A raíz de la publicación de la exhortación el 4 de octubre del 2023, la Dirección de pastoral y cultura cristiana y Revista Humanitas organizaron este miércoles 10 un coloquio que contó con la presencia del rector Ignacio Sánchez, el vice gran canciller Tomás Scherz y las exposiciones del académico de la Facultad de Teología Román Guridi, de la académica del Instituto de Éticas Aplicadas Alejandra Marinovic, y de Rafael Vicuña, director del Centro UC de Cambio Global. En la sala del honorable consejo superior en casa central se llevó a cabo un nutrido diálogo moderados por Eliana Rozas, académica de la Facultad de Comunicaciones, entre los panelistas y asistentes, público compuesto por académicos y personalidades afines al tema, tanto de la UC como de distintas casas de estudio.
Palabras del Rector de la Pontificia Universidad Católica de Chile, señor Ignacio Sánchez
El pasado 4 de octubre el Papa Francisco volvió a poner urgencia al tema de la crisis climática con su exhortación Laudate Deum. En ella aborda en breves seis capítulos temas que en su mayoría ya habían sido planteados por sus encíclicas Laudato si’ y Fratelli tutti, pero que en esta ocasión son tratados con especial urgencia.
Algunos de los ejes de su mensaje son el paradigma tecnócratico, ese “modo de entender la vida y la acción humana que se ha desviado y que contradice la realidad hasta dañarla” (LS n. 101), al cual le atribuye el proceso de degradación del ambiente; también trata la debilidad de la política internacional a la hora de abordar los desafíos climáticos, donde hace hincapié en la necesidad de un multilateralismo que aplique el principio de subsidiariedad en la relación mundial y local. Se refiere concretamente a las conferencias sobre el clima y a sus anhelos para la COP 28, conferencia que tuvo lugar entre el 30 de noviembre y el 12 de diciembre de 2023 en Dubái. De ella esperaba que surgieran “formas vinculantes de transición energética que tengan tres características: que sean eficientes, que sean obligatorias y que se puedan monitorear fácilmente” (LD n. 59). A la luz de la fe su mensaje de urgencia hace referencia a un mundo que “canta un Amor infinito” (LD n. 65), y donde el ser humano solo puede ser comprendido en comunión con las demás criaturas. Especialmente conmovedora es su última frase de la exhortación, donde señala: “Alaben a Dios es el nombre de esta carta. Porque un ser humano que pretende ocupar el lugar de Dios se convierte en el peor peligro para sí mismo” (LD n. 73).
Hoy, la Dirección de Pastoral y Cultura Cristiana junto con la Revista Humanitas han invitado a distintos académicos y personas afines que desde diversas disciplinas aportan a la reflexión e investigación sobre el clima y el medio ambiente –gracias especiales al académico Claudio Rolle por plantear la urgencia de presentar esta exhortación–. Como señala la Constitución Apostólica Ex corde ecclesiae, la Universidad Católica está llamada siempre a orientar sus esfuerzos a “estudiar en profundidad las raíces y las causas de los graves problemas de nuestro tiempo, prestando especial atención a sus dimensiones éticas y religiosas” (ECE n. 32), y esta es precisamente la invitación que nos convoca.
La Universidad ha tomado un fuerte compromiso para avanzar hacia la sustentabilidad, que se suma a los grandes esfuerzos que las Facultades y Centros realizan desde larga data. Quisiera destacar muy brevemente y felicitar a quienes son los responsables de este crecimiento y desarrollo: la Dirección de Sustentabilidad creada el año 2011; la incorporación de la “Sustentabilidad y Ecología Integral” en el Plan de Formación General durante el año 2019; la creación del Instituto para el Desarrollo Sustentable durante el 2022; el compromiso de volver a la Universidad carbononeutral al 2038; la creación del Minor y Major en Desarrollo Sustentable el año 2020; y por supuesto el Plan de Desarrollo 2020-2025 en donde definimos una cultura de sustentabilidad de manera transversal en los diferentes ejes y la importante cantidad de proyectos e iniciativas implementadas desde las diferentes Facultades y Centros de la Universidad.
