La vida de nuestros misioneros estuvo marcada por los más grandes sacrificios, en medio de una naturaleza hostil y una población generalmente indócil a la recepción de la fe. Fallecidos en plena juventud, víctimas de la tisis o por falta de las más elementales medicinas de cualquier otra enfermedad. Sólo el testimonio de Cristo, su único objetivo, explica este esfuerzo de siglos, de pequeños y muy poco consoladores éxitos humanos, aunque grandes desde el punto de vista trascendente.

“Quítate las sandalias, pues el lugar que pisas es santo” (Ex 3,5). Hay hombres cuya vida posee algo de ese carácter sagrado. Quiebran la seguridad cotidiana en que se desenvuelve nuestra vida. Modifican el valor de las cosas y despiertan en nosotros la intuición de lo único que, en definitiva, es importante”. (Romano Guardini).

Los problemas de la relación Iglesia-Estado desde el siglo XIX sólo se entienden a partir de la aguda crisis provocada por la irrupción del Estado moderno que, asociado intrínsecamente a un monismo político-jurídico de matriz ilustrada, produjo una enorme tensión en la organización eclesiástica, acostumbrada a tener un lugar propio dentro del régimen monárquico que suponía más bien una estructura jurídicamente plural.

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El cardenal Giovanni Battista Re, Decano del Colegio Cardenalicio, presidió la misa exequial por el difunto Santo Padre el sábado 26 de abril en la Plaza de San Pedro, destacando su cercanía al pueblo y su legado de misericordia. “Recorrió el camino del servicio hasta el último día de su vida”.
Poder reflexionar sobre las inquietudes que ocupan a la Iglesia y a sus pontífices es una vocación fundacional de la revista Humanitas , la que ha acompañado a lo largo de su historia a tres Papas. Acompañar a Francisco fue una tarea especial debido a la relevancia que fue adquiriendo la fuerza e identidad católica del continente latinoamericano. Compartimos a continuación algunos escritos que profundizaron, a lo largo de estos doce años, en diferentes aspectos de su pontificado.
Durante doce años Francisco fue el pastor de la Iglesia, un Papa argentino que llevó hasta el Vaticano lo mejor de la Iglesia de Latinoamérica: su sencillez, su espiritualidad, su actitud en permanente salida y su opción por estar junto a los últimos. Un Papa con voz firme y fuerte, pero que supo comunicar con ternura y sin enfrentamientos, humilde y franco, lleno de gestos y de sorpresas, que se fue haciendo anciano, pero que condujo la barca de Pedro con la fuerza de quien se deja mover por el Espíritu Santo.
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