Para la primera semana de julio estaba programada la Visita Apostólica de Francisco a África, la que se vio obligado a aplazar por petición de los médicos. No obstante, el Secretario de Estado del Vaticano, Pietro Parolin, visitó Kinshasa y Juba como muestra de la solidaridad del Pontífice con las queridas poblaciones africanas a las que no pudo visitar en persona. El viaje de Parolin tuvo lugar entre el 1 y el 8 de julio.
En tanto, el Santo Padre envió un video mensaje a la población de la República Democrática del Congo y de Sudán del Sur. En él manifestó su pesar por haber tenido que posponer la visita y animó al pueblo africano frente a todo el sufrimiento que han vivido en su historia:
Pienso en la República Democrática del Congo, en la explotación, la violencia y la inseguridad que sufre, sobre todo en el este del país, donde continúan los enfrentamientos armados que provocan innumerables y dramáticos sufrimientos, agravados por la indiferencia y la complacencia de tantos. Y pienso en Sudán del Sur, en el grito de paz de su pueblo que, agotado por la violencia y la pobreza, espera hechos concretos del proceso de reconciliación nacional, al que quiero contribuir no solo, sino caminando ecuménicamente junto a dos queridos hermanos: el Arzobispo de Canterbury y el Moderador de la Asamblea General de la Iglesia de Escocia.
agregando que:
“las lágrimas que derramáis en la tierra y las oraciones que eleváis al cielo no son en vano. El consuelo de Dios llegará, porque Él tiene ‘planes de paz y no de desgracia` (Jer 29,11).”
El 1 de julio partió Parolín a su viaje apostólico: “Es un viaje importante, me siento verdaderamente honrado de poder ir tanto a la República Democrática del Congo como a Sudán del Sur y llevar el afecto del Papa a esas poblaciones, junto con la seguridad de que en cuanto las condiciones lo permitan, sobre todo desde el punto de vista de la salud, él mismo hará este viaje”.
El Cardenal Secretario de Estado se reunió el 2 de julio con el presidente de la República Democrática del Congo, Tshisekedi. Por la mañana, se reunió con representantes de la Monusco, la misión de la ONU activa sobre todo en el Norte de Kivu, escenario de violencia y las masacres. El Cardenal hizo un llamamiento para proteger a la población y acoger a los refugiados. El saludo a los fieles y a los Obispos de la Cenco. A su vez se reunió con el Primer Ministro congoleño en Kinshasa y junto a otros ministros de Estado para suscribir pactos que definen el estatuto jurídico de la Iglesia en los ámbitos de la salud, las finanzas, la atención pastoral y el compromiso social.
El 3 de julio el Secretario de Estado celebró la misa en la explanada del Parlamento de Kinshasa, acto central del viaje a la República Democrática del Congo. Unas 100.000 personas estuvieron presentes para recibir al cardenal con cantos y bailes. El cardenal hizo un llamamiento a trabajar por la estabilidad del país: "Dios nos llama a mirar el futuro unidos, superando toda división étnica y de grupo de pertenencia". Por la tarde, en la Nunciatura, el Cardenal se reunió con las Congregaciones religiosas locales y sus asistidos: niños, ancianos, jóvenes, discapacitados o abandonados por sus familias acusados de brujería: "Son un ejemplo de amor que se multiplica". A todos el Secretario de Estado les llevó la caricia del Papa: "Le pediré que rece por ustedes".
El día 5 de julio el cardenal Parolin aterrizó en Juba. En el aeropuerto, en presencia del nuncio y del consejero mayor del gobierno, se respiraba un ambiente festivo entre religiosas y mujeres de diferentes tribus que gritaban, bailaban y cantaban. Por la tarde se reunió en el Palacio Presidencial por casi media hora de coloquios en memoria del retiro en el Vaticano en 2019 con el Papa: "Sin paz, no hay desarrollo". Inmediatamente después, el Cardenal se reunió con el primer vicepresidente Riek Machar, reafirmando la voluntad de aplicar el proceso de paz en el país.
El día 6 el cardenal pasó el día en el campo de desplazados de Bentiu, a las afueras de la ciudad del mismo nombre, en el Estado de Unity, al norte del país, donde viven las personas desplazadas por la guerra civil del 2013, que estalló sólo dos años después de que el joven Sudán del Sur obtuviera la independencia que duró hasta el 2020. "Estamos en la periferia de las periferias", dice el cardenal Parolin, y denunció las condiciones de vida de quienes "no tienen ni siquiera lo mínimo para sobrevivir. Sin la ayuda internacional de la ONU no habría esperanza".
Allí celebró la misa donde se concentraron más de 140.000 personas, en su mayoría niños. El encuentro con los representantes de la Unmiss y con los miembros de la gobernación local, pero sobre todo el abrazo con la gente que reservó una acogida indescriptible al Secretario de Estado quien les pidió: "Recen para que el Papa venga entre ustedes".
En Juba, el 7 de julio, el cardenal celebró una Misa en el parque del mausoleo de John Garang en la capital de Sudán del Sur. Unas 15.000 personas estuvieron presentes, con el presidente Salva Kiir en primera fila. La invitación a "desarmar el mal y desactivar la violencia": "Si quieres la paz, no puedes conseguirla con la guerra". Por la mañana, se reunió con el Consejo de Iglesias y con parlamentarios de la Asamblea Nacional.
A su vez se celebró una reunión entre el secretario de Estado y el clero de Juba en la parroquia de San José. Parolin recibió allí el testimonio de un niño de casi dos años que, debido a una enfermedad degenerativa, pronto podría quedarse ciego, a menos que sea operado de urgencia en Jartum.
Por la tarde tuvo lugar la ceremonia con el cardenal Pietro Parolin que, ante las autoridades civiles y religiosas, bendijo la primera piedra del nuevo edificio para la representación papal: "Un regalo que consolida las relaciones recíprocas", se trata de la construcción de una nueva Nunciatura Apostólica.
En tanto el día 3 de julio tuvo lugar la celebración de la misa de parte del Papa con la comunidad romana congoleña, día en que la habría celebrado en Kinshasa.
Fuente: Vatican News