Como señalamos en nuestro Reporte de Sustentabilidad, nuestra forma de comprender la sustentabilidad consiste en “una construcción colectiva mediante la cual la humanidad aspira a la posibilidad de que el ser humano y otras formas de vida florezcan en la tierra para siempre”*. Esta aspiración debe generar un nuevo diálogo, entre los distintos saberes, sobre el modo como estamos co-construyendo el futuro del planeta, el cual debe permitir vivir bien en un lugar; entendiendo esto como un habitar de forma armónica y con alta calidad de vida en la naturaleza.
Quisiera terminar estas palabras citando un extracto del discurso que el Papa Francisco envió a la COP28: “¡Escojamos la vida, elijamos el futuro! ¡Escuchemos el gemido de la tierra, oigamos el clamor de los pobres, demos oídos a las esperanzas de los jóvenes y a los sueños de los niños! Tenemos una gran responsabilidad: velar porque no se les niegue el futuro”. Y concluye: “con la ayuda de Dios, salgamos de la noche de la guerra y de la devastación ambiental para transformar el futuro común en un amanecer luminoso”.
Creo que “salir de la noche de la guerra” es algo extremadamente vigente hoy día en el mundo y que entre todos podemos buscar este futuro luminoso que probablemente se nos acerque una vez que tengamos incorporada esta Exhortación Apostólica.
Muchas gracias.
“Francisco plantea que la superación del paradigma tecnocrático requiere reflexionar sobre el ser humano y el sentido de nuestras acciones, es decir, requiere la reflexión ética”, Alejandra Marinovic.
Palabras del Vice Gran Canciller de la UC, P. Tomás Scherz
Hace casi 10 años en una inédita Carta Encíclica sobre el medioambiente, Laudato si’, el Papa Francisco llamaba la atención sobre el cuidado de la casa común, aquella “madre bella que nos acoge entre sus brazos […] clama por el daño que le provocamos a causa del uso irresponsable y del abuso de los bienes que Dios ha puesto en ella” (LS nn. 1 y 2).
El grito profético de Francisco nos exhortaba a asumir desde una comprensión cristiana los efectos del monopolio de esta cultura tecnocrática, el uso permisivo y equívoco de la tierra prescindiendo del cuidado original contenido en una genuina comprensión del mandato divino. Lo hemos escuchado decir “la humanidad del período postindustrial quizá sea recordada como una de las más irresponsables de la historia” (LS n. 165). Lo que da cuenta ahora del “principio de responsabilidad”, en las palabras de Hans Jonas, de una manera mucho más acuciante.
Aprovechando la última celebración del santo de Asís, el Papa que asumió su nombre publicó esta nueva exhortación apostólica que profundiza en la crisis climática, actualizando y completando lo planteado en Laudato si’. En sus inicios se deja ver un tono apremiante que no da lugar a cuestionar la gravedad de los datos y realidades que enumera –parece hasta un poco agresiva la primera parte con su manera de exhortarnos tan vehemente– y agrega que la revolución cultural, que se nombraba ya en Laudato si’, es también la revolución de un paradigma tecnocrático que se retroalimenta voluptuosamente.
Recordarán que hace pocas semanas escuchábamos en nuestra propia casa de estudios al pensador francés Éric Sadin que a propósito de la inteligencia artificial hablaba de este gran vuelco contemporáneo, sobre el que no sabemos si derivará en una nueva relación positiva y abierta con la techne deconstruyendo al pasar numerosas oposiciones ancestrales, o será testimonio de otra dinámica de sujeción más discreta o más perversa.
Es evidente que el avance del mundo tecnológico no es intimidante por sí mismo. El problema es el motivo de los fines, tal como en su momento Max Horkheimer –a propósito de su crítica a la razón instrumental– nos advertía acerca de las motivaciones dominantes en nuestros constructos culturales.
