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- Francisco Petrillo
¿Cómo responder, en realidad, a esas hondas angustias del hombre respecto a su identidad y destino? ¿Dónde encontrar huellas de humanidad verdadera que despierten el asombro que el orante del salmo 8 expresaba ante la pregunta por el hombre? Una de las respuestas más concretas y a la que la Iglesia mira con especial atención hasta considerarle un “don precioso y necesario”, “parte de su vida y elemento decisivo de su servicio al hombre”, es la Vida Consagrada.