El Papa Francisco llegó a Lisboa el miércoles 5 de agosto y durante toda la semana se reunió con autoridades civiles nacionales y presidió varios eventos principales de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ), incluida la misa de clausura el domingo por la mañana ante cerca de 1,5 millones de personas.
También hizo una breve visita a Fátima el sábado, donde rezó el rosario con jóvenes enfermos y jóvenes en prisión. Sin embargo, no todo se desarrolló de acuerdo con el libreto, y es en las sorpresas donde se puede encontrar lo fundamental del encuentro de los jóvenes con el Papa.
1. Encuentro con víctimas de abuso
El miércoles 2 de agosto, primer día de su viaje a Portugal, el Papa Francisco se reunió con un grupo de víctimas de abuso sexual eclesial.
Su visita se produce pocos meses después de que Portugal publicara los resultados de un informe devastador realizado por una comisión independiente que investigó el abuso sexual clerical en la Iglesia católica portuguesa, que estimó que ha habido aproximadamente 5.000 víctimas desde 1950. Tras los escándalos, la Conferencia Episcopal Portuguesa (CEP) se disculpó y anunció su decisión de establecer un nuevo organismo independiente encargado de escuchar y acompañar a las víctimas, además de recopilar más informes.
El Papa Francisco aludió a los escándalos de abuso en su reunión con obispos y clérigos esa misma tarde, diciendo que los pastores a menudo pueden sentirse tentados a sentirse desanimados en medio de los muchos desafíos que enfrentan, incluido “el secularismo, la indiferencia a Dios y el creciente desapego de la práctica de la fe”. Añadiendo que los sentimientos de desaliento a menudo se ven agravados “por la decepción y la ira con que algunas personas ven a la Iglesia, a veces debido a nuestro pobre testimonio y los escándalos que han empañado su rostro”, diciendo que los escándalos “nos llaman a una purificación humilde y continua, comenzando con el grito angustiado de las víctimas, que siempre deben ser aceptadas y escuchadas”.
En la reunión, que tuvo lugar en la nunciatura del Vaticano, habrían participado 13 personas, incluyendo algunos representantes de la Iglesia que están llevando a cabo los esfuerzos de prevención y reparación.
2. Encuentro con jóvenes ucranianos
Después de celebrar la reunión no anunciada con víctimas de abuso clerical, el Papa Francisco sostuvo otro encuentro sorpresa el jueves, esta vez con jóvenes de Ucrania.
Según el Vaticano, el Papa se reunió con los jóvenes ucranianos antes de salir de la nunciatura del Vaticano en Lisboa para asistir al primer evento de su agenda oficial, una reunión con estudiantes de la Universidad Católica de Portugal. Según el Vaticano, estuvo acompañado por un sacerdote encargado del trabajo pastoral juvenil para la comunidad greco-católica ucraniana, la mayor de las iglesias orientales en comunión con Roma.
Aproximadamente 15 jóvenes de Ucrania participaron en la reunión junto con el Consultor para el Diálogo con las Organizaciones Religiosas del gobierno ucraniano, Denys Kolada.
Después de escuchar las “historias conmovedoras” que compartieron los jóvenes, Francisco ofreció algunas breves reflexiones, expresando “su cercanía dolorosa y orante”. La reunión, que duró aproximadamente 30 minutos, concluyó con la recitación de la oración del Padre Nuestro y con “un pensamiento dirigido hacia la Ucrania martirizada”.
Ese mismo día, además de su encuentro con jóvenes ucranianos, también celebró la misa con los familiares de una mujer francesa de 23 años que murió en un accidente automovilístico cuando se dirigía a la JMJ.
3. Discursos improvisados
Durante una visita a un centro caritativo en Lisboa el viernes por la mañana, el Papa pronunció el primer par de párrafos de su discurso preparado, pero luego lo dejó de lado, diciendo a la pequeña reunión que la iluminación le dificultaba la lectura y prometiendo que el texto se haría público.
Esto volvió a ocurrir el viernes por la noche, durante una ceremonia del Vía Crucis, pareciendo a veces mirar su texto, pero nunca leerlo.