No debemos olvidar que la Iglesia integra el problema medioambiental dentro de su enseñanza social y su preocupación por el destino del ser humano. El Papa Juan Pablo II había acuñado el concepto de ecología integral, y desde esa perspectiva el Papa Francisco reitera “no hay dos crisis separadas, una ambiental y otra social, sino una sola y compleja crisis socioambiental” (LS n. 139). De esta forma, la degradación ambiental debe abordarse desde una perspectiva múltiple y compleja, que no olvida su relación con la degradación humana y social, de la que vuelva a insistirse en esta carta.
Como Universidad Católica hemos querido asumir esta urgencia genuinamente evangélica, sin descontar las iniciativas que han derivado en una Dirección y finalmente en un Instituto de Desarrollo Sustentable. Aprovecho también de saludar la iniciativa del Instituto de Éticas Aplicadas, que va a ayudar mucho. Solo por mencionar algunos ejemplos, al cumplirse tres meses de la publicación de Laudato si’ el rector de la Universidad, Ignacio Sánchez y el entonces director de la revista Humanitas, Jaime Antúnez, convocaron a un coloquio en torno a la encíclica, cuyas reflexiones fueron luego integradas en un cuaderno especial publicado por la misma revista. El año 2020, en medio de la pandemia, la Dirección de Pastoral y Cultura Cristiana de la universidad, en conjunto con la Fundación Voces Católicas, convocaron a líderes católicos de distintos sectores a dialogar sobre los grandes desafíos del país, en un proyecto titulado “Nuestra Mesa”, allí una mesa de reflexión estuvo dedicada al medio ambiente, y muchos de los aquí presentes pudieron formar parte de ella. El año 2021 la revista de divulgación científica de la Pastoral dedicó un número completo a la reflexión sobre la cultura del descarte, donde desde una mirada interdisciplinaria, más de diez académicos de la universidad abordaron la crisis ecológica desde una perspectiva cristiana. Finalmente, el último número de la revista Humanitas hizo eco de Laudate Deum y publicó una sección especial sobre la Exhortación del Papa, integrando la mirada de seis académicos.
Este encuentro, que agradezco sinceramente, se enmarca en ese mismo camino, pues creemos que no existe un lugar más propicio que la universidad, una universidad católica, para volver a la reflexión que, aun estando en una genuina urgencia de la caridad, como lo diría San Pablo, necesitamos sin embargo entenderla con serenidad, en todas sus dimensiones multicausales, pensando cuestiones como el desarrollo justo, la tecnología, la vida austera, en nuestra búsqueda antropológica y espiritual.
Muchas gracias.
“Un tercer desafío es construir narrativas de esperanza y que muestren la importancia de la incidencia personal. El texto dice en su n. 69, de manera realista, que las grandes soluciones vienen de la política nacional e internacional, pero eso no obsta a reconocer que la solución cultural frente al tema es un desafío que significa también reformar los estilos de vida”, Román Guridi.
Sobre los expositores
Román Guridi es Doctor en Teología y desde el año 2017 trabaja en la Facultad de Teología desarrollando, a través de su docencia e investigación, las temáticas de la ecoteología, antropología teológica, y el rol de las religiones ante la crisis climática. Abordó su análisis desde los desafíos antropológicos.
Alejandra Marinovic es Doctora en Economía y docente del Instituto de Éticas Aplicadas de la UC. Sus áreas de especialidad son la ética de los negocios, además de la ética del desarrollo y de las políticas públicas, y en esta ocasión abordó el tema en discusión a partir del paradigma tecnocrático.
Sebastián Vicuña es Doctor en Ingeniería Ambiental, docente del Departamento de Ingeniería Hidráulica y Ambiental de la Facultad de Ingeniería y director del Centro de Cambio Global UC. Su exposición se centró en los desafíos científicos y técnicos.
Para profundizar en estos y otros planteamientos, invitamos a visitar la sección especial dedicada a Laudate Deum en Humanitas n°105, disponible en www.humanitas.cl.
* Ehrenfeld, John; Sustainability by design: A subversive strategy for transforming our consumer culture. New Haven, Yale University Press, 2008.