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- Antonio Millán-Puelles
Sólo cabe una superación del positivismo jurídico en la medida en que los juristas –y los no juristas: todos– cobremos cada vez más conciencia de que hay que replantearse la cuestión sobre qué es el hombre, cuál es su naturaleza permanente. Lograr una situación jurídica y una cultura donde el hombre se afirme, porque ancla en las exigencias más profundas de su propia naturaleza, es uno de los objetivos para que Europa y el mundo se rehumanicen y se recristianicen.