A raíz de la publicación de la exhortación Laudate Deum, el 10 de enero se llevó a cabo un encuentro que contó con la presencia del rector Ignacio Sánchez, el entonces Vice Gran Canciller Tomás Scherz y las exposiciones del académico de la Facultad de Teología Román Guridi, de la académica del Instituto de Éticas Aplicadas Alejandra Marinovic, y de Rafael Vicuña, director del Centro UC de Cambio Global. Los desafíos antropológicos y científicos frente a la crisis climática, y la incidencia del paradigma tecnocrático, fueron algunos de los temas planteados.

Foto de portada: Tras el coloquio, foto oficial: Nicolás García, P. Tomás Scherz, Rosa María Lazo, Alejandra Marinovic, rector Ignacio Sánchez, Sebastián Vicuña, Román Guridi, Eliana Rozas, Eduardo Valenzuela y Cristina Fernández. ©Karina Fuenzalida

Humanitas 2024, CVI, págs. 140 - 145

A pesar de ser mediados de enero, la convocatoria del entonces Vice Gran Canciller a la conversación en torno a Laudate Deum fue un éxito, como bien lo manifestaron la sala llena y la necesidad de alargar el tiempo destinado originalmente al encuentro. El rector Ignacio Sánchez agradeció la iniciativa del profesor Claudio Rolle, quien junto con la Dirección de Pastoral y Cultura Cristiana y la Revista Humanitas, colaboran a través de esta instancia a cumplir el llamado que la Constitución Apostólica Ex corde Ecclesiae hace a las universidades católicas: “estudiar en profundidad las raíces y las causas de los graves problemas de nuestro tiempo, prestando especial atención a sus dimensiones éticas y religiosas”.[1]

Además, aprovechó de hacer un recuento de los compromisos que la Universidad ha adquirido para avanzar hacia la sustentabilidad, que se suman a los grandes esfuerzos que las Facultades y Centros realizan desde larga data:

Quisiera destacar muy brevemente y felicitar a quienes son los responsables de este crecimiento y desarrollo: la Dirección de Sustentabilidad creada el año 2011; la incorporación de la “Sustentabilidad y Ecología Integral” en el Plan de Formación General durante el año 2019; la creación del Instituto para el Desarrollo Sustentable durante el 2022; el compromiso de volver a la Universidad carbononeutral al 2038; la creación del Minor y Major en Desarrollo Sustentable el año 2020; y por supuesto el Plan de Desarrollo 2020-2025, en donde definimos una cultura de sustentabilidad de manera transversal en los diferentes ejes y la importante cantidad de proyectos e iniciativas implementadas desde las diferentes Facultades y Centros de la Universidad.

El rector cerró su intervención citando un extracto del discurso que el Papa Francisco envió a la COP28: “¡Escojamos la vida, elijamos el futuro! ¡Escuchemos el gemido de la tierra, oigamos el clamor de los pobres, demos oídos a las esperanzas de los jóvenes y a los sueños de los niños! Tenemos una gran responsabilidad: velar por que no se les niegue el futuro”.

Y que concluye: “con la ayuda de Dios, salgamos de la noche de la guerra y de la devastación ambiental para transformar el futuro común en un amanecer luminoso”.

Por su parte, el P. Tomás Scherz hizo ver que fue hace casi diez años que el Papa Francisco llamaba la atención sobre el cuidado de la casa común en una inédita carta encíclica sobre el medio ambiente, Laudato si’: “madre bella que nos acoge entre sus brazos […] clama por el daño que le provocamos a causa del uso irresponsable y del abuso de los bienes que Dios ha puesto en ella”.[2]

“¡Escojamos la vida, elijamos el futuro! ¡Escuchemos el gemido de la tierra, oigamos el clamor de los pobres, demos oídos a las esperanzas de los jóvenes y a los sueños de los niños! Tenemos una gran responsabilidad: velar por que no se les niegue el futuro”, Papa Francisco a COP28.

El grito profético de Francisco exhortaba a asumir desde una comprensión cristiana los efectos del monopolio de esta cultura tecnocrática, el uso permisivo y equívoco de la tierra prescindiendo del cuidado original contenido en una genuina comprensión del mandato divino.

Recordó que hace pocas semanas dio una conferencia en la UC el pensador francés Éric Sadin, que a propósito de la inteligencia artif icial hablaba de un “gran vuelco contemporáneo”, “sobre el que no sabemos si derivará en una nueva relación positiva y abierta con la techne deconstruyendo al pasar numerosas oposiciones ancestrales, o será testimonio de otra dinámica de sujeción más discreta o más perversa”, recalcó el presbítero.

