El estudio de la obra póstuma del padre Hurtado obliga a reinterpretar su legado y a observarlo como la obra de un pensador; ello por cierto, una vez liberada esta categoría de la semántica que reduce el pensar a la sola construcción de teorías o sistemas conceptuales. Convengamos, entonces, en que si bien Moral Social no es la obra de un teólogo de la academia, ni de un experto en ciencias sociales, sí es la obra de un estudioso de la moral social. 

La espiritualidad del Padre Alberto Hurtado es un camino para llegar a una plena comunión de amor con Dios a través de la colaboración con Jesucristo en su misión redentora. El Padre Hurtado quiere ir con Jesús por los caminos del mundo, instaurando el Reino y haciendo el bien a todos, especialmente a los pobres.

Naturalmente el llamado a la conversión, elemento sustancial de la evangelización, no termina en el desenmascaramiento del pecado, sino que tiene necesariamente que desembocar en la nueva vida en Cristo, de modo que por la gracia de Dios, sea que vivamos, sea que muramos, todo nuestro ser sea para el Señor.

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El cardenal Giovanni Battista Re, Decano del Colegio Cardenalicio, presidió la misa exequial por el difunto Santo Padre el sábado 26 de abril en la Plaza de San Pedro, destacando su cercanía al pueblo y su legado de misericordia. “Recorrió el camino del servicio hasta el último día de su vida”.
Poder reflexionar sobre las inquietudes que ocupan a la Iglesia y a sus pontífices es una vocación fundacional de la revista Humanitas , la que ha acompañado a lo largo de su historia a tres Papas. Acompañar a Francisco fue una tarea especial debido a la relevancia que fue adquiriendo la fuerza e identidad católica del continente latinoamericano. Compartimos a continuación algunos escritos que profundizaron, a lo largo de estos doce años, en diferentes aspectos de su pontificado.
Durante doce años Francisco fue el pastor de la Iglesia, un Papa argentino que llevó hasta el Vaticano lo mejor de la Iglesia de Latinoamérica: su sencillez, su espiritualidad, su actitud en permanente salida y su opción por estar junto a los últimos. Un Papa con voz firme y fuerte, pero que supo comunicar con ternura y sin enfrentamientos, humilde y franco, lleno de gestos y de sorpresas, que se fue haciendo anciano, pero que condujo la barca de Pedro con la fuerza de quien se deja mover por el Espíritu Santo.
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