Silvia Mostaccio (Editora)
Libros del Entrevero, UAH/Ediciones
Universidad Alberto Hurtado
Santiago, 2024.
236 págs.
La crisis de los abusos que ha golpeado a la Iglesia católica suscita respuestas en los más amplios registros. A más de los procesos jurídicos, la constitución de comisiones y la reforma de protocolos y normas, han surgido iniciativas de investigación que incluyen y mezclan diversos espectros disciplinarios. El presente volumen recoge las reflexiones de ocho profesores que han explorado colectivamente la historiografía del abuso al amparo de la Universidad Católica de Lovaina. Se trata de una obra coral en la que se abordan, con metodologías y perspectivas variadas, distintos fenómenos concomitantes al uso y el abuso del poder de la Iglesia europea de la modernidad.
El trabajo de edición de estos textos en lengua castellana es, en sí mismo, una cualidad destacada de la obra. Se trata de una empresa liderada por la Universidad Alberto Hurtado, pero que contó con el apoyo de la Provincia chilena de la Compañía de Jesús, el Arzobispado de Santiago, la Provincia Mercedaria de Chile, la Congregación de los Hermanos Maristas y el Instituto Secular Padres de Schoenstatt. Este signo de colaboración –que contrasta con la dispersión imperante en otros campos– parece indicar proféticamente que la reparación eclesial de los abusos crece mejor en un entorno sinodal; uno en el que vale más sumar esfuerzos que competir.
El libro se abre con un prólogo de Carlos Álvarez SJ, quien fue el promotor de la edición. Destaca la necesidad de “hacer la historia” de las víctimas y sobrevivientes con una perspectiva de long durée, y de emprender esta labor con respeto, coraje y esperanza. El objetivo no sería otro que la reconstrucción de los complejos contextos que hicieron posible una cultura del abuso, cuestión que solo se puede lograr con una mirada sistémica.
A continuación nos encontramos con la introducción de Silvia Mostaccio, quien presenta un esfuerzo preliminar de síntesis sobre la historiografía del abuso eclesial en la modernidad. La autora da especial importancia al diseño disciplinario del sacramento del orden en el Concilio de Trento. A su entender, los desarrollos de la contrarreforma sentaron las bases para una catequesis que sobreacentuó la alteridad ontológica del clero respecto de los fieles y la exacerbación de la obediencia al sacerdote como representante de Dios. Ilustra su reflexión con relatos que hacen brotar la voz de las víctimas y recurre a representaciones iconográficas que manifiestan la traducción de la doctrina en una cultura religiosa del silencio y la vergüenza.
Los capítulos representan una especie de mosaico de temas, dimensiones, metodologías y teorías para estudiar el abuso eclesiástico a lo largo de la modernidad. Quizás por el encuadre romano característico de la Iglesia católica, que la ha llevado a estructurar su funcionamiento sobre las bases del derecho, prácticamente la totalidad de los capítulos presenta una acentuada articulación en el Derecho Canónico. Una buena excepción es el artículo de Lavenia, que más bien estudia el abuso clerical en la literatura francesa, mediterránea y en el cine de la actualidad. Sin embargo, esta clara orientación canonista se combina bien con acentos particulares referidos, entre otros, al matrimonio (Alfieri), las relaciones entre poder, oficio y género (Choudhury), la discusión académica (Gay) o la fundación de una comunidad religiosa (Dell’Era). En todos los casos brilla el recurso a las fuentes, con la notable coincidencia de que siempre se les da la palabra con especial delicadeza a las víctimas.
Cada acento va configurando su correspondiente metodología; unas apuntan al análisis de los conceptos, otras a las narrativas de los personajes e instituciones, y entre todas nos van pintando un paisaje de la religiosidad moderna y sus propensiones al abuso. En este sentido se resalta a lo largo del texto la agencia de ciertas categorías dogmáticas y catequéticas, y el poder del silencio, elementos que conspiran para invisibilizar el abuso.
La totalidad de los artículos del libro hace referencia a situaciones y contextos europeos. El sesgo es natural, y más bien corresponde al carácter nativo de las investigaciones, referidas a eventos locales del Viejo Continente y organizadas por un pensamiento también vernáculo. La lectura atenta y crítica del texto invita a preguntarse en qué medida y bajo qué registros las hipótesis y conclusiones se pudieran traducir a la realidad latinoamericana. Carlos Álvarez, en su prólogo, deja botando la pregunta por la contradicción entre una Iglesia chilena que defendió los derechos humanos durante la dictadura y que a los pocos años pareció perder toda su profecía en este otro ámbito. Estas inquietudes y otras, situadas en el cruce de este libro con la realidad poscolonial, motivan el surgimiento de una reflexión historiográfica e interdisciplinaria orientada a abordar los fenómenos del abuso eclesial a este lado del mundo. Un esfuerzo en ese sentido representan algunas de las ponencias del I Coloquio Internacional de Reparación (UAH-UCLouvain), las que aparecerán en forma de libro dentro de poco.
Enrique José Grez López