El sábado por la mañana, durante su visita al santuario mariano en Fátima, después de rezar el rosario con jóvenes enfermos y prisioneros, el Papa volvió a pronunciar las primeras líneas de su discurso preparado, pero luego se desvió, ofreciendo a los asistentes una breve reflexión improvisada sobre la Virgen María.
Francisco también se saltó su oración preparada al final del rosario, pidiendo a los asistentes que se unieran a él para rezar el Ave María.
En sus comentarios improvisados en Fátima, Francisco reflexionó sobre María yendo “apresuradamente” a visitar a su prima Isabel después de descubrir que ambas estaban embarazadas, llamándola “Nuestra Señora de la Prisa” y diciendo que María también se apresura a estar cerca de cada persona.
“Ella acompaña la vida de Jesús, y no se esconde después de la resurrección”, dijo, diciendo que María acompaña a la Iglesia a medida que crece y siempre “señala a Jesús”.
“María en su vida no hace más que señalar a Jesús, hacer lo que él te dice, seguir a Jesús. Ella nos da la bienvenida y señala a Jesús, y lo hace a toda prisa”, dijo.
En su discurso en la vigilia del sábado, Francisco volvió a ignorar sus comentarios preparados para reflexionar sobre el tema de la JMJ: “María se levantó y partió sin demora” (Lc 1, 39), diciendo que fue rápido “porque ama”, e inmediatamente quiso ayudar cuando descubrió que su prima estaba embarazada.
El discurso lo dirigió a una multitud de jóvenes estimada por los organizadores en 1,5 millones, a quienes los invitó a no pasar la vida paralizada, sino que imitar a la Virgen María en “apresurarse” a compartir su alegría con los demás.
“María no duda; Ella toma la iniciativa y se dispone a ayudar a su prima. Sobre todo, se apresura a darle el regalo más precioso de todos, que es la alegría. María es misionera de la alegría. Es por eso que partió apresuradamente”, dijo el Papa, hablando a los jóvenes reunidos en el Parque Tajo de Lisboa.
Al preguntar a los jóvenes por qué María fue con tanta prisa después de escuchar el anuncio del ángel Gabriel, dijo que María dijo: “Porque la alegría es misionera, no es para mí, sino para dar a los demás”.
“Ahora miremos hacia atrás y pensemos en todo lo que hemos recibido, que ha preparado nuestros corazones para la alegría. Todos nosotros. Pensemos en las personas que han sido rayos de luz”, ya sean padres, abuelos, maestros, catequistas u otros, dijo.
“Con el amor de Jesús, podemos caminar en la esperanza”, dijo, instándolos nuevamente a recordar sus raíces, porque al recordarlas “podemos caminar hacia adelante sin miedo, ¡no tengan miedo!”
4. Corea del Sur será la próxima sede de la JMJ
En una señal de la influencia en rápida expansión que el catolicismo asiático está teniendo en la Iglesia mundial, el Papa Francisco anunció el domingo al cierre de la Jornada Mundial de la Juventud en Portugal que la próxima reunión de este tipo se llevará a cabo en Seúl, Corea del Sur.
La reunión de Seúl tendrá lugar en 2027, en cuatro años más en lugar de los típicos tres, ya que habrá un jubileo de menor escala para los jóvenes en Roma en 2025 como parte del Jubileo de la Esperanza de ese año.
El Papa Francisco visitó la capital de Corea del Sur en 2014, aplaudiendo la fuerte participación de los laicos en la Iglesia local y destacando a los muchos mártires del país. El catolicismo en la nación del este de Asia está creciendo rápidamente. De 1985 a 2005, el porcentaje de la población surcoreana que se identificó como católica se duplicó con creces, situándose hoy en poco más del 11%, según el censo de 2005, lo que significa más de cinco millones de personas.
Se cree que la dramática expansión del catolicismo en la segunda mitad del siglo XX está relacionada en parte con el papel de liderazgo desempeñado por los activistas católicos en el movimiento prodemocrático de Corea, especialmente el laico católico Kim Dae-jung, quien se desempeñó como presidente del país de 1998 a 2003 y que es conocido como el “Mandela asiático”.
