Comienza marzo y Philipp Ozores, secretario general de la Fundación Pontificia Ayuda a la Iglesia que Sufre, lleva doce días en gira por Latinoamérica visitando las oficinas de México, Colombia, Brasil y Chile. Su cabeza, sin embargo, está en Europa y en el sufrimiento del pueblo ucraniano en estos días tan difíciles. En conversación con Humanitas nos cuenta acerca del panorama general de la persecución religiosa en el mundo y sobre la labor de la institución.

El pasado 20 de marzo se promulgó una nueva Constitución Apostólica sobre la Curia Romana y su servicio a la Iglesia y al mundo, Praedicate evangelium. El texto se desarrolla en un total de 250 artículos, donde cada uno de ellos se entrelaza en un cuerpo coherente de normativas con el único fin de que la Curia Romana esté cada vez más al servicio de la Iglesia en el anuncio del Evangelio. 

Tomando como base Evangelii gaudium y Fratelli tutti, el autor hace un recorrido por el pensamiento del Papa Francisco centrándose en los conceptos de local y universal, los que se insertarían en un marco más complejo de cuatro principios: el tiempo es superior al espacio, la unidad prevalece sobre el conflicto, la realidad es más importante que la idea y el todo es superior a la parte. Estos corresponderían a una llamada ecuménica que hace el Santo Padre para regenerar la vida política, económica, social y cultural, y que lo sitúan como un pensador de la globalización.

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Con poco más de 22 millones de habitantes, Burkina Faso es un país de África occidental que se encuentra entre las naciones con peor calidad de vida del mundo. La tragedia del sábado recién pasado se suma a la seguidilla de atentados –frecuentes e invisibilizados– de las últimas décadas.
El Aula Magna de la Casa Central UC acogió el panel “Dignitas Infinita” , donde académicos y líderes discutieron el valor de la dignidad humana según el documento publicado en abril de 2024 por el Dicasterio para la Doctrina de la Fe.
¿Puede haber algo más contradictorio que la muerte de un niño? En lo más recóndito del campo chileno nos encontramos con una inveterada tradición que celebra aquel funesto acontecimiento. Sí, lo celebra. Esto se debe a que la sabiduría popular, esculpida durante siglos por la fe cristiana, descubre en aquel pequeño difunto el tránsito de un ángel que con su existir bendice a la comunidad que lo despide. El autor indaga en la expresión literaria más propia de esta tradición, los versos por angelito.
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