Pidió recordar que la Iglesia integra el problema medioambiental dentro de su enseñanza social y su preocupación por el destino del ser humano y que ya el Papa Juan Pablo II había acuñado el concepto de “ecología integral”. Desde esa perspectiva, el Papa Francisco reitera “no hay dos crisis separadas, una ambiental y otra social, sino una sola y compleja crisis socioambiental”[3].

Para terminar, señaló que:

Este encuentro, que agradezco sinceramente, se enmarca en ese mismo camino, pues creemos que no existe un lugar más propicio que la universidad, una universidad católica, para volver a la reflexión que, aun estando en una genuina urgencia de la caridad, como lo diría san Pablo, necesitamos, sin embargo, entenderla con serenidad, en todas sus dimensiones multicausales, pensando cuestiones como el desarrollo justo, la tecnología, la vida austera, en nuestra búsqueda antropológica y espiritual.

Desafíos antropológicos y científicos, y el paradigma tecnocrático

En sus palabras de apertura del panel, la moderadora Eliana Rozas subrayó la vehemencia de esta exhortación apostólica “que hace ver la urgencia hacia el tema al que nos enfrentamos”. Tras enumerar los varios aspectos que aborda el documento, la académica de la Facultad de Comunicaciones hizo énfasis en el “cambio de paradigma en la reflexión ética” al que invita el Papa: “requiere de una reflexión ética enfocada hacia el futuro y no centrada en el presente (…) preocupada no solo de nuestras relaciones con los seres humanos, sino también con los seres no humanos y con la naturaleza como un todo”.

Luego, presentó a Román Guridi, doctor en Teología, quien desde hace años hace clases en la Facultad de Teología UC desarrollando, a través de su docencia e investigación, las temáticas de la ecoteología, antropología teológica, y el rol de las religiones ante la crisis climática. Uno de los desafíos que planteó fue que, a pesar de que existe una larga serie de documentos que tratan el tema ecológico –emanados desde distintas instancias de la Iglesia tanto centrales como nacionales–, “la percepción de esta problemática no ha sido ni es homogénea en los grupos religiosos, y por eso este texto es tan fuerte en señalar que todavía al interior de la Iglesia Católica existe mucha resistencia a movilizarse decididamente hacia formas de vida más sustentables o asumir la crisis socioambiental como algo propio al seguimiento de Jesucristo”. En ese sentido, señaló que existe el desafío de realzar la dimensión ética y espiritual de la crisis climática, y el rol que puede jugar este modo de aproximación, “dado que las profesiones religiosas proveen asociatividad y los grupos se pueden articular hacia formas de vida no sustentables y luego incidir institucionalmente de manera política, cultural y social”. Otro desafío es “construir narrativas de esperanza que muestren la importancia de la incidencia personal. El texto dice en su número 69, de manera realista, que las grandes soluciones vienen de la política nacional e internacional, pero eso no obsta a reconocer que la solución cultural frente al tema es un desafío que significa también reformar los estilos de vida”. Román Guridi acabó su intervención refiriéndose al número 67 de la Exhortación, que se explaya sobre el “antropocentrismo situado”, reconociendo que el ser humano, que ostenta una centralidad definitiva, depende igualmente de muchos otros seres no humanos para su existencia.

“Un tercer desafío es construir narrativas de esperanza y que muestren la importancia de la incidencia personal. El texto dice en su n. 69, de manera realista, que las grandes soluciones vienen de la política nacional e internacional, pero eso no obsta a reconocer que la solución cultural frente al tema es un desafío que significa también reformar los estilos de vida”, Román Guridi.

