondo, ya había una comisión que venía trabajando el discernimiento eclesial y asumió el sinodal; en Chile se decidió integrar los procesos porque apuntan a lo mismo. 

Por su parte, Marcela Algace explicó que se establecieron dos ámbitos de discernimiento: relaciones interpersonales y estructuras más sinodales: “Invitamos a conformar los equipos en las diócesis y a desarrollar un trabajo y subsidios. La Asamblea Eclesial fue un relanzamiento, desadormecer el proceso de la pandemia e hizo posible la movilización”. Señaló que las diócesis están realizando su síntesis, con mucha diversidad de procesos entre cada una, y que se está intentando rescatar esa diversidad, que enriquece la realidad nacional y puede aportar a la Iglesia universal. “Estamos tomando un estado de la situación que las diócesis llevan. Elaboramos insumos. Llevamos 8 encuentros nacionales con equipos virtuales con sus respectivos subsidios. Tenemos equipo de metodología y animación”. 

El P. Renzo Ramelli Morales enfatizó que “el proceso de renovación se nos hace urgente y creemos que se hace en cada Iglesia particular, con distinto énfasis, y en la medida que se da la interacción de las Iglesias particulares vamos construyendo nuestras opciones como Iglesia chilena”. Aprovechó de agradecer al CELAM por la experiencia transmitida. 

El 15 de junio cada diócesis presentó su síntesis, y un equipo reunió esos insumos para llevarlos a una asamblea de obispos. 

Algunas impresiones del proceso diocesano chileno

Al revisar algunos de los informes que cada diócesis presentó, se perciben elementos comunes, tanto en relación al proceso vivido como a las conclusiones alcanzadas. “El sentir del pueblo se ha expresado en distintas asambleas y reuniones, de diferentes maneras”, “es esperanzados, pero sobre todo es un desafío este nuevo estilo de hacer Iglesia, que lo construiremos entre todos”, “el principal fruto es un llamado a la consciencia de formar parte de este caminar juntos, de unirnos como Iglesia, conocernos, ser más empáticos, apuntando a las relaciones interpersonales más evangélicas”, son algunas de las frases que se repiten al concluir esta etapa del trabajo. 

En Chillán –por poner un ejemplo dentro de los muchos relatos similares que existen– se considera que el proceso presinodal tuvo una amplia acogida e incluyó, entre otras actividades, la capacitación de animadores, la aplicación de instrumentos participativos, una consulta abierta en una eucaristía dominical, asambleas locales en parroquias y colegios, y una asamblea diocesana final que convocó a más de 350 participantes el 7 de mayo. Fruto de este proceso, se formularon 17 propuestas para la vida de nuestra Iglesia, propuestas que sirvieron de fundamento para expresar siete “llamados del Espíritu” que se incorporaron en la síntesis diocesana:

- Una Iglesia que quiere renovar sus estructuras y “desclericalizar” su funcionamiento

- Una Iglesia que, en su relación con el mundo, es desafiada por la acogida y la transparencia

- Una Iglesia que se pregunta por su relación con los jóvenes y que quiere salir a su encuentro.

- Una Iglesia que quiere renovar su catequesis

- Una Iglesia que, desde su fragilidad, quiere acompañar el mundo del dolor y la vulnerabilidad

- Una Iglesia que quiere integrar mejor el aporte y el protagonismo de la mujer

- Una Iglesia que acompaña a sus sacerdotes, para que sean pastores sencillos, al servicio de una Iglesia sinodal.

En paralelo, el Pbro. Ariel Valdez Opazo, vicario de pastoral de Temuco, manifestó que 

Esta ha sido una experiencia de búsqueda en conjunto de la voluntad de Dios para nuestra diócesis. Este Informe trae en sí una síntesis, bastante limitado porque solamente son 11 hojas que nos solicitaron de este proceso de renovación y sinodalidad, vivido en las distintas asambleas diocesanas de los últimos años, asambleas decanales, distintas fichas de trabajo, encuentros nacionales realizados como Equipo de la Vicaría Pastoral y también en el diálogo permanente sostenido con las comunidades, áreas pastorales y también distintas vicarías de nuestra Diócesis en el trabajo cotidiano.

“Nos quedamos con la tarea de seguir trabajando con la gran cantidad de información recibida, la que será de una inmensa riqueza para elaborar las orientaciones pastorales para los años venideros”, es una de las conclusiones que se expresan desde los equipos de coordinación y animación. Sin duda toda la vida que ha despertado este proceso necesita ser canalizada.

Mons. Galo Fernández lo expresó muy bien durante la entrega del documento:

Quiero agradecer a quienes han hecho este trabajo de consenso porque ha sido algo delicado, tratando de ser fieles, han ido tejiendo. Esto es como un concentrado para darle cuerpo a algo que se transforma como en coordenadas, que nos orientan en cómo continuar nuestro camino (…) es un esfuerzo intenso de ordenar las cosas, de sintetizarlas para que nos ayuden a caminar.

 

Fuentes principales: CELAM e Iglesia.cl

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