Un aspecto significativo del catolicismo en Corea del Sur es que, a diferencia de muchos otros países, sus raíces no se encuentran en sacerdotes o misioneros extranjeros, sino en laicos que en el SXVIII llevaron textos cristianos desde China. El catolicismo creció constantemente en el país durante casi un siglo antes de que llegara cualquier clero, lo que resultó en una fuerte tradición de liderazgo laico.
El anuncio de la próxima sede lo hizo durante la misa de clausura, en cuya homilía ofreció tres verbos que, según dijo, ayudarían a los jóvenes a llevar su experiencia a casa y hacerla significativa a medida que se adaptan a sus rutinas: brillar, escuchar y no tener miedo.
Cerró su homilía diciendo a los jóvenes que repitieran las palabras “no tengan miedo” en voz alta tres veces.
5. “Soy una piedra en el zapato para más de uno”
Mientras el Papa estaba en la JMJ se publicó una entrevista que dio a la plataforma española Vida Nueva, cuya frase más reveladora y comentada ha sido cuando Francisco dijo con franqueza “Sé que soy una piedra en el zapato para más de uno... por lo que de alguna manera tienen que ahuyentar el dolor de la piedra”.
Aquí está la versión completa de la cita:
El problema político de América Latina es que hay veces que los países llegan al límite. El imperialismo es muy fuerte y América es víctima de imperios de todo tipo. Frente a ello, hay que apostar por una línea popular, no popularista, en la que el pueblo sea verdadero protagonista del destino. En cambio, el imperio anula al pueblo, le quita la independencia de su corazón. ¿Qué hicieron nuestros héroes americanos como Bolivar? Liberar a los pueblos. Pero, cuando vienen los imperios… y América Latina es víctima de los imperios. De cualquier imperio hablo mal, sea de la tendencia que sea. Por eso, sé que soy una piedra en el zapato para más de uno cuando denuncio estas situaciones, por lo que de alguna manera tienen que ahuyentar el dolor de la piedra.
Si bien es técnicamente cierto que Francisco no señaló ningún imperio específico en el pasaje, en el contexto de América Latina probablemente se refería al legado del colonialismo europeo y, más recientemente, a la hegemonía política de los Estados Unidos. Esa impresión se ve confirmada por el hecho de que en el párrafo siguiente, el Papa centra su crítica del imperialismo en Europa.
Una de las reflexiones con la que insisto a los líderes de la Unión Europea cuando Bruselas quiere imponerse ante los demás países es la siguiente: “Por favor, manténgase libres”. Los padres de Europa querían una unión en la que cada país preservara su cultura, su arte, su estilo de vida… unidos, pero en la diversidad. En cambio, a veces se quiere reducir la UE a una unidad de estilo que no está bien. Es una tentación muy seria. Unirse desde lo común es una gran oportunidad para crear desarrollo en los países que pertenecen a ella.
El ejemplo más claro de su posición actual es con respecto a Ucrania.
La posición común en todos los estados miembros de la OTAN está centrada en qué tanto sus intereses nacionales están comprometidos en esta guerra, dando por sentada la superioridad moral de la democracia secular occidental. Es esa suposición la que el Papa Francisco, con su escepticismo innato sobre los imperios de todo tipo, está desafiando.
Visto desde el hemisferio sur, por ejemplo, hay un profundo escepticismo sobre las sanciones actuales que se imponen a Rusia, ya que el sistema bancario y financiero global difícilmente reaccionó de la misma manera cuando Estados Unidos invadió unilateralmente Irak. A la vez se critica el aumento del nacionalismo populista antiinmigrante en Europa y Estados Unidos, o la falta de apoyo a la causa palestina, lo que ha alimentado gran parte del radicalismo islámico. Francisco ha rechazado constantemente estas categorías definidas desde occidente.
Durante la entrevista el Papa también dijo que no siente que sea el momento propicio para un Concilio Vaticano III, en parte porque “el Vaticano II aún no se ha implementado”, y condenó los movimientos ideológicos en la Iglesia que “se disfrazan de un aire restauracionista, con mucha mística aparente, pero también mucha corrupción”.
Francisco reconoció que sus esfuerzos de reforma hasta la fecha en la Iglesia han revelado “cierta impotencia”, en el sentido de que solo se puede ir “sobre el límite” y admitió que “todavía no me he atrevido a poner fin a la cultura de una corte [real] en la Curia”.
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