A continuación Alejandra Marinovic, doctora en Economía y docente del Instituto de Éticas Aplicadas de la UC –sus áreas de especialidad son la ética de los negocios, además de la ética del desarrollo y de las políticas públicas–, abordó el tema en discusión a partir del paradigma tecnocrático y la relevancia de la fraternidad como pilar del cambio cultural y estructural que sería necesario para el desarrollo humano. Ya en 1967 Pablo VI había señalado que “el desarrollo es el nuevo nombre de la paz”[4]. Esta encíclica es un punto de inflexión en el Magisterio de la Iglesia sobre el desarrollo industrial: “en efecto, Benedicto XVI en la encíclica Caritas in veritate, manifiesta su convicción de que Populorum progressio es la Rerum novarum de la época contemporánea”. Laudato sí’, luego, expande la aproximación al desarrollo planteando que “si nos acercamos a la naturaleza y al ambiente sin esta apertura al estupor y a la maravilla, si ya no hablamos el lenguaje de la fraternidad y de la belleza en nuestra relación con el mundo, nuestras actitudes serán las del dominador, del consumidor o del mero explotador de recursos, incapaz de poner un límite a sus intereses inmediatos”[5]. La académica explicó cómo este paradigma finalmente determina las relaciones de poder, y señaló que el Papa plantea que para superarlo es fundamental “reflexionar sobre el ser humano y el sentido de nuestras acciones, es decir, requiere la reflexión ética”. Pablo VI decía en Populorum progressio que la razón del subdesarrollo es la falta de fraternidad entre los hombres y entre los pueblos, una relación –fraternidad y desarrollo– que ha sido reiterada en documentos posteriores. Citó por ejemplo a Francisco en Lumen fidei: “Las manos de la fe se alzan al cielo, pero a la vez edifican, en la caridad, una ciudad construida sobre relaciones, que tienen como fundamento el amor de Dios”[6]. Sin embargo, apunta, no bastan las personas fraternas si las instituciones no promueven la fraternidad. “Las instituciones que derivan del paradigma tecnocrático son políticamente excluyentes por naturaleza y socavan la democracia”; es necesario trabajar por la valorización de la fraternidad.

“Francisco plantea que la superación del paradigma tecnocrático requiere reflexionar sobre el ser humano y el sentido de nuestras acciones, es decir, requiere la reflexión ética”, Alejandra Marinovic.

Para cerrar el panel, Sebastián Vicuña, doctor en Ingeniería Ambiental, docente del Departamento de Ingeniería Hidráulica y Ambiental de la Facultad de Ingeniería y director del Centro de Cambio Global UC, centró su exposición en los desafíos científicos y técnicos que impone el cambio climático. La ciencia ha podido relacionar eventos individuales y darles una lectura en un contexto global, ayuda a entender la magnitud del problema analizando datos y proyectando. Está establecida y bastante consolidada; aun así, “no somos capaces de proyectar cómo el planeta se va a comportar hacia el futuro en términos de nuestras propias acciones”:

Se ha avanzado en identificar los principales riesgos asociados al fenómeno, teniendo siempre en mente la idea de que todo está conectado, y que la aproximación interdisciplinaria es clave para abordar este desafío. En este sentido, es evidente el incorporar las Ciencias Naturales en estos análisis de las Ciencias Sociales, que cobran un rol importante para proyectar los riesgos de los distintos grupos humanos, su capacidad de adaptarse o prepararse.

Sin embargo, señala el profesor, el mayor desafío está por el lado de la acción que pueda evitar que el problema siga creciendo. Se necesita un trabajo de mitigación y de adaptación:

las soluciones técnicas están realmente todas a la mano, sabemos perfectamente cómo desarrollar nuestras actividades sin necesidad de combustible fósiles, sabemos cómo capturar carbono en el sistema natural agrícola de nuestros bosques… y por lo tanto es un desafío de implementación donde uno de los grandes temas, que lo trata también la Exhortación, es cómo de alguna manera relacionar los costos de hoy con los costos de mañana, cómo relacionar el impacto de lo que tenemos que ejecutar hoy día con lo que van a tener que enfrentar las futuras generaciones, y por lo tanto esta perspectiva intergeneracional aparece como un elemento clave.

“No somos capaces de proyectar cómo el planeta se va a comportar hacia el futuro en términos de nuestras propias acciones”, Sebastián Vicuña.

El último punto que abordó fue el tema de la coordinación a nivel internacional y de las acciones personales para la implementación de las soluciones. Se requiere un reconocimiento del problema desde una dimensión ética y de grandes cambios culturales para que las decisiones sean suficientemente rápidas.


Notas

[1] Juan Pablo II; Constitución apostólica Ex corde Ecclesiae sobre las universidades católicas. 1990, n. 32.
[2] Francisco; Carta encíclica Laudato si’ sobre el cuidado de la casa común. 2015, nn. 1 y 2.
[3] Ibid.; n. 139.
[4] Pablo VI; Carta encíclica Populorum progressio sobre la necesidad de promover el desarrollo de los pueblos. 1967, n. 66.
[5] Op. cit. Laudato sí’, n. 11.
[6] Francisco; Carta encíclica Lumen fidei sobre la fe. 2013, n. 51.

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